Aguas arriba
Hace ya un rato, la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económico (OCDE) junto con los
organismos internacionales de igual
renombre Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco
de Desarrollo de América Latina (CAF), presentaron su informe de “Perspectivas económicas
de América Latina 2017. Juventud, competencias y emprendimiento”, donde se da
especial atención al bono demográfico y su incidencia en una región que alberga
una importante cantidad de ciudadanos con edades comprendidas en los 15 y 29
años de edad, lo que se traduce en un total de aproximadamente 163 millones de jóvenes
con necesidades muy particulares de cara al futuro, lo que representa nada y
nada menos que el 25% de la población latinoamericana.
Definitivamente, existe una alta desigualdad de este lado
del mundo. Al analizar los datos observamos que el crecimiento del PIB
consolidado de la región es prácticamente inexistente y que el ideal es en promedio
por encima del 3%. Esto demuestra que se está aún muy lejos de la meta. Lo más
alarmante es que el 64% de estos jóvenes viven en hogares pobres o vulnerables,
con serias deficiencias para recibir servicio públicos de calidad, casi nulo
acceso al ahorro y apenas posibilidades para poder mejorar sus condiciones a lo
largo de su vida.
Aguas en el medio
Cambiar esta situación requiere del concurso simultáneo de
muchas variables. Empleos de calidad, buenos servicios de educación, políticas
claras de seguridad social, participación ciudadana en la toma de decisiones
gubernamentales y una mirada muy especial al emprendimiento, sobre todo en las
clases más necesitadas. Todo indica que los Estados son los principales
protagonistas, junto con sectores estratégicos y orientados a gestiones claras
y medibles.
Reconocer las debilidades y fortalezas como región también ayudará
en la identificación de las competencias y habilidades que deberán ser
reforzadas en la academia y por las organizaciones, con el objetivo de que el
contingente de jóvenes esté seriamente orientado a lo que se espera de ellos,
en favor de los pueblos y de ellos mismos. Volvemos al eterno punto que nos
lleva a concluir que la educación en Latinoamérica es el primer problema que
debe resolverse, más allá de que siempre se escuche con optimismo sobre el
desempeño de jóvenes de la región en las más respetadas universidades e
instituciones del mundo.
Aguas abajo
Pintar una mejor región en lo político, económico y social,
sumado a los grandes avances de la tecnología en un mundo cada vez más
globalizado y sediento de conocimiento e información, se convierte en el plan estratégico
por excelencia de la raza humana.
Con herramientas intelectuales y la disminución sistemática
de la burocracia gubernamental, en conjunto con mayor apoyo de la banca,
pudiesen darse condiciones para que los jóvenes de Latinoamérica miren a la
región como estación final, y no como una de transferencia. Hasta la próxima
entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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