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Opinión



domingo, 25 de octubre de 2015

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 223

Simplificación en quiebra

Aguas arriba


Cuando socialmente se da una quiebra moral, donde la población no visualiza con claridad el bien y el mal y por ende se hace prácticamente imposible poder efectuar procesos jurídicos de manera lineal, sin saltos en su ejecución y con transparencia, pareciese que se está muy cerca de tocar fondo. Es el tipo de situación, donde siempre la forma incorrecta de hacer las cosas, es la manera normal de hacerlas, lo que vuelve que sistemáticamente todo luzca desafortunadamente normal.

Este elemento es altamente evaluado por inversionistas extranjeros, donde se trata de medir la eficiencia de los procesos para el registro y mantenimiento de entidades jurídicas, considerando que la tenencia o no de un documento  o inscripción puede ser determinante para ejecutar actividades neurálgicas para los negocios a emprender. Para el caso local, la Ley de Simplificación de Trámites Administrativos debería ser la garante de que los procesos se den de la forma más expedita y eficiente posible, más cuando la tecnología nos acompaña de forma permanente.

El elemento de la simplificación es altamente valorado tanto en el sentido jurídico, como en el sentido social, considerando que al invertir en un país se interactúa con el Estado como un todo y con toda la población activa laboralmente que será la encargada de llevar a cabo las tareas, por lo que a mayor celeridad, mejores resultados en procesos que pudiesen no ser fundamentales operativamente, pero si claves para llevar a cabo la labor.

Aguas en el medio

De acuerdo al Artículo 4 de la Ley previamente mencionada “la simplificación de los trámites administrativos tiene por finalidad racionalizar y optimizar las tramitaciones que realizan las personas ante la Administración Pública, a los fines de mejorar su eficacia, eficiencia, pertinencia, utilidad, para así lograr una mayor celeridad y funcionalidad en las mismas, reducir los gastos operativos, obtener ahorros presupuestarios, cubrir insuficiencias de carácter fiscal y mejorar las relaciones de la Administración Pública con las personas.” Como se desprende de allí, es todo un grito de necesidad que los particulares lanzan al aire, direccionados a tener una razón sana con el Estado.

Esta es una normativa que artículo a artículo es altamente valiosa para los que interactuamos diariamente con entes públicos, dado que nos podría dar una claridad y capacidad de reacción tal, que se alcanzaría disminuir considerablemente los tiempos que invertimos en ir ante cualquiera de los niveles de la Administración Tributaria, registros y notarías, así como cualquier institución que de una u otra forma sea parte del Estado.

Las Compañías deben invertir importantes recursos en poder constituir y mantener departamentos enteros dedicados a actividades no operativas, que bajo condiciones normales pudiesen prescindirse en gran medida. En lo tributario, un sistema es más sólido, en la medida de que su afectación sea menor para los contribuyentes. Esto parte del hecho de que los negocios deben dedicarse a su objeto y el Estado a sus labores encomendadas democráticamente por los electores.

Aguas abajo

En función a esto, la quiebra moral a la que se hace referencia en el primer párrafo pudiese ser advertida, dado que el foco más grande de corrupción se da cuando existen múltiples trámites y burocracia. En la medida de que esto se vaya sistematizando y simplificando, no hará falta que los particulares hagan uso de gestores que compliquen los sistemas en beneficio propio y no generando valor.

No es una locura pensar que colectivamente los particulares sueñan con procesos largos y difíciles, dado que rápidamente vemos que se traducen en oportunidades de negocio para el sector informal de la economía, que normalmente ve esto como fuentes rápidas y rentables de obtener recursos, sin tener las complicaciones de pagar impuestos y contar con registros y licencias especiales, que los formales si deben gestionar. Sin duda alguna, esto se convierte en lo mejor de todos los mundos, dado que producen dinero prácticamente en la clandestinidad.


Es poco justo culpar a este eslabón en su totalidad, considerando que gran parte de  las condiciones las pone el dueño de casa, que en este caso está un poco más arriba en la cadena y es el que tiene la posibilidad clara de simplificar los procesos, mientras elimina la burocracia y mueve a ese contingente de personas informales al lado correcto de la Ley y con ello posibilita todo lo que se obtiene cuando se incentiva al emprendimiento formal efectivo, productivo y de largo plazo. Es una tarea pendiente, pero la normativa está allí. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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