Hora de cerrar
Aguas arriba
Cada final, realmente es el comienzo de algo nuevo –no sé si mejor o peor- para lo cual debemos estar preparados –o hacer el intento-. El estar en posición de tener que cerrar un proyecto o negocio y proceder a su liquidación no solo tiene el impacto fiscal y legal de tener que cumplir con todos los deberes previstos en nuestra normativa a fin de cancelar deudas con empleados, proveedores y cualquier otro acreedor, así como el tener que cubrir todos los formalismos de liquidación y presentación de declaración de ejercicio corto ante los distintos entes que así lo demanden.
Probablemente, en frio, las personas y autoridades solo piensen en esto de esta manera –solo el cumplimiento de mucho papeleo-, pero esto realmente va mucho más allá de lo que ellos creen y de lo que uno piensa en el rol de asesor -que no se pone en los zapatos de sus clientes en el momento preciso de tener un fracaso-.
Aguas en el medio
El liquidar un negocio es un momento de duelo. Es un momento de reflexión para pensar en todas las buenas y malas decisiones que se tomaron y actuar en consecuencia. Generalmente es muy duro tener que darse cuenta que fallamos y tratar de complacer a nuestro ego culpando al gobierno, a los proveedores, a los clientes, a nuestros socios y hasta a nuestro perro por el mal que nos han hecho, y vivir por un tiempo indeterminado como el mayor de los incomprendidos.
Muchas personas pudiesen decir que no es necesario lamentarse…yo difiero de ello. Claro que si debemos lamentarnos para evaluar y rectificar de la experiencia vivida y tratar de ser más cauteloso a la hora de iniciar proyectos a corto, mediano o largo plazo. Esto no lo digo para ser infalibles, pero si para estar consciente de que negocios son negocios y deben tratarse como tal.
Aguas abajo
El hecho de que un emprendimiento falle implica papeleo, pérdida de recursos y TIEMPO. El tiempo para mi es vital, es prácticamente como el oxigeno. Un negocio requiere de noches de discusión luego del trabajo, requiere de sábados y domingo de dedicación exclusiva, incluye riesgos hasta personales al tener que movilizar dinero y recursos que puedan ser apetecibles por los amigos de lo ajeno, por lo que no es para nada desdeñable el lamentarse y revisar en que fallamos.
Yo me tomaré el atrevimiento de invitarlos –y me disculpan- a repasar en silencio cada detalle, cada conversación y cada decisión a fin de no volver a cometer los mismos desaciertos y tener claro que este es solo el primer round y aún cuando vamos uno abajo, pronto el asunto cambiará.
Quizás es hora de sentarse con el abogado para discutir los honorarios para el proceso de liquidación y para serles honesto, puede que el duelo no los deje pensar de cómo deben negociar. Para el próximo emprendimiento harán una mejor estrategia, por lo pronto no importa seguir siendo consistente con los errores de esta vuelta. Hasta una próxima entrega. @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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