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Opinión



domingo, 14 de agosto de 2016

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 265

Salarios inflacionarios

Agua arriba


La necesidad de los trabajadores es evidente, considerando que el poder adquisitivo se ha desmejorado de una manera increíble. Este lamentable fenómeno ha hecho que las familias venezolana estén sumergidas en una de las crisis más catastróficas desde que muchos tenemos razón de ser y más la de aquellos que provenimos de clase baja, donde se entendía que teníamos menores oportunidades y que además supuestamente nos alimentábamos con comida para cuadrúpedos. Lo cierto es que en esa época estábamos claros que con estudio y trabajo tendríamos serias  y ciertas oportunidades de prosperar, mensaje que es difícil de vender hoy en día, pero que sigue siendo una realidad razonable, en el entendido que tarde o temprano despertaremos de esta pesadilla.

Ahora bien, ciertamente un salario justo, conque los trabajadores puedan cumplir con necesidades más que básicas es lo ideal. Soñamos con ello, dado que de esto dependerá que cada pieza del rompecabezas este bien alineado y encaje a la perfección en favor de la sociedad, dado que de esa justicia, se sustentará la armonía con la cual podamos coexistir democráticamente, no viendo el canibalismo como una forma viable de vivir sobreviviendo, como desafortunadamente estamos observando hoy en día.

Aguas en el medio

La mejora sustancial de sueldos y salarios es justa. Nadie puede decir lo contrario, dado que no es correcto que familias enteras pasen calamidades para poder medio comer. El problema está cuando no se incentiva que los patrones hagan sus labores sin mayores limitaciones que las que las leyes imponen, dado que con ello se beneficia al trabajador (temporalmente), pero se mata lentamente al empresariado, lo que terminará generando la desaparición progresiva de puestos de trabajo. Sin vacantes, no importará que el sueldo mínimo sean millones de lo que sea, dado que sencillamente no habrá quien los pague y no importará que se emitan cientos de decretos que obliguen a hacer cosas que nadie hará.

Debe haber un equilibrio en el cual el trabajador recupere su poder adquisitivo, hasta el punto en el cual toda persona este en la capacidad de alimentarse, tener una vivienda digna y fija y pueda obtener recreación; todo por un sueldo mínimo, y que este se incremente por antigüedad y/o avances académicos e intelectuales. Pareciese que ese es el mundo imposible, pero lo cierto es que es  el deber ser al cual hemos renunciado en las últimas décadas, con una profundización increíble en este cuarto de hora interminable.

Aguas abajo

Los patronos haremos el esfuerzo, tratando de no profundizar fulminantemente la inflación (como efecto natural ante un aumento salarial), el trabajador creerá que el aumento le servirá de algo (cuando realmente sigue estando muy lejos del valor de la canasta básica)  y con ello se creará una pequeña tregua que durará el tiempo que pase entre el cambio del precio de hoy (de todos y cada uno de los productos disponibles) y el precio de mañana, luego de la redeterminación de costos. Una vez se presionen los precios (cuestión de horas), la luna de miel acabará, pero la diferencia estará en que ahora se necesitará sacar del cajero sacos de bolívares para pagar un chocolate (al que sea tan derrochador como para hacerlo).


Por otro lado, más un empleador verá el cierre de sus negocios como una opción, otros verán el mantenimiento de la nómina actual a muerte (olvidándose de eventuales crecimientos y desarrollos de nuevas unidades) y algunos otros se sentarán a ver como sus empleados van saltando el barco para con ello redistribuir tareas y disminuir costos. Algunos pocos podrán trasladar este aumento al precio y podrán sobrevivir, siempre y cuando sus clientes también estén a flote en algunos sectores muy privilegiados, que incluso ante la crisis tienen algo de oxígeno para aguantar. Otros tantos verán frustradas sus intenciones  de iniciar negocios y verán la migración o el buhonerismo como la mejor forma de vivir en socialismo. En el ínterin, algunos seguiremos de pie, porque sentimos que cada lucha debe hacerse y vencerse en la medida de las posibilidades. No querer renunciar al sueño inicial será la mejor consigna. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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