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Opinión



viernes, 19 de mayo de 2017

Proceso de destrucción

Aguas arriba


Se podría decir que la historia de los habitantes del planeta tierra ha estado signada por el incesante deseo de autodestruirse sistemáticamente. Desde que el hombre es hombre, siempre ha pretendido vivir en un constante saboteo de la paz, lo que indudablemente demuestra las necesidades primitivas que tenemos y que afloran de vez en vez. Desde el país (considerado hoy en día) más sofisticado, hasta el paraje más alejado en regiones pobres, siempre ha estado presente el personaje sentado encima de un barril de pólvora esperando solo el mejor instante para prender la mecha e iniciar eventos que lamentablemente generan tristezas, movilización y desolación.

Indudablemente, los países asiáticos, europeos, Reino Unido y Norteamérica son los que más han estado interesados en darle al botón de no retorno, cosa que siempre ha mantenido a la humanidad en vilo, sentados al borde de la silla esperando que acabemos con todo de una vez por todas en prime time y high definition. ¿Cuáles son los detonantes? Pareciese que en muchos de los casos es el poder como medio de existencia; la ideología como fuente de inspiración y el dinero como máxima anhelada por propios y extraños.

Aguas en el medio

Cuando damos una mirada a las noticias, nos encontramos con cientos de eventos que ocurren en simultáneo, que hace impensable creer que en algún rincón del planeta pueda existir una razonable paz para poder vivir de forma más o menos decente. Todo luce en llamas, en muchos casos sencillamente se escuchan tonos altisonantes y en otros, se maneja una tregua que incluso más temor profesa.

El grave problema es que en muchos casos estamos permitiendo que la vida se nos vaya en medio del miedo que da estar o no, quedarse o irse y hacer o dejar pasar. Es toda una serie de encrucijadas que hacen que dudemos de si el camino andando es el correcto en aras de vivir en al menos una tregua seria.

Aguas abajo

Entre 1848 y 1849 Venezuela vivió una férrea situación bélica interna en cabeza del conservador José Antonio Páez, cuando el gobierno de turno estaba en manos del liberal José Tadeo Monagas. De acuerdo a la literatura, la génesis se dio con la insurrección campesina de 1846. La típica historia de nuestras vidas se da cuando el congreso (principalmente conservador y por ende contraria al presidente) decide intentar enjuiciar a la primera figura de la república por violación a la constitución, la cual queda de lado al ser el recinto atacado por simpatizantes de José Tadeo Monagas. La eventual victoria de los liberales y la salida del país de Páez generan la consolidación de la primera autocracia liberal dada en el país, con duración hasta el año 1859.

La historia en muy fría en sus hechos. Sus argumentos en muchos casos son hasta románticos y vagos. Lo verdadero cierto es el dolor de generaciones enteras, quienes son los que sufren los embates de gobiernos que no atienden las necesidades de la ciudadanía y que sencillamente no entienden su rol en la sociedad. Esto lo que produce es miseria y pobreza en sus propios coterráneos, cosa que pareciera realmente no importarles en lo absoluto. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/


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