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Opinión



lunes, 18 de mayo de 2020

Firmas y consultoras empresariales. 10 acciones de cambio

La asesoría y consultoría empresarial, tal como el resto del mundo productivo, se enfrenta  a un gran reto de cara a los nuevos esquemas de negocio. Parece claro que las condiciones cambiaron, por lo que es fundamental la revisión del qué hacemos, cómo lo hacemos, cuándo lo hacemos y dónde lo hacemos, de forma tal que podamos mantener emprendimientos de este tipo a flote.
En aras de iniciar la discusión teórica de lo que le depara el futuro a firmas de contadores, abogados, consultoras de ingeniería y demás organizaciones donde predomine fundamentalmente la aplicación de conocimiento sistémico, es claro que se deben tomar algunas medidas de corto, mediano y largo plazo de forma ordenada y analizadas razonablemente.
De seguido, se enumeran al menos diez acciones que deben tomarse, con el objetivo de iniciar planes específicos que permitan sostenibilidad empresarial, en favor de profesionales, empleados y demás relacionados:
1.              Evaluación del modelo de negocios
El modelo de negocio es conocido como una herramienta empresarial (incluso previa al plan de
negocios) que permite definir lo que será ofrecido al mercado. Para algunos autores es el ADN de una entidad, y por ello que su importancia es clave al momento de entender el qué, el cómo, el cuándo y el dónde.
No está dirigido exclusivamente a saber cómo ganaremos dinero; es algo mucho más importante, dado que permite entender como interactuaremos con clientes, proveedores y cualquier otro relacionado al negocio, dando una visión sistémica y holística de nuestra propuesta de valor. No es incorrecto que evaluemos el modelo de negocios, lo que si puede ser terrible, es que debamos cambiarlo por errores en la planificación.
El mundo de la asesoría y consultoría se fundamenta en la confianza. Si los clientes no confían en nuestro servicio, difícilmente podrán mantenerse en el tiempo atado a una firma o empresa de este ramo. La propuesta de valor debe girar en torno a dar valor, optimizando costos y teniendo al cliente como número uno en la lista.
2.              Identificar los negocios del ramo y apropiarse de las mejores prácticas
La innovación no es crear cosas desde “cero”. Han pasado tantos años de historia de la humanidad,
que es muy complejo afirmar que inventamos algo que nunca nadie más pensó o estudió. Siendo así, es fundamental estar claro que el “Benchmarking” es clave en estos momentos. Tomar comparadores de productos y servicios disponibles que sean exitosos, garantizará que no entremos en el mundo de la improvisación.
Pensar en que nuestra idea es única, brillante y a prueba de balas, puede ser el inicio del fin de cualquier plan que creamos “innovador”. En el mundo de la asesoría y consultoría se cuenta con grandes referencias. Las Big Four (Anteriormente las Big Five, antes del traspiés de Enron) son el mejor ejemplo de entidades engranadas perfectamente. Su gran limitación será su tamaño y complejidad.
No debemos irnos a lo enrevesado de sus estructuras, si no de la manera sistémica como se manejan. No se confunda, el objetivo no será copiar su modelo de negocios, el trabajo será customizar las cosas útiles que hacen (son muchas). Sus servicios, su enfoque al cliente, sus procesos, la manera como investigan y se apropian de nuevos esquemas aplicados en otras jurisdicciones, como manejan su imagen corporativa y como se muestran ante la audiencia como especialistas, serán solo algunos de los elementos que debemos considerar.
No quiere decir que iniciaremos una lucha contra ellas, dado que puede que se reviva la historia bíblica de David contra Goliat, con la diferencia de que la derrota esta cantada, pero indudablemente si estaremos en capacidad de iniciar nuestro proceso de “scalling up”.
3.              Generación o apropiación de tecnología sostenible
No es necesario aplicar grandes recursos para esto. Solo basta hacer las investigaciones pertinentes e
invertir en lo que simplifique los procesos. Por ejemplo, el CRM (Customer Relationship Management) es un excelente método para poder monitorear nuestra relación con clientes y relacionados.
A través de esta herramienta (que en muchos casos pueden considerarse aplicaciones limitadas gratis) se logra administrar la base de datos de los clientes, haciendo una ruta de sus necesidades y formas de abordarlos en el corto, mediano y largo plazo. Nos proporciona de elementos que van creciendo con el tiempo y nos permiten estar en la capacidad de conocerlos cada vez más.
Por ejemplo; si mantuviésemos un CRM actualizado de nuestros clientes, en este momento pudiésemos enviarles correos masivos con invitaciones para reuniones, discusiones técnicas, documentos de lectura académica y cualquier avance que consideráramos de interés. Probablemente, esto haría que ellos se sientan atendidos incluso en la adversidad.
Otro ejemplo está en el uso de aplicaciones de tiempo de trabajo. A través de ellas, pudiésemos estar claros del tiempo que incurrimos en actividades profesionales, en reuniones, estudio, etc., tanto de nosotros, como de nuestros equipos. Es excelente momento para saber cómo se mueve nuestro negocio minuto a minuto, y entender finalmente que el tiempo es dinero.
Contar con aplicaciones contables, financieras o de asesoría en general relacionadas con el negocio en la nube es otro punto que debe ser considerado. Debemos entender que asesores y consultores deben estar en la capacidad de conectarse en cualquier sitio y a cualquier hora, con el objetivo de dar cumplimiento a las obligaciones inherentes a sus clientes. Entendemos que existen serios problemas de conectividad; sin embargo, esto no impide que vayamos creando procesos y métodos para avanzar incluso en condiciones adversas.
4.              Alianzas con clientes, proveedores y demás elementos de la cadena de valor, que tengan como objetivo disminuir los costos
Crear alianzas no es nada nuevo. En muchas ocasiones no se logran por vanidad o complejo de superioridad. La verdad es que son sumamente necesarias. Lo importante es generar condiciones claras entre todas las partes. Dejarlo por escrito y evitar los puntos ciegos será la misión de todos. Es claro que los clientes necesitan de nosotros, y nosotros de ellos. Llegar a acuerdo de pago con condiciones blandas o en especie, son acciones que pudiesen desencadenar que los negocios no paren. No es momento para cerrarse en el todo o nada, dado que eso dará oportunidad para que otros más hábiles se apropien de los muchos o pocos clientes con lo que cuente la firma o consultora.
Conversar con clientes y proveedores de forma honesta y abierta, generará un clima de mayor transparencia y longevidad.
5.              La universidad como agente de cambio
La universidad, por excelencia es un agente de cambios y generación de conocimiento. Es momento
de que las firmas y consultoras se acerquen a las instituciones de educación superior y cierren mancomunidades formales, y por sobre todo efectivas, con el objetivo de crear. Ya no es necesario hacer notas de prensa donde se firman acuerdos que no tienen resultados visibles.
Es momento de generar desde las universidades, en función a las necesidades del mercado.
Lo primero es que las firmas y consultoras deben saber qué es lo que necesitan, y con ello hacer solicitudes claras y formales de la tecnología que se requiere, y la forma como beneficiará a las universidades y a sus estudiantes.
6.              Planificación estratégica
La planificación estratégica nació en ambientes bélicos. Puede que este sea el proceso más parecido,
en aras de mantenerse en pie.
El primer paso que se debe dar es la identificación de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. Hacer esto con una visión objetiva y empezar a construir los planes de acción ante cada situación, dará luz de las siguientes acciones a tomar en cuenta.
Aun cuando este es un proceso al que debe dedicársele más tiempo, recuerde que ya inició con un Benchmarking donde se apropió de las mejores prácticas disponibles. La planificación estratégica le permitirá a su firma o consultora, generar un plan más  a la medida de sus realidades, considerando que la evaluación del FODA direccionará su hoy, marcando el camino para el mañana.
7.              Análisis de la estructura organizacional, incorporando el teletrabajo como mecanismo corriente
Hoy es fundamental entender que la tecnología es el punto principal. Teniendo esta base, es clave
poder identificar las tareas detalladas de nuestros equipos de trabajo, y con ello visualizar los tiempos de ejecución, alcance y resultado.
El teletrabajo llegó para quedarse, siendo así, las empresas deben considerar ese elemento al momento de firmar un contrato de trabajo por tiempo determinado o indeterminado con un colaborador. Los trabajadores deben estar claros que el conocimiento y proactividad son tareas que deben cumplir; sin embargo, la disposición y disponibilidad para autoregularse serán incluso más importantes.
No se pueden concebir colaboradores que deban ser supervisados 24/7. Eso quedó como un recuerdo. Ahora cada tarea debe tener un tiempo de ejecución y pronóstico de resultado, allí recaerá el valor de cada quien.
8.              Creación de servicios que puedan mejorar la situación actual de los clientes
Los servicios tradicionales pueden que sigan vigentes. Otros tantos no. Pregúntense: ¿Esto es lo que necesita mi cliente? ¿Con este servicio mejorará su situación organizacional y operativa? ¿Dónde puedo agregar valor tangible?
Estás y tantas otras preguntas del mismo tenor serán la clave para reinventarse. Fíjese en sus necesidades como firma o consultora (Benchmarking, tecnología, planificación estratégica, gestión del talento humano); puede que muchas de ellas coincidan en las necesidades de sus clientes. Eso indica que usted debe seguir y profundizar su formación profesional.
9.              Tomar la innovación como tarea de todos los días
Las firmas y consultoras deben estar en constante movimiento. Evidentemente, la investigación y
desarrollo podrían eventualmente generar innovación. Entienda que ese es el futuro.
Investigue, promueva el conocimiento, socialícelo y comparta con sus clientes las distintas formas de mejorar en ambientes adversos. Entienda que muchos negocios cerraran; no obstante, muchos otros sobrevivirán y otros tantos nacerán desde las cenizas.
10.          Entender que el mundo cambió/evite ensayar sin estudio previo

Piense, comparta, discuta, planifique, actúe y controle. No tiene tiempo de sobra para todas estas fases; no obstante, no entre dentro del mundo de la improvisación. Es por ello que es muy importante ser sistémico. Dé el primer paso al Benchamarking, incluya toda la tecnología que pueda y luego abrace la planificación estratégica como el paso final a un mundo sostenible.

jueves, 7 de mayo de 2020

El mejor amigo que me dio la vida

Su partida de nacimiento dice que nació el 13 de junio de 1937, aunque siempre bromeaba

diciendo que había sido realmente el 8. 
En Rubio, estado Táchira (lugar donde vio la luz por primera vez) podían ocurrir esas cosas.
Tuvo muchos hermanos y hermanas, todos muy unidos y con un respeto entre ellos bastante interesante para uno el citadino. Me contaba que tuvo una niñez movida, jugando y metiéndose en problemas de muchacho, nada del otro mundo. 
Mi abuelo, don Carlos García, fue un hombre de campo, pero entiendo que muy inteligente para los negocios; a lo lejos veo a mi padre salir de casa con el sol ausente para su último encuentro con él. Aún contamos con fotos que se ven lejanas, pero que son la muestra de que compartimos poco, pero intensamente.
Cuando visitaba a Rubio de su mano, no faltaba una anécdota en cada esquina; todo le recordada esas cosas de muchacho que nunca olvidas. Una bocanada de su pasado, era una puerta que se abría a su interior; yo quería saber tanto como pudiese.
Creo que mi padre no tuvo grandes carencias en su infancia, quizás si mucha disciplina de la dura, cosas de esos años.
En la década de los 50 tomó la decisión de irse a Caracas junto con algunos de sus hermanos y hermanas. No sé que lo motivo a hacerlo, supongo que la adrenalina de vivir en una metrópoli y las ganas de conocer lo hasta ese momento desconocido. Quizás algo de rebeldía también; necesidad posiblemente.
Para un joven andino, Caracas sería un cambio épico en la forma de ver la vida. Según cuenta, la pasó muy bien, disfrutó y trabajo bastante. Conocía cuanto recoveco de mala muerte de la ciudad, así que todo indica que la caminó hasta cansarse; era caraqueño de corazón, nunca le sentí acento andino, se fundió con su nuevo gentilicio y lo hizo propio sin quejarse; no obstante, siempre nombraba con orgullo a su terruño.
Caminé a su lado desde Quinta Crespo, hasta la Avenida Urdaneta, viendo todas las vidrieras y escuchando cada anécdota de la ciudad. Comíamos cotufas en la plaza Bolívar, mientras correteaba palomas y ardillas. Un buen juego de los leones no podía faltar; incluso llegamos a ir a ver a los tiburones de “home club”, solo para escuchar el sonido del bate y la pelota. Luego, esas visitas al estadio las hacía con mi hermano, y recordábamos el famoso pollo frito y la cantimplora llena de algo para tomar.
Conocía las calles de forma perfecta, no necesitaba “gps” para saber llegar a un sitio; cuando te daba una dirección, podías tener la imagen perfecta, él era así, todo detalle.
Te repetía las cosas varias veces, cuando joven era horrible, de hombre entendí que solo quería evitar que me equivocara, ese era su mayor intención. 
Luego de su llegada a la capital, supongo que estaría debatiéndose en cuanto a qué hacer con su vida y haría una que otra cosa para subsistir. Caracas sería más amable en esa época. 
Dicen que a todo andino le encanta una “cachucha”, él no fue la excepción; se unió a la Policía Metropolitana de Caracas; estaba nueva de paquete. 
Al principio quizo ser oficial, pero el curso era en el Junquito. Huyó, el frío lo superaba; siempre bromeaba con él sobre eso. Me parecía increíble que un hombre grande y fuerte como él haya pedido “la baja” y acabar con su sueño de ser policía. No fue del todo así, en un sitio más cálido y con un curso más corto, se convirtió en agente.
Su carrera fue de alrededor de 25 años continuos. Salió jubilado por allá en la década de los ochenta como sargento primero, así que mal no le fue; se le recordaba como un hombre estricto y honesto. Cuenta la leyenda que cuando lo jubilaron sus subordinados hicieron una fiesta, no fue invitado. Su reputación lo precedía y eso generó un compromiso grande a posteriori. Estando en el liceo, ser su hijo era todo un evento.
Alrededor de sus 30 conoció a mi mamá. Una mujer encantadora y con un carácter fuerte; ella estaba apenas por llegar a los 20. Al parecer no quería tener un novio mayor, ni policía y menos que fuese andino; mi papá era las tres cosas, increíble. En ese momento, mi papá tuvo que renunciar al amor que tenía a las motos y a la vida libre, probablemente eso lo salvó de muchas otras vicisitudes y dilemas. Le quedó una fuerte alergia al ron; una vez, con voz firme le dije: “no puedes tomar eso otra vez”, yo no llegaba a los ocho años, aceptó mi sugerencia.
Se casaron y vivieron muy humildemente en una barriada de Caracas; allí nació el primero de tres hermanos. Con mucho sacrificio y esfuerzo lograron comprar un apartamento en Caricuao, donde nació el resto de la camada. Lo pagó con su jubilación, quería garantizarle el techo a sus hijos y esa financiera desacertada decisión era la manera de demostrarlo.
Vivíamos los cinco allí, cómodos, sin carencias, con una cama caliente y muchas historias que contar. Nos llevamos siete años aproximadamente cada uno; mi mamá dice que lo planificó así para poder trabajar como enfermera y ayudar económicamente tanto como mi papá, aún cuando hay muchas anécdotas en cuanto a mi inesperada llegada.
Esta diferencia de edad prácticamente nos convirtió en hijos únicos, así que tuvimos el tiempo para disfrutar de él y sus cosas.
El mayor tuvo la oportunidad de conocerlo como hombre joven y activo, el del medio como hombre maduro y sabio y quien suscribe como hombre bonachón y consentidor.
Le encantaba el béisbol, fanático de los leones del Caracas. Heredamos el amor a ese equipo por él. Conocía anécdotas y estadísticas súper precisas. Jugaba muy bien al sóftbol, dominó y a las bolas criollas, nadaba como delfín y tenía una fortaleza física que le permitía hacer cosas que veíamos con asombro; todo parecía que en sus manos era posible. Me enseñó hasta a jugar ajedrez, no he vuelto a jugar como en ese entonces.
Cuando íbamos a la playa mi mamá no dejaba que me metiera mar adentro; yo me sentaba en la orilla a ver como se alejaba, se sumergía y salía al rato como si nada. Nunca sentí temor, confiaba en que era el mejor nadador del mundo.
Su abrir y cerrar de puerta era mítico; no podía dormir si tenía alguna duda sobre el estatus de la misma. Independientemente de quien llegara de último, él debía validar que todo estuviese perfecto, la seguridad primero.
Ir al conuco era épico. Levantarse de madrugada, llegar, caminar, sembrar, recoger y cargar. Todo era una enseñanza y un aprendizaje, todo era vida y abundancia. Luego subir todo al apartamento y regalar a los vecinos y familiares, todo era bondad.
Era reservado en la casa, estricto en el trabajo y alegre con sus hermanos y amigos. Era un cóctel; tuve la oportunidad y fortuna de verlo en todas sus facetas.
Le gustaba leer historias de vaqueros. En su mesa de noche tenía una colección, luego las cambiaba por otras. No se donde estarán, solo recuerdo que se acostaba de lado y las leía con detenimiento.
Tenía una ortografía y gramática de universitario, escribía en la máquina de escribir con rapidez y precisión, el “tipex” no era una opción. Siempre decía que había sido sumariador, tarde entendí que era. Mis trabajos del liceo eran obras de arte, dado que siempre estaban perfectamente cuadradas y muy bien redactadas; de allí le agarre amor a ese arte.
Cuando entré al liceo, me dijo que era algo temporal; le creí. Me convenció luego de que aguantara un año más; acepté. Ya con el tiempo le dije que lo dejara así. Gracias a esa mentira piadosa conocí mejor a mi esposa y aquí estoy, hecho y realizado; siempre tuvo la respuesta para todo.
Vivió a plenitud, trabajaba con pasión y heroísmo; no veía el reloj para cumplir con su obligación, fue digno ejemplo de constancia. No le gustaba el lujo, pero si quería lo mejor para sus hijos; nunca fue egoísta o envidioso, esas acciones no estaban en él. Era exigente y acucioso, revisaba mi boleta de la escuela y bachillerato con un ojo clínico perturbador (a veces era un acto de paciencia escuchar sus reclamos por una nota baja); imprimió en mí el deseo indescriptible de ser tan bueno como fuese posible, sin daños colaterales. Me enseñó que mi única competencia era yo mismo, espero poder transmitir eso aguas abajo. 
Un día me dijo qué hay personas que nacen para clavo y otras para martillo. Entendí rápidamente que esa sería la frase que me definiría como hombre. La verdad es que no se como explicar la enseñanza, solo se que entendí que hay que ponerlo todo.
Nunca me obligó, nunca se impuso, siempre dejo que el libre albedrío fuese la respuesta a todo; seguro confiaba en que al final las cosas saldrían bien, sentía que su trabajo había sido eficiente.
Luego de una larga carrera en la policía, trabajó en una empresa privada, lo hizo con pasión, dedicando quince años de trabajo fuerte y constancia. Cuando vio al último hijo tomar el título universitario, sintió que ya estaba realizado; allí tomó la decisión de retirarse con dignidad y vivir en casa al lado de mi madre. 
Vivieron solos y muy juntos luego de que todos dejamos el nido; verlos era un ejemplo de constancia. Se que la vida en pareja no es fácil, pero ellos lograron sortear todo lo sorteable y se mantuvieron juntos hasta el último segundo.
La verdad es que eran una maquina perfectamente aceitada. Vieron a sus hijos graduarse, casarse, tener hijos y vivir con altos y bajos; siempre estuvo dispuesto a dar consejos. Eran muchas veces fuertes, pero basados en la experiencia y desde el amor. Por momento sonaban altivos, altisonantes y antipáticos, pero era la forma de llegar al punto donde pocos quieren llegar. 
Lo por momentos perturbador era que luego de una gran reprenda, al rato se acercaba como si nada hubiese pasado, ahora entiendo que es que no había rencor. Para mi, en ese momento el cerebro me estallaba, yo quería seguir la discusión.
El tiempo no perdona, pero Dios le dio la oportunidad de ver nacer a sus nietos, los cargó, los besó y los abrazó. Su vejez fue tranquila, no le faltó nada. Estuvo en su casa y en su cama caliente; ver televisión fue su mayor distracción. 
Disfrutó el retiro, compartió con sus nietos, los vio crecer y los hizo vivir otras aventuras fantásticas; se que ellos tendrán mucho para contar a sus propios hijos.
Sus hijos lo abrazaron y lo besaron, sin importar que eran varones, el siempre fue puro corazón, su metro casi ochenta, corpulencia y aspecto de gladiador era solo una fachada de alguien que siempre pensaba con el alma, luego usaba el cerebro. A veces la gente decía: “tu papá es duro”, yo les decía que era solo una vista limitada de la verdad.
Me enseñó tantas cosas útiles, que afortunadamente siempre he valorado, creo que no me quedó nada en el tintero, todo se lo dije, todo me lo dijo (incluso lo no tan bueno).
Uno quiere que las historias de amor sean eternas, la verdad es que no son así; la definición de aceptación es algo que aún estoy investigando.
Se fue un 7 de mayo de 2020. Partió desde su cama, en su casa, con sus seres queridos y protegido. Su querida Caracas fue el lugar de partida.
Apenas habían pasado las 8:00 de la mañana cuando lo decidió junto a Dios, él era madrugador; me despertó la lluvia en mi casa, confío firmemente que esa era su despedida, no podía irse sin avisar, esa era su costumbre, nunca sonaba la puerta sin antes decir a donde iba, yo hago lo mismo.
Dios lo recibió allá arriba con una fiesta y yo se que más que irse, se fundió en mi; nos mira, cuida y espera, nos amortiguará la llegada cuando el creador lo disponga y yo estaré feliz de verlo, besarlo y abrazarlo como cada vez que me recibía o despedía de casa.
Esto lo escribo para tender un puente entre mis recuerdos y la vida de mis hijos y sobrinos. Es solo un rastro de lo que fue y una letra que perdurará por siempre. Decirlo con palabras me costará, escribirlo solo me coloca en el riesgo de ser simplista ante la inmensidad de su obra. Algún día ellos leerán esto y sabrán quien me dio la vida. Yo estaré tranquilo porque siempre le di tributo.