Ejercicio
de profesiones
Aguas
arriba
Recientemente
leía uno de los tantos análisis que realiza el Banco Mundial, en el cual se
detallaban los países en los cuales se podían ejercer profesiones de forma
exitosa (claro está, en función al esmero individual) sin mayores limitaciones
que las previstas en las normativas tanto para nacionales como para
extranjeros. Obviamente, la lista esta liderizada por los países de siempre,
los cuales se preocupan por formar personas de alto rendimiento, con el
objetivo de apalancar todos los sectores de la economía de manera eficiente y
con perspectiva de futuro. Esta sigue siendo la estrategia clara de países
desarrollados y emergentes.
Mucho
se ha discutido sobre esto, y la clave está en que muchas naciones están cada
vez más claras de su rol como formadores de profesionales de alto nivel tanto
para la ejecución interna, como para la exportación de talento. Venezuela ha
tenido una experiencia interesante sobre esto, dado que en los últimos años
hemos visto un contingente de personas con estándares que se han considerado de
alto rendimiento.
Aguas
en el medio
Muchos
pudiesen hasta este punto pensar y hablar de lo costoso que es estudiar en esos
países desarrollados y emergentes y las brechas sociales que hay en las clases
sociales; no obstante a ello, siempre habrá gente con deseos de superación que
conseguirán los medios para hacerse camino y lograr metas en este sentido, en
cuyo caso, el éxito tiende a tener un sabor más dulce aún, por el sacrificio
que conlleva semejante proeza en condiciones constantemente adversas.
En
otros países puede que (quizás/según) la educación se encuentre más masificada
y a menor costo, pero termina siendo sustancialmente inferior en calidad, y lo
que se termina masificando es la ignorancia de forma sistemática, por lo que al
final se obtiene una generación de analfabetos funcionales que probablemente
aporten cuotas cortas de valor y que por consiguiente terminen siendo obstáculo
para el crecimiento.
Aguas
abajo
Para
el caso local, contamos con instituciones de bajísimo rendimiento y otras que
hacen un trabajo a pulso para formar profesionales de mayor nivel, pero que
lamentablemente se consiguen con un mercado laboral en decadencia que no los
acoge de buena manera, por lo que terminan siendo etiquetados de una u otra
forma por la sociedad. Está claro, que este segmento de profesionales termina
siendo altamente atractivo para países donde el acceso a la educación es bajo,
por lo que de allí se puede ver el porqué de dicho recibimiento masivo con
beneplácito.
Contamos
con abogados que se alejaron de la etiqueta para poder ser medianamente bien
atendidos en tribunales y entes públicos (al menos no ser vilipendiado se
puede considerar un éxito rotundo) y que por momentos pareciesen ser más
gestores/agentes inmobiliarios/entre otros, lo que de una u otra forma tira a
la borda la profesionalización que tanto debemos defender y honrar.
Tenemos
contadores que son especialistas en ajustar cifras y gestionar registros antes
entes varios y que de una u otra forma no viven de la grandeza de las normas
contables y tributarias, si no del resuelve del día a día. Ingenieros que no
pueden explotar todos sus conocimientos por contar con herramientas y
educadores que no entienden las necesidades y realidades individuales de cada
estudiante, mientras en simultáneo se preocupan por dar educación orientada a
la nota de un examen.
La
culpa no es de estos jóvenes que un día de decidieron hacer estudios
universitarios, sino de un sistema político que movió negativamente los
cimientos de una sociedad, convirtiendo a todo un colectivo en buhoneros y
pedigüeños de profesión. El gran trabajo será poder revertir dicha realidad y
cambiar tantos paradigmas que han erosionado la forma como convivimos en un
país que está obligado a sacar la mejor cara para levantarse ante la
adversidad. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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