Emprendimiento fuera de borde
El emprendimiento no sabe de fronteras, por
lo que no es una vocación que se encuentra con una camisa de fuerza que la
mantiene inerte ante el paso del tiempo, por lo que lo más interesante de esto,
es que la fuerza que ponga el emprendedor hará que cualquier proyecto eventualmente
sea exitoso y rentable, sin importar su ubicación geográfica. Claro está, todo
apasionado de los negocios busca que sus proyectos sean concretados en su área
de influencia y beneficie directa e indirectamente a los que lo rodean.
Esta condición no la tiene toda persona. Lamentablemente vemos como
desde hace más de una década lo que abunda son ciudadanos que se dedican a
pedir dádivas a cambio de subordinación, y definitivamente eso genera el efecto
contrario, dado que no se construye, si no se espera que alguien más lo haga,
partiendo de la premisa de que se merece lo no alcanzado. No es difícil explicar
que los países industrializados han logrado ser exitosos gracias a la
dedicación y disciplina de su aparato productivo.
Aguas en el medio
El emprendedor no tiene el enfoque de las dádivas y es por ello que
también en esta última década ha nacido una corriente muy interesada en hacer
cosas y trascender. Lo interesante de esto es que muchos han debido llevar a
cabo sus proyecto al cruzar las frontera, buscando incansablemente lo que
constantemente pedimos (seguridad jurídica/personal/económica), para poder así
llevar a cabo proyectos creativos y rentables, que logran beneficiar a muchas
personas de países vecinos, teniendo nosotros algunas particulares que nos
podrían hacer imprescindibles para cualquier mercado de bienes y servicios.
En una publicación reciente vi con asombro que países adversos al
capitalismo están ofreciendo a inversores extranjeros la tan ansiada seguridad
jurídica, derecho a repatriación, prohibición de huelga y además limitaciones
en materia de contratación colectiva. En ese momento me quedo mudo y me doy
cuenta que hasta el más miope puede ver que para recibir hay que dar condiciones
mínimas que garanticen que las reglas de juego serán claras para todas las
partes y que todos recibiremos de una u otra forma un beneficio en el corto,
mediano y largo plazo.
Entender que lo único necesario es dejar los complejos y trabajar en pro
de que lo básico siga siendo así, garantizará que de una u otra forma, otros
inversores noten que los beneficios en cualquier negocio solo están atados al
rendimiento particular de cada proyecto y no a la intervención del estado como
un todo. Es prácticamente imposible invertir, sintiendo que ante el primer resbalón
se puede perder todo. Hay que estar consciente que el beneficio de cada
emprendimiento dependerá del riesgo que tenga asociado, por lo que ante mayor
riesgo, mayor ganancia.
Aguas abajo
Volviendo al emprendimiento fuera de las fronteras, es muy interesante
escuchar en muchos países vecinos que los inversores actuales son de estas
tierras. Esto llama la atención desde el punto de vista sociológico, asusta
desde el punto de vista nacionalista y se vuelve tema de estudio desde el punto
de vista de emprendimiento. Esto muestra como una camada de coterráneos en vez
de planificar su crecimiento masivo en el mercado local, prefieren ser pequeños
aquí y allá, con tal de diversificar el riesgo y a su vez tomar ventajas del consumismo
propio que nos caracteriza, pero que estoy seguro ira convirtiéndose en una
historia que contaremos a nuestros nietos en el corto plazo, dado que para bien
o para mal, deberemos cambiar nuestros paradigmas para empezar a vivir la
cultura del centavo que tanto bien le ha hecho a los países industrializados,
dado que crea un entendimiento más claro del uso de los recursos financieros.
Más interesante hubiese sido que esos emprendimientos se llevarán a cabo
de este lado, pero según los entendidos, los empresarios locales se convierten
en unos salvajes aquí y guardan lo mejor de sí afuera, cosa muy extraña y que
es explicada como si los escuchas careciésemos de criterio. En honor a la
verdad, por lo que se ve, es bastante propicio el momento para entender el
momento que vivimos y cambiar nuestra forma de ver el entorno en el cual
debemos hacer negocios.
Ahora bien, para invertir donde si hay condiciones se requiere de un
plan, de una metodología y de recursos de todo tipo. Indiscutiblemente se
necesita de una gerencia de proyecto muy intensa y especializada para poder
comenzar un proyecto fuera del país, por lo que es fundamental tener una
preparación previa (y continúa) lo suficientemente rigurosa para entender
nuevos mercados y de forma sistemática avanzar. Recuerden, el emprendimiento va
más allá de las fronteras, por lo que lo importante es moverse y lograr cosas.
Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario