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Opinión



domingo, 19 de enero de 2014

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 131

Tiempos de trabajo

Aguas arriba
Esta semana estuve leyendo un artículo que demuestra lo complejo de un sistema económico entrampado a la hora de querer invertir los pocos o muchos excedentes que pueda tener un grupo familiar o empresarial.

La verdad es que el artículo fue bastante desalentador y hasta sin escapatoria probable. Hablaba un poco sobre la imposibilidad de mantener ahorros en el exterior –por un sistema de control cambiario bastante riguroso-, lo poco rentable de ahorrar localmente –por la distorsión que hay entre la mejor tasa de interés y la inflación anual-, lo diminuto del mercado de valores –donde son muy pocas empresas, y además con alta incertidumbre-, lo riesgoso de invertir en activos no monetarios, tales como vehículos –escasos- y/o soluciones habitacionales –extremadamente costosas- y lo cuesta arriba y burocrático que es constituir un negocio formal.
Aguas en el medio

Ahora bien, ya es bastante difícil tener excedentes, ahora súmele el hecho de que si logra tenerlos, tendrá una cantidad de dinero que ira deteriorándose con el tiempo, o una serie de activos a los cuales tendrá que tener vigilancia perenne.
En honor a la verdad, un sistema con estas características es bastante complejo hasta para el más fanático y muy intrincado para el más optimista.

Esto lo he llevado hasta este punto solo en el plano familiar o personal. Ahora llévelo al plano empresarial. Esta discusión no se lleva mucho, pero si se ha dado con entidades jurídicas que ante lo técnicamente imposible de repatriar beneficios, optan por hacer otros negocios que en muchos casos los exponen a procesos financieros, contables y tributarios más complejos, con el único fin de tratar de mantener en lo posible el valor real del dinero, y perder lo menos posible.
No se puede alcanzar el mejor de los  resultados, pero al menos se tratan de hacer las mayores gestiones para tomar una que otra idea inteligente en un sistema que se resiste a la teoría y afianza prácticamente todo al olfato de los que dinero en mano deben tomar decisiones, que en líneas generales puede ser definido como mera improvisación.

Aguas abajo
Del otro lado de la moneda tenemos a las empresas que no cuentan con flujo de caja para continuar y que ven en la desaparición la mejor escapatoria. Yo no lo veo así, aquí debe imperar un poco el juicio y tratar de achicar el negocio en lo posible, pero no liquidarlo por completo. Como muchos saben, iniciar un negocio desde cero es bastante complicado y costoso, por lo que la opción del downsizing es probablemente la mejor forma de ser más agiles, menos costosos y más prácticos a la hora de tomar decisiones.

No es para nada extraño el hecho de que muchos negocios se hayan desmaterializados y ahora sean “.com”.  Esta pudiese ser una forma inteligente de hacer buenos negocios, disminuyendo los costos a la mínima expresión a la espera de mejores tiempos.
Con un negocio en marcha, podrá seguir manteniéndose en el mercado, podrá seguir optando a financiamiento y reforzará esa imagen de que su negocio sigue estando en pie hasta con el peor temporal. Mucha seguridad jurídica, alta protección a las inversiones, beneficios fiscales, despenalización del control de cambios, simplificación de los procesos administrativos, eliminación de tributos parafiscales y flexibilización de ciertas normas pudiesen ser algunas de las soluciones para desentrampar lo entrampado. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

Foto: Nueva Esparta - Venezuela 

 

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