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Opinión



domingo, 10 de abril de 2016

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 247

Confidencialidad de la información

Aguas arriba


En estos momentos el mundo está convulsionado por una de las filtraciones de información más grandes de las últimas décadas y de ello queda muchísimo por reflexionar puertas adentro y afuera. Sin el objetivo de hace un juicio de valor de las personas, países  y entidades involucradas, es preciso considerar ciertos aspectos que en este momento logran generarme mucho  interés y preocupación.

Primeramente debo destacar que  el hecho de que una jurisdicción sea considerada de baja imposición fiscal o que alguna entidad o persona desee invertir en una no es un delito en sí. Ciertamente, la opacidad en la información hace que los países industrializados presionen para que exista libre flujo de información, sobre todo con el objetivo de evitar que en dichas jurisdicciones se puedan ocultar enriquecimientos provenientes de actos ilegales, lo que sin duda alguna afecta de distintas formas a muchos sectores; no obstante a ello, si algún grupo que realice actividades licitas de manera comprobada desea hacer transacciones en jurisdicciones de este tipo, no estaría haciendo nada ilegal. 

Al respecto, la normativa tributaria venezolana establece procedimientos tendientes a informar a la Administración Tributaria sobre dichas transacciones y establece la aplicación de los mecanismos de precios de transferencia a fin de evitar la renuncia inadvertida de la potestad tributaria local, con lo cual se cierra el ciclo. La OCDE ha generado suficiente información de estudio al respecto.

Aguas en el medio

Ahora bien, si es un  problema cuando los recursos manejados y las transacciones realizadas perjudican a los habitables del país, por el uso de figuras tendientes a desviar parte del erario, obtener divisas de forma ilegal y además de eso evadir flagrantemente tributos. Lamentablemente, en la actualidad el monopolio de las divisas es manejado por el Estado, por lo que es relativamente sencillo saber hacia dónde mirar cuando solo un puñado de funcionarios han tenido el poder para determinar el destino de fondos públicos en moneda extranjera, que terminan siendo llevados a jurisdicciones donde el secreto bancario y la baja imposición son los principales eslóganes publicitarios.

Más allá de esto y de cara a la profesión tenemos un gravísimo problema que constantemente veo en redes sociales, conversaciones amistosas y otras tertulias de similar naturaleza relacionadas con la confidencialidad de la información que manejamos de nuestros clientes y relacionados. Pareciese que ese problema nadie lo ve, aun cuando evidentemente es una de las más grandes fallas que sobresalen a nivel mundial, donde la información se filtra advertida o inadvertidamente de forma constante. 

Incluso, cosas tan sencillas como informar en que cliente estamos o que estamos haciendo en ellos a través de aplicaciones web, hace que me dé una fuerte preocupación de la manera cómo podrían estar manejando información tan sensible. Definitivamente no es información de dominio público, no es información de redes sociales y no son datos de interés para absolutamente nadie que no esté involucrado con el cliente, partiendo del hecho cierto (más allá de este problema puntual) de que nuestros clientes confían en que seremos cuidadosos con todo lo que nos suministren (así no exista una cláusula que lo indique, que ya en sí mismo es una falla terrible).

Aguas abajo

De esta experiencia, todos los socios de firmas y bufetes debemos comprender que hay que ser selectivos con nuestros clientes/servicios y por sobre todo, claros y exigentes con los equipos de trabajo que colaboran con nosotros, para que éstos entiendan que lo que hacemos día a día tiene un valor incalculable para la entidades que depositan su confianza profesional en la reputación que hemos acumulado en el tiempo  y parafraseando un tanto a uno de mis socios diría que hay muy pocas excepciones a ese mandato y están asociadas única y exclusivamente a situaciones de índole estrictamente legal.


La confidencial es un requerimiento de ética que todo profesional debe tener y ello debe respetarse en todo momento por el bien de la profesión, de los mercados y de la generación de más oportunidades para nuestros colaboradores. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogsport.com/

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