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Opinión



miércoles, 8 de julio de 2020

El teletrabajo no es una nueva tendencia


El teletrabajo no es una nueva tendencia, es una manera de trabajar ya instaurada en el mundo,
aplicada principalmente a actividades relacionadas con la tecnología de la información y de las finanzas. Es un mecanismo de simplificación de tareas y reducción de costos, con impactos sobresalientes en las entidades que han tomado esta ruta.
El objetivo del presente papel de trabajo será fundamentalmente describir los principales elementos de esta modalidad, por destacaremos algunos antecedentes, evaluaremos los estudios realizados por la Organización Interamericana del Trabajo (OIT), citaremos las ventas, inconvenientes y dificultades de dicho esquema y visualizaremos los retos que se presentan en el mercado venezolano. Toda esta evaluación está realizada desde una perspectiva estrictamente documental, por lo que de cara al futuro será importante la valoración de campo en el país, en aras de determinar efectos cuantitativos y cualitativos desde una visión científica.
El principal antecedente del teletrabajo nace aproximadamente en 1970 con la crisis del petróleo. Este evento mundial encareció de forma drástica los costos de desplazamiento de los trabajadores, haciendo que los mismos ponderasen si efectivamente era o no rentable continuar en sus cargos actuales. Como paliativo, algunas empresas crearon pequeños centros de trabajo, con estaciones individuales y grupales cercanos a los suburbios, para con ello lograr adelantar actividades rutinarias. Indudablemente, hablamos de un mundo no tan tecnológico como el de ahora, por lo que las actividades administrativas y financieras eran llevadas fundamentalmente de forma manual.
Con esto, las entidades lograron reducir costos de calefacción en invierno y climatización en verano, lo que indudablemente generó un primer impacto positivo, más allá de todas las vicisitudes logísticas que debieron resolverse, a fin de crear dichos “data room”, sin pérdidas en cuanto a calidad de trabajo y supervisión.
Aparte de los beneficios económicos, las entidades percibieron una mejora en el equilibrio entre la vida personal y laboral de los colaboradores, con el respectivo aumento de moral que ello conllevo. Todo esto terminó redundando en aumento de la productividad. Con el progreso de la tecnología, la labor a distancia llegó a otro nivel, considerando que empresas de vanguardia lograron constatar, que no se requiere estar en un ambiente compartido para poder llegar a resultados positivos, lo que se necesitas son recursos materiales, tecnológicos y disponibilidad constante de servicios públicos.
De acuerdo con la Memoria del Director General, Conferencia Internacional del Trabajo, 104ª reunión, 2015, Informe I: La iniciativa del centenario relativa al futuro del trabajo, párrafos 62 y 70 de la OIT:
La creciente globalización de una economía que experimenta rápidos y profundos cambios derivados de la evolución tecnológica, que persigue siempre una mayor competitividad, y que está condicionada por una agenda política variable (...) está generando cambios importantes en la manera de organizar el trabajo y la producción (...) Las tecnologías de la información y la comunicación, que también aumentan las posibilidades de trabajar a distancia, permiten conciliar mejor las responsabilidades profesionales y familiares  (…) Ello, también en este caso, genera tanto preocupación como esperanzas (…) Los procesos de cambio que permiten que el individuo pase más tiempo en su casa que en el trabajo, pero que también pase más tiempo trabajando en casa, podrían ser un arma de doble filo para algunos.
Los análisis de la OIT apuntan a que el teletrabajo ha sido ampliamente potenciado con la tecnología de la información y la comunicación, dada que brindan la posibilidad de realizar todas las tareas desde cualquier sitio, lo que simplifica en cierta forma las estructuras organizacionales y por ende, pareciese beneficiar la calidad de vida de sus colaboradores.
De acuerdo a la OIT, el teletrabajo son “tareas que se realizan regularmente fuera del establecimiento reconocido del empleador como mínimo un día durante la semana laboral, y que por «trabajadores virtuales» debería entenderse principalmente aquellas personas que trabajan a tiempo completo fuera de los locales del empleador; en otras palabras, los trabajadores  virtuales son teletrabajadores a tiempo completo”. En todo caso, es importante destacar que el teletrabajo no es igual a trabajo flexible. Son dos conceptos totalmente distintos.
Entre las posibilidades de teletrabajo, la OIT con el paso del tiempo ha identificado las siguientes: i) trabajo móvil (en desplazamiento); ii) trabajo realizado en locales distintos al del empleador (outsourcing); iii) el trabajo en oficinas compartidas (coworking); iv) el trabajo a domicilio; v) teletrabajadores móviles (trabajan al menos diez horas por semana fuera del establecimiento principal, inclusive sirviéndose de sus teléfonos móviles) y el, vi) teletrabajo complementario (personas que trabajan puntualmente a domicilio tras la jornada laboral o los fines de semana).
En la 326ª reunión (marzo de 2016), titulada: “Dificultades y oportunidades del teletrabajo para los trabajadores y empleadores en los sectores de servicios de tecnología de la información y las comunicaciones y financieros”, se realizaron importantes aportes en cuanto al tema. Con la participación de: i) representantes de los empleadores; ii) representantes de los trabajadores; iii) el Consejo de Administración; iv) representantes de los gobiernos interesados y v) representantes de determinadas organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales (en calidad de observadores), se abordaron tres importantes puntos sobre el tema:
·                Grado de difusión;
·                Riesgos y beneficios económicos y sociales; y
·                Las relaciones de trabajo, la organización del trabajo y las prácticas de desarrollo profesional conexas, y sus efectos en los derechos y la protección de los teletrabajadores, incluidos aquellos que realizan actividades de teletrabajo de manera no voluntaria.
De toda esta discusión, se llegaron una serie de ventajas importantes de distintas dimensiones, entre las que podemos destacar:
·                La significativa ampliación de la cantera de trabajadores calificados y disponibles para trabajar, independientemente de su ubicación física;
·                La reducir de la propagación de enfermedades (es importante resaltar, de que este estudio es previo a la pandemia mundial);
·                Reducción de costos;
·                Aumento de la productividad;
·                Reducción en la tasa de rotación del personal y el absentismo producto de variables exógenas de la localidad donde habitan los trabajadores;
·                Aumento de la motivación del personal (equilibrio familiar, disminución de costos familiares = Ahorro);
·                Mejora de las estrategias de continuidad de la empresa (ante situaciones como las vistas durante la pandemia mundial);
·                Cumplimiento en la contratación de personal con necesidades especiales; y
·                Reducción de la huella de carbono (cumpliendo con ello con la dimensión ambiental).
Tal como se puede visualizar, las ventajas apuntan a un mundo más sostenible, alineados perfectamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsado por los Estados Miembros de las Naciones Unidas.
Por otro lado, indudablemente estás medidas también tienen que afrontar una serie de retos, inconvenientes y dificultades; entre las principales se pueden destacar:
·                La falta de contacto personal con los demás colegas de trabajo;
·                Problemas de supervisión, producto de la autogestión de los colaboradores;
·                Retos para constituir la totalidad o una parte de las tareas del trabajador (organización);
·                Difuminación de la separación entre vida laboral y privada/mayores posibilidades de conflicto entre ambas;
·                Dificultades para desconectarse del trabajo;
·                Aislamiento social y profesional;
·                Mayores exigencias en materia de TIC;
·                Problemas de seguridad con información confidencial; y que
·                No es aplicable a algunas tareas, donde la presencia es fundamental.
Indudablemente, muchos de estos escollos son parcialmente resueltos con la utilización del teletrabajo de forma parcial, donde los colaboradores asisten al menos un día a sus bases de trabajo, logrando concentrar en esa jornada, actividades que requieren interacción.
De acuerdo con J.M. Nicklin, para poder llevar a cabo el diseño del teletrabajo de forma apropiada, deben evaluarse algunos factores. Entre ellos podemos mencionar:
·                Proporción de las actividades a distancia o en las oficinas del empleador, para ello se debe identificar si es a tiempo parcial o a tiempo completo;
·                Identificar el tipo de interacción, de acuerdo a lo comentado previamente. Lugar de ejecución: fijo o móvil;
·                Determinar con exactitud el horario: fijo/variable
·                Identificar el nivel de colaboración: baja/alta
·                Considerar la sincronización de tareas: secuencial/simultánea
·                Definir la autonomía: baja/alta
Obviar algunos de estos elementos puede conllevar a graves problemas, dado que en algunos casos propicia el hecho de que los colaboradores terminan perdiendo su vida personal, a expensas de obligaciones veinticuatro horas al día, siete días a la semana.
En aras de ser efectivos en el diseño del teletrabajo, se destacas cuatro tipos de espacios físicos, detallados por la OIT:
·                Escritorio multiusuario (hot desking). El trabajador trabaja a distancia una parte o la mayor parte del tiempo, y el resto del tiempo en la oficina principal. Cuando trabaja en la oficina principal, el trabajador ocupa un despacho no asignado, atribuido para una utilización puntual, y no dispone de un escritorio que le estaría reservado durante sus períodos de teletrabajo.
·                Escritorio multiusuario con reserva (hotelling). Sistema similar al del escritorio multiusuario, pero los trabajadores deben realizar una reserva previa.
·                Telecentros. Instalaciones que ofrecen estaciones de trabajo y otro equipo de oficina a los trabajadores de diversas entidades. Este tipo de teletrabajo se considera útil en la medida en que la tecnología que ofrecen es mejor que la disponible en la oficina a domicilio, pero se estima que está en declive debido al acceso generalizado a las redes de banda ancha, los ordenadores portátiles y los teléfonos inteligentes.
·                Oficinas colaborativas. Se trata de entornos de trabajo virtuales en los que los trabajadores pueden trabajar en colaboración desde distintos lugares gracias a una red informática.
Determinar el impacto cuantitativo del teletrabajo en el mundo ha sido una empresa compleja. Los datos han podido ser extraídos de censos donde se pregunta a los encuestados la forma de desplazarse hacia sus centros de trabajo. De allí se ha podido extrapolar la cantidad de gente que responde que trabaja de forma total o parcial desde casa.
En esa línea, vemos como el 21% la fuerza laboral de Suiza manifestó que al menos trabaja un día desde casa. Si consideramos que existe una parte importante de los trabajadores que laboran en procesos productivos (trabajos donde se requiere obligatoriamente la presencia), pudiésemos entender que prácticamente todos las empresas mantienen a sus colaboradores de tecnología, administración y finanzas, realizando sus actividades a distancia. En América, Canadá es el país con más teletrabajo, llegando a un 11,20%. En Suramérica, surge Chile con un 10,70%. Paradójicamente, en Estados Unidos apenas se acerca al 3%. Es importante destacar que el teletrabajo debe de igual forma sustentarse en una tarea, en subordinación y remuneración, todo el con el objetivo de demarcar una formal relación trabajador – empresa.
En Latinoamérica, los espacios compartidos se han convertido en una oportunidad de negocio para empresas interesadas en disminuir costos de alquiler y en una forma de sacar provecho de las denominadas torres inteligentes. De primera mano, países como Chile, Colombia y Perú han logrado abordar esta estrategia de forma bastante dinámica, de la mano de empresas internacionales interesadas en mantener estructuras sencillas y agiles. Esas entidades proveen de conexión a internet, salones de reuniones, espacios compartidos de trabajo, refrigerios, seguridad, casillero fiscal y manejo de correspondencia.
Ahora bien, viendo la situación del mercado venezolano, pensar en el teletrabajo no es una misión sencilla. Primero que todo, es importante destacar que pudiese abrir la posibilidad de contratar personal de alta calidad con domicilio en el exterior, lo que en sí mismo pudiese aliviar temas de autonomía y supervisión en el trabajo. El éxodo de venezolanos ha aumentado vertiginosamente, muchos de éstos, son profesionales formados en Venezuela y el exterior, por lo que terminan siendo altamente apetecibles, así sea a la distancia.
No obstante a ello, las complicaciones con los servicios de internet y electricidad, hacen que el teletrabajo sea una opción si y solo sí, el potencial colaborador tiene recursos para autoabastecerse de dichos servicios, lo que luce complejo y distante. Por otro lado, se requiere de inversión en equipos de computación que puedan responder desde cada de forma constante y segura. Sin duda alguna, esto traería consigo un gran cambio de paradigma, considerando que la cultura local se fundamenta en la supervisión cercana y no a distancia.
Otro reto importante será la aplicación de normas de carácter laboral para trabajadores que físicamente se encuentren en el extranjero, lo que indudablemente compromete un cambio completo de la normativa laborar venezolana, sin menospreciar la dificultad de equipararse a sueldos internacionales más competitivos y a los retos que se presentará con trabajadores que se encuentren en otros husos horarios.
A modo de cierre, es importante destacar que el teletrabajo, ya sea ocasional o a tiempo completo, es un fenómeno muy extendido que sigue avanzando y que tiene consecuencias de gran alcance para el mundo del trabajo, todo esto se ve facilitado por la tecnología; sin embargo, podría ser un arma de doble filo, ya que permite que el individuo pase más tiempo en su casa que en el trabajo, pero que también pase más tiempo trabajando en casa. Ya no es técnicamente imposible que los empleadores en cualquier parte del mundo, aprovechen la amplia cantera mundial de trabajadores cualificados (retos en cuanto a la legislación aplicable en caso de personal extranjero), pero para el caso local falta normativa en Venezuela, más allá de múltiples retos sociales, políticos, económicos y de movilidad. Indudablemente, puede ser una oportunidad la creación de espacios compartidos (como emprendimiento) y como elemento de disminución de costos, quedando en suspenso las libertades sindicales y el dialogo social.
Es importante destacar que se debe elevarse el nivel de contratación, dado que se requiere mayor autonomía por parte de los colaboradores. Por último y no menos importante, esto puede conllevar a la potencial disminución de costos, así como la instauración de proyectos de sostenibilidad y contingencias. Definitivamente es todo un reto que vale la pena intentar.