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Opinión



martes, 29 de mayo de 2018

La tributación y las políticas públicas

La tributación es un elemento a considerar al momento de diseñar y aplicar políticas públicas. Por definición, los impuestos tienden a estar íntimamente incorporados en la ejecución de políticas fiscales expansivas o restrictivas, aplicadas de forma sincronizada y armónica, para con ello propiciar el equilibro de otros elementos macroeconómicos relevantes, tales como: inflación, producto interno bruto, reservas internacionales, liquidez, masa monetaria, empleo, entre otros. Dentro del sistema de administración financiera pública, la tributación y aduanas están alineadas de forma protagónica a la creación de ingresos ordinarios, que luego serán dispuestos presupuestariamente en forma de erogaciones del mismo carácter.
Tal como lo establece la tradición democrática de muchos países occidentales, la educación a todos los niveles académicos debe ser atendida y propiciada, por lo que termina convirtiéndose en una obligación gubernamental de peso en los distintos escenarios geopolíticos, sin obviar el hecho de que ha sido un punto de honor para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM). Para que la educación funcione de forma armónica, debe existir una correlación de esfuerzos entre el Estado, el empresariado y la academia, buscando con ello la obtención de resultados positivos, que además sean medibles y favorables para los estudiantes.
Ante la brecha que impone los recursos insuficientes y una educación latinoamericana de baja calidad, la presente problemática debe ser mitigada a través de esfuerzos mancomunados entre las Instituciones de Educación Superior (IES) y el empresariado. En este sentido, es fundamental propiciar una interacción armónica, en conjunto con políticas gubernamentales que motiven y alienten a los actores a invertir y generar condiciones, en un ambiente favorable, garantizándose con ello sustentabilidad, calidad y longevidad. Allí, en ese punto, la generación de beneficios fiscales puede ser clave, en aras de propiciar condiciones coherentes, relevantes e interesantes para los actores.
Todo este entramado jurídico y operacional debe estar orientado a un objetivo claro, y es el de generar recursos de carácter económico que puedan ser direccionados en aras de cubrir necesidades fundamentales (o incentivar la realización de tareas tendientes a ello).
No obstante a lo anterior, el aspecto ético debe estar incorporado en el análisis y ejecución de políticas de este tipo; en función a ello, el diseño de modelos mancomunados de formación profesional, donde interactúe el Estado, IES, empresas de distintos sectores  y jóvenes estudiantes, podría ser la ruta más confiable en búsqueda de resultados provechosos; orientado a un esquema de aprender a ser, aprender a hacer y aprender a convivir. De manera muy clara Turnnerman, aseveró que: "(…) la sociedad del conocimiento, necesita de personas de mayor calificación, aceptación y éxito porque la sociedad no demanda de personas que sepan o posean contenidos, más bien requiere de personas que hayan aprendido a aprender, que posean las herramientas conceptuales y no los resultados de su uso, para lo cual considera como pilares de la educación el aprender a aprender; aprender a hacer; aprender a vivir juntos; aprender a vivir con los demás y aprender a ser". Sin duda alguna, hay que comulgar con ello.