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Opinión



domingo, 12 de julio de 2015

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 208

Turismo para exportar

Aguas arriba 


En ciertas circunstancias (y como producto de exportación), el turismo debe ser sinónimo de altísimos niveles de confort e incluso de lujo. Dichas características deben darse desde el mismo momento en que la persona o grupo toman la decisión de seleccionar el destino. Claro, esto debe tener como excepción los mismos criterios creados para efectos de diseñar el turismo extremo, ecológico o económico, donde las personas están conscientes de lo que recibirán. Un pueblo con un entendimiento claro de las bondades del turismo se siente agradecido por la naturaleza con lo que cuenta y además acepta que el emprendimiento productivo desarrollado por empresarios genera prosperidad y no lo ven como meros “capitalistas” con deseos de descuartizarlos como  reses.

No obstante a ello, aun cuando puede que no haya alto nivel de lujo, debe haber comodidad y sobre todo salubridad, lo que de alguna manera nos permite disfrutar de un ambiente organizado y funcional. Sin duda alguna, allí no nos sentiremos agasajados, pero si agradecidos por el trato y el mantenimiento. El detalle de la salubridad también pasa por un asunto de salubridad, educación y entendimiento. Un poco de sentido común también juega un papel importante.

Se pudiese concluir que el turismo de cada país es el reflejo del camino que se ha tomado en lo económico y en lo político (e incluso en lo social como forma de vida). Cuando vemos que no existe atención de calidad, sincera y honesta por parte de los agentes turísticos; cuando vemos que la limpieza y mantenimiento de las áreas no es prioridad para éstos y cuando el comercio está deprimido con negocios cerrados o a medio camino, es sencillamente el fiel reflejo de lo que el resto del país padece. Es una especie de marca de fábrica que se lleva de forma indeleble y que solo se revierte con educación para las masas.

Aguas en el medio 

Lamentablemente no hay mucho que recomendar, dado que desafortunadamente comparativamente la oferta es sustancialmente inferior en calidad, cuando volteamos la mirada a nuestros vecinos menos favorecidos pero con una política homogénea y sería para poder ofrecer calidad a todo nivel y nacionalidad. Debería ser lo opuesto, pero hacerlo por puro nacionalismo solo genera el riesgo de mayores problemas para con amigos y conocidos.

Basta conversar con algunos profesionales del turismo, y observar que lamentablemente se dedican (por necesidad) a vender paquetes turísticos mediocres, huyendo así de la esencia de la profesión que seleccionaron para servirles de sustento, donde tienen una mira que apunta al otro extremo.  La verdad da tristeza, porque se nota que no tienen claro el camino.

Peor aún, cuando se discrimina a locales por el simple de hecho de no contar con los recursos de personas extranjeras o cuando a esos mismos extranjeros se les trata de timar para generar así mayores beneficios de forma grosera.

Hay formas de hacer negocio de forma especulativa. Si eso se junta con un gobierno nefasto, pues no hay mucho más que decir en favor de los que intervienen.

Aguas abajo 

Todo esto es una sumatoria brutal que elimina la legitimidad que se tenía como tierra de gracia y buen trato y nos convertimos en la zona franca para extranjeros que ven nuestra frontera como negocio y no como lugar de esparcimiento, relax y disfrute.

Todo luce como una sinfonía de destrucción masiva, donde se juntan playas sin mantenimiento de calidad, trato descortés de los lugareños, tiendas cerradas o con precios imposibles producto de la economía que vivimos, inseguridad, oferta de traslados vía mar o tierra de pésima calidad, viviendas populares en zonas hoteleras y turísticas y en general todo un desastre masivo que lo que invita es a sentir un altísimo de nivel de desgano y tristeza por lo propio.

Pareciese que la profesión turística tiene un speach fundamental y siempre nace con un "bien cuidado", “te lo lavo" o "te lo traigo" y por ningún lado se ve el deseo de realzar tantas fortalezas que viéndolas de lejos pareciesen infinitas, pero que al ser puestas en manos de mediocres de profesión, se convierten en crónicas de una muerte anunciada sin fecha de caducidad.

Con motivo de época vacacional de este lado del patio, es buen momento para que se ejecuten  mejores prácticas en materia turística, donde el norte sea convertimos en una verdadera opción y no en un saco de oportunistas sedientos del dinero fácil. Lamentablemente es una generación que ya viene cabalgando en ese modus vivendi desde ya hace casi dos décadas.


Aquí no hay mucho que inventar, solo basta con visitar islas vecinas y países de América toda para poder ver que es muy sencillo hacer grandes cosas. Para ello se necesita un Estado inteligente, un colectivo culto y una economía robusta y muchos hechos y menos palabras. Lamentablemente hay ausencia de todas las anteriores. Esperemos que se permita a empresarios serios y honestos, poder explotar las oportunidades de negocio tangibles e infinitas que hasta un infante pudiese notar. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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