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Opinión



martes, 24 de marzo de 2020

Reflexiones en tiempos de disruptivos

Uno de los grandes retos en situaciones de fuerza mayor es el sostenimiento de los negocios. Indudablemente,
uno de los factores está asociado al pago de trabajadores activos, proveedores recurrentes y de obligaciones de carácter tributario. Diversas jurisdicciones se han dado a la tarea de tomar medidas de todo tipo, dirigidas a mitigar los riesgos que tiene el sector económico en un ambiente apocalíptico como el que se está viviendo, y que solo fue anticipado por los escenarios de “disrupt” más severos.

La verdad es que pensar en supuestos de este tipo pudieron ser anticipados en economías en descenso como la venezolana, dado que constantemente estamos analizando escenarios en el que la diáspora disminuye la posibilidad de reclutar personal calificado, los profesionales de alto rendimiento están esperando oportunidades soñadas en el exterior, existen amplios y profundos problemas de conectividad y servicios públicos, el crédito bancario desapareció totalmente y tantas otras vicisitudes que hacen interesantemente inviable el tener emprendimientos en el país;  no obstante a ello, una cosa es plantearlo sobre una mesa y la otra es estar viviéndolo de forma cruda y abrupta.

No queda otra cosa si no la de reinventarse y alinearse a un mundo que se abre, al cerrarse lentamente la manera como hemos vivido durante toda la historia de la humanidad. El mundo cambió y nada hará que volvamos a ser los mismos. El hecho de que todo se haya detenido de golpe nos llevará a estar más encerrados por el temor de estar presente en un espacio cerrado, así no existan alertas de sanitarias como la que estamos viviendo. En torno a ello, la gran pregunta estará orientada a descifrar la manera de hacer negocios de forma rentable y con menores riesgos en una sociedad que se llenará de paranoias validad y preconceptos nuevos de lo que será socialmente correcto.

Más que nunca, el mundo tecnológico será el camino para poder avanzar ante la estreches de un ambiente que ya esta aquí. Si usted quiere educarse, deberá pensar en el mundo digital; si desea comer, piense en el delivery; si desea remodelar, busqué las opciones en la web y negocie todo el proceso “.com” hasta llegar a la ejecución; si desea asesoría, desmaterialice el proceso.

Por otro lado, si usted es productor/vendedor de productos o prestador de servicios, debe entender que el camino que tomarán sus clientes será otro. Ya no estarán interesados en saber si tienen un local cómodo, querrán saber si usted está en la capacidad de crear una imagen confiable, que permita visualizar un proceso de inicio, desarrollo y cierre satisfactorio. Si usted lo logra, el mercado se abrirá de forma amplia.

Puertas adentro, los detalles lo serán todo. Ya no será necesario mostrarse como un titán y ser un desastre interno. Los procesos, el presupuesto, la ejecución, la validación en el cumplimiento de metas y el entendimiento del A, B, C será clave. Si su negocio no está dispuesto a entender de que menos será más, puede que esté condenado a desaparecer, dado que este nuevo mundo no le pertenece a los que quieran ser dinosaurios en una selva llena de especies dispuestas a más.

Creo que no debemos olvidar que las fórmulas viejas ya no aplicarán más, lo que queda es innovar y entender que lo nuevo no lo habíamos vivido antes. En lo particular, los postulados iniciales de una suerte de "guerra a muerte" ante este nuevo mundo son:


  1. Reúnase con gente calificada y tenga varias enfoques y aproximaciones sobre lo que ocurrirá en la economía mundial, nacional y local.
  2. Deshaga conceptualmente su negocio por completo y visualice como puede funcionar de forma más eficiente eficaz y efectiva.
  3. Discuta con sus socios de forma eufórica, allí descubrirá hasta donde son capaces de actuar en escenarios adversos.
  4. Mire hacia todos lados y seleccione bienes de los que pueda desprenderse (ya sean propios o en alquiler). Esto lo hará más ágil en la toma de decisiones.
  5. Simplifique las estructuras jurídicas. No es tiempo para jugar con estructuras gigantescas y poco operativas. Eso es fantástico en tiempos de abundancia. Hoy se requiere agilidad.
  6. Cree una nueva estructura organizacional y delimite las funciones de cada profesional. No será suficiente delegar, deben estar claras las tareas y los tiempos de ejecución de cada cosa.
  7. Cree procesos que permitan trabajar en línea. Recepción de documentos, archivo de los mismos, registro contable, generación de información financiera, pago de proveedores, cumplimiento de obligaciones tributarias. Todo debe estar creado para que pueda funcionar sin la necesidad de estar presentes en un espacio físico.
  8. Analice dentro de su portafolio, los bienes y servicios que son rentables y los canales de venta de éstos. Tener muchos clientes con baja rentabilidad puede que no sea negocio. Será mejor entender donde esta la masa critica.
  9. Perfeccione los servicios que pueden ser prestados en línea. Esos son los que permitirán operatividad y flujo de caja. Entienda que sus clientes querrán otra cosa.
  10. Sea frugal. No es momento para pensar como se pensaba hace unos años. Cada quien debe hacer su tarea (no importa donde estén) y con ello plantearse un mundo que incluso pudiese terminar siendo más rentable.