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Opinión



domingo, 18 de septiembre de 2016

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 270

Mercados comunes

Aguas arriba

La imperiosa necesidad de no sentirse aislado es lo que de una u otra forma fomenta a dar el paso en dirección de agrupaciones sociales, económicas, políticas o religiosas (entre otras), fundamentado principalmente en intereses comunes que invitan a que se renuncie a las individualidades en pro de un bien mayor. Esto, a una escala menor y personal tiene mucho sentido, tomando un significado más fuerte cuando hablamos de naciones, donde no debe prevalecer el interés de partidos políticos e ideologías, sobre las necesidades de los administrados.

Algo parecido puede darse en agrupaciones empresariales, donde la clave siempre será generar condiciones para los sectores que se encuentren allí representados, tendientes siempre a multiplicar oportunidades licitas, que tengan como objetivo impulsar la producción, el empleo de calidad y por añadidura la recaudación tributaria como fuente clave del presupuesto público de la nación.

Aguas en el medio

Si nos vamos al nivel macro nuevamente, nos encontramos con entes regionales y subregionales que agrupan países, que sencillamente tienen como fin poder crear canales formales y directos que fomenten temas comerciales, migratorios, sociales, educativos, tecnológicos, entre otros. De inmediato, se nos debe venir a la mente Mercosur, el cual es el llamado a propiciar competitividad  en la región para los países miembros y la búsqueda intensa de mercados que puedan ser abastecidos, tomando en cuenta las ventajas competitivas de cada país miembro.

Para que esto funcione de manera armoniosa, todos los países deben remar con la misma fuerza y en la misma dirección, aceptando las decisiones colegiadas que se tomen y con ello garantizar que los objetivos puedan cumplirse de manera satisfactoria para los miembros y para clientes potenciales.

Poder garantizar condiciones y reglas comunes en prácticamente todos los quehaceres de la vida social, económica y política de los miembros, propicia fortalezas increíbles, así como una visión precisa de las realidades de cada nación. Una especie de juego de ajedrez, donde es difícil que alguien pierda, dado que todo se hará con un objetivo muy claro.

Aguas abajo

Ahora bien, si algún miembro no acata la línea de acción, obviamente las distorsiones saltaran a la vista de inmediato, mostrando probablemente la peor cara del Mercosur, dado que difícilmente se pudiese llegar a una visión compartida que tienda a propiciar negocios e intercambio de recursos entre los países, donde se expongan y ejecuten planes coherentes de expansión.

Eso hace reflexionar que aún cuando la región y específicamente nuestro país tienen mucho que ofrecer, el sabotaje que podemos propiciar es tal, que se hace imposible poder cumplir con los estándares mínimos para avanzar en planes de acción coherentes, que generen un accionar honesto, y sencillamente terminan convirtiéndose en escenarios estériles.

Este tipo de situaciones tienen un impacto directo en el ciudadano común y su calidad de vida, por lo que se hace terrible que se dependa directamente de gobiernos y partidos políticos que en la mayoría de las ocasiones defienden intereses particulares y no generales, por lo que sus decisiones y acciones terminan siendo siempre cuestionables abiertamente. El gran dilema de nuestras vidas en las últimas dos décadas. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com

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