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Opinión



domingo, 17 de abril de 2016

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 248

Competitividad en tiempos de crisis

Aguas arriba


Las respuestas para poder iniciar nuevos proyectos y afianzar los que están en curso las encontramos en la planificación, sistematización y seguimiento de las transacciones, líneas de negocio y objetivos generales y específicos que nos vamos trazando o que se van escribiendo a medida que vamos aplicando técnicas de diseño, las cuales nos muestran de forma clara las vías que debemos abandonar e ilumina los caminos razonables (que por razonables no son sencillos) a transitar. Está claro que una de las cosas más importantes está en ser competitivos en mercados complejos. El caso venezolano es en extremo extraño, dado que en ocasiones pudiésemos decir que hay centenares de nichos abiertamente disponibles, pero que luego de ser analizados brevemente, podemos constatar la razón por la cual lucen así. En este caso, el principal actor que impide que la planificación no funcione es el Estado y sus protocolos.

Es una mezcla entre oportunidades y trabas que van juntándose simultáneamente y que pareciese que no son fáciles de resolver. A primera vista debemos entender que el país necesita divisas, por lo que lo obvio es que deberían ser identificar los productos o servicios que requieren poca o nada materia prima extranjera y que con condiciones medianamente claras pudiesen ser exportables, pero luego nos conseguimos con niveles de burocracia difíciles de entender y total descuido por parte del Estado y la banca para poder dar el empuje mínimo necesario a proyectos en curso o emprendimientos programados de forma técnica que puedan haber llegado a una idea autosustentable en sectores no tradicionales.

Aguas en el medio

Ejemplos como el anterior abundan y los vemos en la agricultura, ganadería, turismo, recursos naturales de minerales ferrosos y no ferrosos y con cuanta cosa nos topamos en el camino. Lo único que no cuenta con trabas es el comercio informal, la corrupción y la “viveza” en general, labores (por llamarlas de una forma) que no tienen limitaciones para ser ejecutadas con total discreción, que además se realizan de forma muy dinámica, dejando réditos bastante altos y que además son libres de impuesto.

Lamentablemente el Estado juega un papel fundamental en esta dinámica, dado que es absolutamente injusto concluir que no hay peor empresario que el venezolano, más si tomamos en cuenta la cantidad de emprendimiento en el extranjero liderizados por locales que no pudieron ejecutar sus proyectos en el país y que actualmente son exitosos. De igual forma, vemos minadas universidades en el mundo con estudiantes de alto rendimiento que también nacieron de este lado, por lo que eso hace concluir que debe haber una masa importante de personas con suficiente capacidad para ocupar cargos públicos, que además de la técnica, cuenten con una escala de valores totalmente distinta a la que hemos visto en los últimos años.

Aguas abajo

El Foro Económico Mundial emite anualmente el Índice de Competitividad Global. Específicamente desde 1979 efectúa un informe que nos enseña el comportamiento de más de ciento treinta jurisdicciones de todo el mundo y allí se mide la capacidad de cada nación en dar a sus ciudadanos altos niveles de prosperidad. Esto se traduce en empleos formales, capacidad de compra, nivel de educación, salud, entre otras muchas otras variables de suma importancia. La calificación fundamentalmente depende de la forma como el Estado maneja los recursos disponibles en favor de sus locales. Esto no es a través de regalos de baja calidad, esto es con trabajo y prosperidad.


Países como Suiza, Singapur, Finlandia y Alemania son los grandes del mundo, mientras que en América países como Chile, Panamá y Costa Rica tratan de tener el paquete completo, obviamente con resultados más discretos, pero con un talante bastante particular. Es más que obvio que Venezuela aparece en los últimos puestos y es totalmente entendible con solo padecer los vaivenes de un día cualquiera en el país. Para cualquier persona que no haya tenido la posibilidad de salir del país, o que tenga menos de veinticinco años se le hará imposible entender que fuimos, podemos y debemos ser mucho mejores. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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