Horas para trabajar
Aguas arriba
Jurisdicciones tales como: Holanda, Dinamarca, Alemania,
Suiza y Suecia tienen muchas cosas en común. La primera de ellas, es que son
países con altísimos estándares de vida para con los ciudadanos, gozando así de múltiples beneficios de carácter social.
Allí, la seguridad, educación, el trabajo digno y la salud son prioridades para
sus respectivos estados, por lo que lo previsto en sus normas fundamentales no puede
ser considerado como letras muertas. Comparativamente, allí no hay mucho que discutir
con países suramericanos, donde desafortunadamente no podemos zafarnos de gobiernos
corruptos y de ciudadanos que les apetecen el pan y circo, por lo que llegar a
los estándares de estos países no está en la agenda, por el contrario,
pareciese que cada día se agrandan más las brechas que nos separan. En esos
países nadie se para a hablar de cosas que no son ciertas, dado que de hacerlo,
sale despedido de su cargo de manera automática.
Otra cosa en común que tienen estos países es que las jornadas
de trabajo semanales son de las más cortas del mundo. Holanda, Dinamarca,
Alemania, Suiza y Suecia tienen jornadas de 29, 33, 35, 35 y 36 horas, respectivamente,
y con todo eso, se mantienen como líderes en muchos departamentos, por lo que
sencillamente se desmitifica el hecho de que hay que trabajar horas
interminables para medianamente ser productivos. El único que pudiese tener
cierta diferencia salarial es Suecia, el cual goza de menos beneficios
contractuales al ser comparado con los otros países de la lista; no obstante a
ello, las brechas son inmateriales.
Aguas en el medio
No puede considerarse coincidencia que dichos países también
lideran los ranking que publica el Banco Mundial con respecto a las
posibilidades de constituir e iniciar proyectos de emprendimiento, por lo que
sencillamente se ve que generan condiciones para que los inversionistas
coloquen capital y que en simultaneo, los ciudadanos puedan lidiar con su vida
laboral/profesional y su vida privada. Así, definitivamente si se generan
condiciones aceptables para todas las
partes, sin disminuir los niveles de producción y por consiguiente la
productividad.
Claro, es cierto que en estos países existe una conciencia
muy clara de que las horas de trabajo son para trabajar, y las horas de ocio
son de ocio; no obstante, eso también está
atado a otras variables que en América no hemos sabido manejar y que han
convertido a las empresas en centros de acopio para el manejo de redes sociales
y sus derivados, por lo que no importa la cantidad de horas que se dediquen,
siempre el tiempo de distracción llevará una ventaja particular.
Aguas abajo
En Venezuela ocurre otra cosa particular, considerando que
por razones de la madre naturaleza no podemos hacer uso de la energía de forma
constante, siendo obligatorio detener por bloques a todo el país (excepto en
gran parte la capital), para poder optimizar el uso de un servicio que debería
ser constante y seguro, que además de mermar
la producción, también puede ocasionar severos daños en equipos que sufren
todos los días el impacto de pararse súbitamente por tiempos determinables o
no.
Si a eso le sumamos que contamos con una ineficiencia súbita
e intrínseca de públicos y privados, podemos concluir que en los actuales
momentos el país está parcialmente
paralizado, por lo que lamentablemente
no podemos estar ni cerca de las potencias mundiales que miran a su fuerza
trabajadora y los invita a vivir, porque lo que ya se produce es suficiente y
de excelente calidad. Es una verdadera lástima que aun estemos lejos de tener
un grado de conciencia tal, que nos invite a entender que un país se fortalece
con el trabajo honesto de sus ciudadanos y no con ideologías y gritos.
Si pensábamos que todo esto era malo, súmele que los
estudiantes de educación básica en cierta forma también se unen al
racionamiento de esfuerzo, por lo que al detenerse el presente, también estamos
deteniendo el futuro y eso no tiene vuelta atrás. Hasta la próxima entrega
@wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/