Emprendimiento/Gerencia/Tributos/Finanzas/Tecnología/Social/Educación

Opinión



domingo, 21 de septiembre de 2014

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 166

Ética empresarial 

Aguas arriba 

Hace muchos años la formación moral y ciudadana era fundamental para la educación de las nuevas generaciones. Era una materia en la cual complementábamos la instrucción que se recibía en casa en cuanto a valores familiares y la ética. Esto pretendía producir una generación de personas deseosas de convivir de forma armónica en una nación que denominábamos como país en “proceso de desarrollo”.

Esto me vino vívidamente a la memoria, luego de leer una publicación sobre este tema en un importante estudio empresarial, donde se hacía especial énfasis al asunto, exaltando su obvia necesidad en una sociedad cada vez más simplista e incluso autodestructiva.

Una persona que tenga una sólida formación al respecto será seguramente un emprendedor con intención de impulsar entidades donde se promueva la ética dentro de sus colaboradores, donde cada persona se sienta parte de un todo, en el cual se valore hacer las cosas de la mejor forma posible y se cumpla con todas las leyes escritas o no del entorno donde se desenvuelva. Lo que en los deportes llamarían el “juego limpio” y que genera el entorno de convivencia apropiado que todos necesitamos para poder dedicar tiempo a otras cosas de igual o mayor valor humano y económico.

Aguas en el medio 

Esto se pudiese traducir en benéficos socioeconómicos, eliminación de prácticas abusivas para con los colaboradores y una altísima dosis de responsabilidad social empresarial que por supuesto redunda en mayores costos y gastos, pero que también pueden revertirse en una imagen muy sólida en el mercado. Ese ejemplo lo tenemos todos muy claro en nuestro país y es algo que constantemente nos hace reflexionar al respecto. No todo puedo ser una historia de terror, por lo que se requiere ver alrededor y entender.

Llegar a esto no es fácil, por el contrario, es verdaderamente difícil. Lo cierto es que todo viene desde la semilla del pequeño y se convierte en ese empresario honesto una vez adquiridas todas las competencias técnicas que vienen a ser el complemento perfecto junto con los aspectos éticos más profundos. Un talentoso sin ética puede ser tan perjudicial, como lo puede ser un hombre ético, pero sin una pizca de ingenio (salvando las dimensiones del daño que cada uno puede hacer por acción u omisión desde su trinchera).

Es por ello que lo que hace falta es que realmente se entienda que debe atacarse la raíz y no la consecuencia. Hacer lo contrario, inevitablemente generara efectos adversos.

Aguas abajo 

El meollo del asunto de ética empresarial se puede trabajar en muchos aspectos; sin embargo, está el hecho de que en los tiempos en que estamos, la burocracia es tal que es prácticamente imposible coexistir con trámites sin ver menguada la integridad, dado que para muchos procedimientos se requiere más que paciencia y buenas intenciones. Siendo así, desde un lado podemos cubrir nuestro riesgo ético, pero en el día a día en nuestra interacción empresarial se vuelve improbable.

Por ejemplo, tramitar solvencias o registros requieren de información que en la mayoría de las veces proviene del mismo estado, lo que se traduce en más tiempo y en la llegada azarosa de los gestores, que en muchos casos utilizan métodos poco ortodoxos, que de forma -in- directa  nos pone en contra de esos valores y principios a los que hice referencia al principio.


Una persona formada desde el hogar con valores y con educación desde la academia, que además tiene conciencia de sus actos para con colaboradores y entorno, se encuentra con que mantener su récord en cero actos negativos se vuelve en solo un sueño y por supuesto eso mancilla nuestra forma de actuar e idiosincrasia. Lo peor es que tatúa una marca indeleble que pasa sin freno entre las generaciones, convirtiéndonos en unos holgazanes de oficio y sin retorno aparente. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

1 comentario:

  1. Los grandes capos de la maffia siempre argumentaron que practicar la fe católica y la atención a la familia eran primerísimos ejemplos de la "ética" de sus negocios. El Papa los puso en su lugar al negar que esos atributos pudieran resultar atenuantes de su sucio negocio.

    ResponderEliminar