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Opinión



viernes, 24 de junio de 2016

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 258

Escasez

Aguas arriba


La escasez de alimentos es uno de los problemas más grandes que tienen los locales venezolanos en la actualidad. Los niveles de corrupción y la delincuencia han quedado de lado ante la magnitud del desabastecimiento que se observa y vive en el país de una forma despiadada. Esto se une a la pérdida total del poder adquisitivo a todo nivel, dado que los no afectados por la situación son verdaderamente una minoría, los cuales aún están en condiciones de poder adquirir productos de la canasta básica, para con ello poder vivir con condiciones razonables, principalmente en cuanto a lo alimenticio.

La opacidad en la información por parte de entes gubernamentales impide conocer con meridiana exactitud el porcentaje de escasez que tenemos frente; no obstante a ello, solo es necesario hacer breves recorridos en comercios públicos y privados para observar largas colas de personas para adquirir productos limitados. Muchos de ellos, son producidos por prácticamente una sola empresa privada y otros son importados de forma poco ortodoxa con la intervención del mismo estado lo que más allá de ser un paliativo, intrínsecamente es fuente primaria del problema.

Aguas en el medio

De acuerdo a algunas fuentes extraoficiales, la escasez a la fecha pudiese rondar entre el 50% y el 80% (dependiendo de los rubros) en productos prioritarios, cifras que lucen escalofriantes al ser comparadas con el mismo indicador de países industrializados, donde el porcentaje pudiese estar rondando tan solo un dígito. Esto sin contar que el tema relacionado con medicinas y demás productos conexos también se encuentran desaparecidos de farmacias y droguerías, causando esto una situación tan o más compleja y lamentable que la de los alimentos, considerando que se ha tenido que conformar una red de solidaridad para poder dar soporte a personas y familias en situación crítica (independientemente del estatus socio económico).

Lo interesante de este fenómeno, es que el estado venezolano tiene una importante participación en empresas del sector alimenticio, las cuales en algún momento fueron propiedad de particulares, que se encuentran actualmente produciendo cantidades muy inferiores a lo acostumbrado y esperado, por lo que la distorsión se vuelve mucho más grande para entender realmente la génesis del problema y sus posibles soluciones. En el sector farmacéutico puede que no exista participación similar, pero dicho sector si se encuentra supeditado a los controles administrativos, fiscales, legales y cambiarios de la nación, por lo que su producción de una u otra forma está asociada a que tan proactivo sea el estado en propiciar condiciones tendientes a producir más y mejor.

Aguas abajo

Ya con un sentido menos vital, pero sí de suma importancia está el hecho de la pérdida de conectividad que tiene el país suramericano en estos momentos, considerando las deficiencias existentes tanto en telefonía fija como celular, internet y aun peor, transporte internacional, lo que prácticamente devuelve al país a la edad de piedra, donde pareciese que el fax o la carta convencional serán la manera más segura de mantener comunicaciones de negocios con clientes y relacionados, situación que en principio pudiese ser risible, pero que lamentablemente muestra claramente la decadencia que se está atravesando.


Este tipo de situaciones genera que lamentablemente, la comunidad económica no vea al empresariado venezolano con seriedad, sino simplemente con un pobre país rico, que vio pasar la bonanza más grande de la historia por las manos de la clase política más corrupta de toda América. Para que esto cambie, deben determinarse responsables y la justicia debe prevalecer, para que el país suramericano llegue a eso, falta aún mucho camino por recorrer. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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