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Opinión



domingo, 17 de junio de 2012

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 48

Cambio de menú

Aguas arriba

No tengo mucho tiempo libre, pero aun así decido ir a cenar a mi restaurante favorito. Me he hecho amigo del dueño y aún cuando no me da descuento, tiendo a enterarme de cosas muy interesantes sobre el funcionamiento del negocio, que un cliente normal no sabría.

Quiero algo light, así que le pido que me sorprenda; que sea algo sencillo pero sabroso. Como tiendo a ser un poco hiperactivo, al final le digo que quiero el plato que me mando a preparar en los inicios del restaurante y que fue uno de los causantes de que me enganchara con el concepto de la cocina y que adicionalmente nos haría tener buenas charlas como la que prometía esa noche.

Ante mi solicitud un tanto exquisita y además detallada en cuanto a ingredientes y grado de cocción, mi amigo se vuelve a sentar en la mesa y me pone cara de drama e inmediatamente supe que la velada no sería tal como la vi en mi mente.

Aguas en el medio

Ciertamente mi exigencia culinaria estaba un poco subida de tono para los tiempos en que vivimos y estaba compuesta por varios productos que se fueron junto con los dinosaurios y nuestro buen sentido del humor. Me sentí decepcionado por el hecho de que había ido a cenar allí en el día menos indicado y por un momento pensé que mi -ahora ex- mejor amigo había cambiado calidad por rentabilidad, pero no, realmente él se encontraba contra la pared, tratando de ser más creativo en un ambiente cada vez mas adverso.

Una vez que se sentara y explicara sobre el giro de su menú -un tanto menos estilizado- me dio una verdadera lección de empeño por sobrevivir basado en la creatividad. Me dio un listado de adversidades administrativas y burocráticas para cada producto considerado exquisitez ausente ahora en su menú, pero hablando inmediato de su sustituto criollo para con ello poder seguir brindando calidad, a precios razonables y bajo condiciones que no lo hiciesen perder la cordura.

Aguas abajo

En los tiempos en que vivimos, depender de productos específicos puede hacer que nuestros emprendimientos tengan fecha de caducidad. Desafortunadamente los procesos relacionados con la adquisición de bienes provenientes del exterior son absolutamente inhumanos, que nos hacen ver como una sociedad de mendigos en la comunidad internacional.

Todo proveedor del exterior sabe en la actualidad, que vendernos generará problemas para adquirir divisas, problemas de traslado, problemas de nacionalización, problemas para obtener permisos; por solo citar algunas de las trabas que nos conseguiremos en el camino. Es lamentable ver a un venezolano en el lobby de un hotel en el extranjero sin divisas para pagar -porque la tarjeta por algún motivo desconocido no pasó-, pero es aun más terrible ver a un emprendedor, que genera fuentes de empleo, que paga impuestos, que hace actos lícitos, que da bienestar a su entorno, pero que debe enfrentarse a un muro para poder hacer operaciones de comercio que en cualquier país del mundo los haría hasta un niño. Vendrán tiempos mejores, pero por lo pronto hay que meter la creatividad por el canal rápido. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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