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Opinión



domingo, 18 de octubre de 2015

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 222

Salario mínimo

Aguas arriba


El salario mínimo a partir del 1 de noviembre será de Bs9.648,16, lo que constituye un nuevo incremento que se da en el presente año; obviamente esto tiene varias lecturas dignas de análisis y discusión desde distintos puntos de vista y con impactos del mismo tenor. La principal lectura es que se demuestra la existencia de una fuerte afectación del poder adquisitivo de la población, lo que hace que en términos prácticos sea extremadamente complicado poder cubrir con las obligaciones básicas de una familia. De acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis para los trabajadores (CENDA), la canasta básica de agosto se ubica en aproximadamente Bs34.647,52, lo que se traduce que un grupo familiar deben haber tres o más personas laborando, bajo el este esquema, para poder cubrir con lo elemental.

Esto hace que definitivamente el esfuerzo familiar sea muy grande para vivir en la justa medida, haciendo que competitivamente estemos en una situación bastante comprometida comparativamente con otras latitudes (incluso muy cercanos) donde las familias pueden tener un sustento medianamente justo solo con salario mínimo. Cuando damos un paseo podemos darnos cuenta con sencillez que el asunto no es fácil para la gran mayoría de la población, que ha tenido que migrar otro tipo de actividades no formales para poder paliar el tema.

En múltiples análisis se ha detallado que nuestro salario mínimo está bastante rezagado, lo que no solo afecta a los más desposeídos, sino a toda la estructura organizacional, dado que es muy difícil prever una remuneración que permita vivir dignamente. Pareciese que los montos se nos van de las manos cuando sumamos alimentación, educación, vivienda, ropa/calzado y recreación. Insisto en que esto no lo afecta a los más desposeídos, dado que la clase media profesional también ha sentido el temporal de manera muy fuerte, cambiándose drásticamente los hábitos de consumo.

Aguas en el medio

Por otro lado, tenemos al empresariado activo y de trayectoria (que no es el mismo que vive de oportunidades). Este ya se ve afectado por una terrible alza en la materia prima y productos terminados por los grandes desajustes en materia cambiaria que empujan a la escasez, lo que ha dado preferencia a la importación antes que a la producción local y con ello la desindustrialización del país, que hasta hace poco defendía el hecho en Venezuela, por medio de una industria que sin ser brillante, lograba cosas.

Sumado a eso, se cuenta con una carga tributaria bastante alta, dispersa y compleja y una normativa laboral que incentiva la holgazanería a escalas importantes, dándole un protagonismo muy fuerte a sindicatos y entes independientes que no atienden a la dinámica de los negocios, dado que la agenda va alineada a satisfacer lo particular.  Los efectos post empleo generan tantas distorsiones que no considerarlas puede ser muy perjudicial.

Esto, sin duda alguna ha generado innumerables trabas y alcabalas que dificultan a hacer negocios, dado que es muy difícil poder predecir efectos a través de presupuestos y estimaciones y sumergen a las compañías de trayectoria en una completa incertidumbre jurídica y económica, que de una u otra forma complica aún más el panorama. Probablemente, para una empresa grande el ajuste sea solo cuestión de números, pero para un emprendimiento pequeño genera la necesidad inmediata de ajustar tarifas, precios y condiciones para poder permitir que el proyecto siga siendo viable financieramente.

Aguas abajo

La seguridad jurídica y económica se crea con confianza de que el panorama con el que se arranca un ejercicio, debe ser más o menos el mismo al cerrar el mismo, permitiendo así que los presupuestos y cálculos se mantengan con el tiempo, previendo incluso imponderables de una manera sistémica. De no ser así, se termina viviendo en un constante ajuste y reajuste de variables, que al final del día generan descontrol y una suerte de pensamiento de que nuestros negocios van al ritmo que el viento nos imponga.

Bajo esquemas de esta naturaleza, el emprender se vuelve más riesgoso, dado que por más positivo que sea el proyecto, la manera como se recuperará la inversión se vuelve una gran interrogante, considerando que lo que ocurre no es normal y los precedentes de otros países y tiempos indican que el desenlace no será agradable.


Es difícil discutir el tema. Para el trabajador, su remuneración es pieza clave de su vivir, mientras que para el empresario, este elemento permite medir si el negocio es o no autosustentable y por sobre todo rentable. Si el empresario falla en esa misión, el trabajador se verá afectado por perder su fuente de empleo, lo que en ningún contexto es agradable para nadie, dado que el afán de cada uno es hacer su trabajo. El objetivo debe ser proveer de condiciones para que las empresas produzcan más y los trabajadores puedan tener mayores oportunidades. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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