García,
Wladimir[1]
Guayana,
Junio de 2017
ÍNDICE
RESUMEN
El siguiente ensayo
está dirigido a analizar la utilidad del constructivismo como teoría instruccional,
haciendo especial énfasis en el método “Aprender Haciendo”, diseñado por el
carismático Robert Schank,
planteándose un enfoque orientado a generar valor en sociedades que requieren
resultados tangibles en la interacción entre los distintos factores de la
sociedad.
Cada teoría
instruccional proporciona condiciones razonables para generar un efecto
tangible en el proceso de enseñanza, siendo la clave principal el poder
identificar su aplicabilidad dependiendo de todas las variables existentes.
Conductismo, cognitivismo, constructivismo y conectivismo, cada una es su
espacio y audiencia; lo interesante sería poder brindar conocimientos y que los
mismos sean aplicables, garantizando con ello la generación de un
discernimiento mayor. Los tiempos por venir en Suramérica, y específicamente en
Venezuela, requieren de la aplicación constante del conocimiento, traduciéndose
en efectos tangibles y aprovechables, en regiones donde todo está por hacerse.
En este contexto, “Aprender haciendo” será una metodología bastante razonable y
por sobre todo aprovechable. El gran reto será poder garantizar condiciones
para que empresarios, academia y Estado se junten, para con ello garantizar
accesibilidad al estudiantado.
ABSTRACT
Following essay is aimed to analyze the usefulness of constructivism as
an instructional theory, with special emphasis on the "Learning by doing" method designed
by charismatic Robert Schank,
proposing an approach oriented to generate value in societies require tangible
results on the interaction between the different factors.
Each instructional theory provides reasonable conditions to generate a
tangible effect in education process, being main key to be capable to identify
its applicability depending on existing variables. Behaviorism, cognitivism,
constructivism and connectivism, each one on its space and audience;
interesting thing would be to provide knowledge applicable, thus guaranteeing
the generation of greater discernment. Times to come in South America, and
specifically in Venezuela, require a constant application of knowledge,
translating into tangible and useful effects, in regions where everything is
yet to be done. In this context, “Learning
by doing” will be a fairly reasonable methodology and, above all,
exploitable. The great challenge is going to guarantee conditions for
entrepreneurs, academia and the State to come together, to ensure accessibility
to students.
DESCRIPTORES/KEYWORDS
Teorías Instruccionales, Aprender
Haciendo, Constructivismo. Instructional Theories, Learning by Doing, Constructivism.
INTRODUCCIÓN
De las
diferentes teorías instruccionales desarrolladas siempre existe la tentación de
decantarse por una en perjuicio de las otras. Cada corriente trata de crear una
barricada que persigue encuadrar los conceptos en una especie de manto sagrado,
incluso a cuenta de ser poco eficiente de cara al proceso de enseñanza/aprendizaje.
Las posiciones más atractivas son las que llevan a ser conservador,
comprendiendo con ello que para cada situación pudiese ser más efectiva una u
otra metodología, o en ocasiones hasta la combinación de todas en la medida de
las posibilidades.
Esto incluye el
nivel de instrucción de los participantes, sus experiencias previas e incluso
el tópico a tratar, por lo que la revisión previa de la audiencia y demás
elementos es fundamental al momento de encarar semejante compromiso. La misma
dosis no siempre sirve para distintos pacientes; eso hay que interiorizarlo,
aprenderlo y aceptarlo en pro de un bien mucho mayor.
Ertmer
y Newby (1993) concluyeron en “…no abogar por una teoría en detrimento de
otras, sino más bien acentuar la utilidad de estar bien compenetrado con cada
una. Lo que significa que uno debe no trabajar sin una teoría, al contrario,
debe seleccionar, con criterio y fundamentándose en la información recolectada
sobre el nivel de competencia de los estudiantes y el tipo de tarea de
aprendizaje, los métodos apropiados para lograr los resultados óptimos de
instrucción en una situación determinada”. Sin duda alguna, esto encuadra
en una visión bastante razonable, considerando que la era moderna requiere de
mucha adaptación para poder desaprender, aprender y aplicar los conocimientos
en favor del entorno y no como mera adquisición estéril de conceptos.
De acuerdo a la
distribución de las tendencias pedagógicas en las disciplinas presentada por el
Radar de Innovación Educativa 2017 de Edu Trends-Mayo 2017, carreras de las
ciencias sociales y económicas; humanidades y de la conducta; biotecnología y
agropecuarias; medicina y salud e ingeniería e industria es mucho más eficiente
el proceso de aprendizaje cuando se realizan estrategias basadas en retos, que
permiten al estudiante la aplicación práctica de tareas que están orientadas a
cumplir su rol profesional de forma anticipada. Por otro lado; física,
matemáticas y ciencias de la tierra son más productivas bajo un esquema de
educación basada en competencias, mientras que biología y química elevan su
productividad baja un manto colaborativo. En este sentido, pareciese que el constructivismo
medido y analizado de forma apropiada, puede generar vertientes convenientes
ante cada necesidad. No por ello, se pretende plantear como favorito en el
debate, pero si útil de cara a la generación de contenidos y por sobre todo,
resultados que puedan tocarse y usarse.
En función a
ello, y partiendo de las necesidades de cada región, la academia debe propiciar
estrategias que sean eficientes y con efectos medibles en tiempos
razonablemente cortos, considerando que el futuro es hoy y no queda más remedio
que apoyar con condiciones para tener “…estudiantes
capaces de adaptarse para funcionar bien cuando las condiciones óptimas no
existen, cuando las situaciones son impredecibles y las tareas requieren un
cambio, cuando los problemas están desordenados y mal formulados y las
soluciones dependen de la inventiva, la improvisación, la discusión y la
negociación social” (Ertmer y Newby, 1993); para la Venezuela de hoy,
estudiantes deseosos de aportar, servir, crear y construir. En función a ello,
¿Será el constructivismo productivo el camino que deberemos recorrer en
Venezuela? El presente ensayo plantea la posibilidad de que así sea.
I.
El
constructivismo y el contexto
Para el Consejo
Nacional Técnico Pedagógico, en su publicación compilada “Una Mirada a la Teorías y Corrientes Pedagógicas” (2013, p. 30), “…el conocimiento no se descubre, se
construye; por eso considera como verdadera a la enseñanza que ayuda al
desarrollo de la persona, y en función de la cual se puede explicar y valorar
cada aprendizaje particular”, lo que sencillamente impulsa a que la
experiencia sea más efectiva cuando los participantes hacen la actividad de
forma proactiva, siendo un efecto altamente motivador el poder ver resultados
de manera tangible y aprovechable incluso para el entorno y su área de afectación.
Este último punto realzaría sustancialmente su utilidad de cara a la
sostenibilidad de la sociedad y de sus instituciones académicas y empresariales;
considerando que no hay nada más halagador que sentirse participe de una obra
terminada, dado que eso definitivamente demuestra el involucramiento ciudadano
y su ejercicio pleno bajo un esquema de justicia y libertad.
Piaget,
Bruner, Goodman, Perkins, entre
otros; sentaron las bases de toda una revolución en cuanto a teorías y modelos
instruccionales, considerando que con el constructivismo se lograría un proceso
activo de aprendizaje, por intermedio de la construcción de nuevas ideas,
partiendo de lo aprendido. Tal como lo detalla el Radar de Innovación Educativa
2017 de Edu Trends-Mayo 2017, en el constructivismo se da lo que algunos
denominan como el “Aprendizaje Auténtico”; dado que allí el estudiante
relaciona lo visto con lo aprendido, ajustando y reconstruyendo en el proceso.
Experiencias y conocimientos se entrejuntan y crean un todo altamente sofisticado
y provechoso.
El
constructivismo luce muy apetecible en un contexto que requiere de mano de obra
calificada, por lo que sin duda alguna, socialmente pudiese tener un impacto
significativo y tangible en beneficio de un colectivo, y no sólo como un aval
que genere cierto tipo de certificación estéril que solo tenga como fin abultar
resúmenes curriculares sin mayores consecuencias.
Venezuela ha
tenido unos cuantos ejemplos tangibles, principalmente en lo que fuere en
otrora el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (actualmente INCES), ente
que propuso una serie de oficios técnicos de corto aliento, donde el estudiante
compartía en diferentes áreas los aspectos de aula, aplicados de forma
consciente y con resultados tangibles. Con el paso del tiempo, su efecto se ha vuelto
desafortunadamente marginal, pero sin duda alguna totalmente recuperable y
replicable.
Así como este
caso, podemos conseguir muchos otros ejemplos variopintos (escuelas técnicas,
sistemas de pasantías, entre otras) que sin duda alguna colocan al estudiante
al volante del avión, a fin de pilotear y aprender. Lograr ese objetivo es
fundamental para garantizar que el proceso de enseñanza se fije, sea eficiente
genere más conocimiento y deje sobre la mesa diversos entregables. Todo indica
que el contexto que se vive en el país, y que marca el camino que debemos
seguir para su reconstrucción, traza una ruta marcada por el concepto de
aprender, hacer, equivocarnos y corregir, siempre con una base sistémica y científica
clara y estratégica. En función a ello, el constructivismo cuenta con todo el
aparataje motivador para poder delinear planes concretos y focalizados por región
y sector de la economía.
II.
Aprender
Haciendo
Reigeluth
(1999, p. 176) considera que “las
escuelas necesitan en la actualidad un cambio radical” donde el
conocimiento se base en hechos reales y no en aproximaciones teóricas. En torno
a ello se explaya en abordar los Argumentos Basados en Objetivos (ABO) como el
medio apropiado para simular tareas con objetivos medibles para el estudiante,
que permitan el empoderamiento del conocimiento de forma más eficiente.
Indudablemente, esta postura visualiza significativos problemas en la educación
tradicional, considerando que ésta última no permite aprender técnicas, sino
teorías que no en todos los casos son aprovechables en la cotidianidad,
coartando incluso la retención del conocimiento perse por falta de motivación y asociación. Esto por supuesto abre
la brecha entre el “saber qué” y el “cómo” empleado en la práctica. ¿Qué pasaría
si de forma institucional, la academia abriera las puertas a la industria y
existiese un aprovechamiento real e inmediato? Sin duda alguna esta sería la panacea
ya explorada en muchas instituciones con resultados destacables, tal como fue
el caso en Venezuela del Centro Venezolano Alemán de Capacitación (CEVAC).
Siendo así, se
coincide en que “resulta lógico enseñar a
los alumnos facilitándoles experiencias valiosas que les estimulen a poner en
práctica técnicas que ayuden a conseguir un objetivo motivador. La forma de
poner en práctica dichas técnicas debería guardar una estrecha relación con su
utilidad fuera del entorno de aprendizaje” (Reigeluth, p. 177). Más conveniente aun será si el empresariado, el
Estado y la comunidad pueden aprovecharse de dicha metodología en pro del
colectivo de forma inmediata, lo que sin duda alguna le daría un mayor valor al
conocimiento. Estudiantes de ingeniería construyendo, jóvenes emprendedores
ejecutando proyectos de sistematización en tiempo real, conservacionistas
creando tecnología limpia, y tantas otras tareas que pueden darse de forma
consciente y sin pretextos moralistas en cuanto al dar y recibir en la
interacción que debe darse entre todos los actores involucrados. No es
suficiente hacer una acción social para poder optar a titulación en el país.
Estas
consideraciones se ven alineadas con el Informe Faure y Delors,
propiciado por UNESCO, donde la educación debe ser sostenible (en todas sus
dimensiones), con un alto sentido humanista, soportada en políticas
gubernamentales claras y, por sobre todo, concebida como un bien común. Cuando
juntamos en un mismo plano a todos los actores sociales, políticos y
económicos, evidentemente se materializará la creación de un sistema que sea
regionalmente útil y provechoso para el colectivo, sin contar que pudiese
llevarse niveles de especialización de alta envergadura en provecho de lugares
que probablemente en la actualidad se encuentran desfavorecidos en cuanto a la
satisfacción de sus necesidades ciudadanas. ¿Cuántas soluciones habitacionales
se han entrega en zonas donde no existen fuentes de empleo formales?
III.
Venezuela,
en proceso de desarrollo
Habitualmente,
se clasificaba a los países entre desarrollados y subdesarrollados. Podríamos
conseguir otras tipologías; no obstante, está última fue la que masivamente se
aceptó. Las naciones intermedias se consideraban en vías de desarrollo, lo que
les otorgaba un estatus interesante de cara a la comunidad internacional.
Venezuela estuvo por años en dicha categoría, habida cuenta de sus ventajas
competitivas y comparativas de las cuales aún cuenta. El tiempo pasa y los
logros no se hacen evidentes y el mundo desecha estos conceptos y marca el camino
para los países emergentes; lamentablemente, en esa lista no estamos
incorporados, dado que falta que primero solucionemos un par de problemas
internos con los que debemos lidiar.
En función a
esto y partiendo del hecho de la grave situación política, económica y social
que vive el país, todo indica que la alianza estratégica entre el empresariado,
la academia y el Estado redundará en condiciones apetecibles y totalmente
aprovechables de cara al contingente de estudiantes interesados en recibir
educación de calidad y accesibilidad, en tanto y en cuanto esto genere un
impacto medible en el proceso de aprender, hacer y dejar evidencia mediante el
aporte claro. Este enfoque generaría una serie de retos, dado que propiciaría el
ingreso a la academia de personal especializado dispuesto a construir junto con
los estudiantes (probablemente con nula experiencia docente, por lo que será
otro problema al que deberá buscársele solución honesta y pragmática en la
medida de lo posible) y la apertura clara y con pocas restricciones de la
infraestructura empresarial y gubernamental en pie.
Los beneficios serían
incuestionables, considerando que se propiciaría la creación de mano de obra
altamente especializada en un tiempo razonablemente corto y direccionado
claramente a las apetencias de la región. El Estado deberá tejer condiciones
claras para que el empresariado sienta que mejorarán sus niveles de
rentabilidad si apoya a la academia en la formación de sus futuros
trabajadores. Dadas las circunstancias, probablemente este sea uno de los
escollos más importantes. A más incentivo (incluso en materia fiscal), mejores
resultados, partiendo del hecho cierto e irrenunciable de que tanto las
empresas y universidades privadas y públicas deben ser rentables, que el
estudiante desea aprender y luego tener un trabajo que le permita vivir de
forma honesta, cómoda y justa, mientras que las ciudades requieren de
infraestructura e innovación constante, con el objetivo de anticiparse a
cambios climáticos, demográficos, económicos, sociales, entro muchos otros. Vemos
como las Smartcities cada vez ocupan
mejores espacios en los titulares, mientras que la sostenibilidad se sigue
apoderando de espacios que antes ni soñaban ocupar. Calidad de vida es
sencillamente el más grande anhelo.
CONCLUSIONES
Cada teoría instruccional
tiene su espacio y tiempo de aplicación. La clave será poder identificar de
forma técnica el momento más eficiente para su uso.
Con el
constructivismo el aprendizaje se vuelve un asunto social con un significado
altamente personal para los participantes, creándose allí una alta dosis de
compromiso y participación, dado que existen unas experiencias previas que se
mezclan con las acciones que se tejan en el contexto.
“Aprender
haciendo” ofrece la posibilidad de que la actividad no se inicie en aspectos
meramente teóricos, para eventualmente ir a la práctica (en el mejor de los
casos). Por el contrario, permite que el aprendizaje se entremezcle con la
acción, pudiéndolo hacer más productivo y retador. Normalmente tiende a darse
en un ambiente totalmente distinto al aula, fijándose metas de forma individual
y tomando al error como parte de la dinámica propia del proceso.
Las
instituciones de carácter técnico han teñido unos resultados destacables con el
paso del tiempo, dado que han logrado combinar la teoría con la práctica de
forma bastante natural. Focalizar este tipo de estrategias pudiese generar
múltiples beneficios.
Venezuela
afronta uno de los hitos más importantes de su historia, lo que indudablemente
promueve la necesidad de formar mano de obra calificada dispuesta a dejar una
huella tangible en cada región, dependiendo de las ventajas competitivas y
comparativas de cada una. Esto conlleva a que la mejor política de Estado puede
ser la de repotenciar seriamente la educación en el país (lo que no incluye la
ideologización o imposición de esquemas que pueden ser contraproducentes),
humanizando con ello una de las profesiones menos valoradas de las últimas
décadas.
La alianza
estratégica del empresariado, la academia y el Estado, en favor de los
estudiantes, puede redundar en la generación de conocimiento, mientras en
simultáneo se ejecutan tareas tendientes a dejar evidencia tangible de lo hecho
en un tiempo razonable y con rentabilidad óptima para el emprendedor.
Es propicio
elevar el nivel de análisis y realizar investigaciones científicas que
permitan: i) reconocer por región las carreras que son más requeridas de cara a
un proceso de desarrollo estratégico claro; ii) propiciar alianzas entre
emprendedores educativos y empresarios con intereses comunes y con deseos de
maximizar la rentabilidad de sus proyectos de forma ética y focalizada; iii)
analizar esquemas legales justos para todas las partes, todo propiciado por el
Estado; iv) incorporar a las empresas en la creación de mayas curriculares
adaptadas a las necesidades del sistema y que al mismo tiempo, coloque recursos
para que sea ejecutado de forma satisfactoria; v) permitir la incorporación de
estudiantes destacados, por lo que las mejoras deben venir desde la educación
primaria y básica; vi) incorporar estudiantes con bajos o nulos recursos, para
con ello garantizar el libre acceso; y, vii) tejer estrategias regionales de
desarrollo, a través de la especialización, lo que sin duda alguna incentivará
la creación de más y mejores empresas que también formaran parte de la dinámica,
con planes de negocios sustentables.
El resultado de
estas investigaciones podrá generar bases para que ciertas instituciones de educación
superior del sector privado y público, puedan ser partícipes del crecimiento y
desarrollo económico del país de forma determinante y en un tiempo
meridianamente razonable.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Centro Venezolano Alemán de Capacitación
(CEVAC) http://www.cevac.org/somos.html
Edu Trens. (2017). “Radar de Innovación
Educativa Mayo 2017”. Tecnológico de Monterrey. Observatorio de Innovación
Educativa del Tecnológico de Monterrey. México.
Ertmer, Peggy y Newby,
Timothy (1993). “Conductismo, Cognitivismo y Construccionismo: Una comparación
de los aspecto críticos desde la perspectiva del diseño de instrucción”.
Performance Improvement Quarterly, 6(4) 50-72.
Murillo, Javier. “Recomendaciones para escribir
un ensayo”. Recuperado de la web en fecha 23 de mayo de 2017. Colegio de
Estudios Superiores de Administración. Bogotá, Colombia. http://www.cesa.edu.co/El-Cesa/Pdfs/pdf-pagina/Normas-APA_web.aspx
Naím, Moisés. (2016). “Repensando el
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Reigeluth, Charles. (1999) “Diseño de la
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instrucción”. Aula XXI, Santillana.
Rodríguez, Leopoldo y otros autores.
(2013) “Una Mirada a la Teorías y Corrientes Pedagógicas”. Consejo Nacional
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[1] Licenciado en Ciencias Fiscales, mención Rentas, Maestría en
Ciencias Gerenciales, mención Finanzas, estudios de Doctorado en Educación,
profesor Universidad Católica Andrés Bello. wgarciacastro@gmail.com
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