RESUMEN
La sustentabilidad pareciese que es un tema de moda;
no obstante, está apreciación está bastante alejada de la realidad,
considerando que han habido significativos esfuerzos para poder masificar el
concepto; este trabajo incluye parte de los análisis llevados a cabo por investigadores
del tema, quienes desmitifican dicha concepción. Lo desafortunado es que
evidentemente han sido insuficientes los esfuerzos, dado que los resultados son
apenas palpables. Cuando se emprende la misión de definir el término, se encuentran
distintas dimensiones, donde la confluencia de las mismas hace posible su completa
aplicabilidad; el gran reto es lidiar con esto eficientemente, considerando que
no todos los habitantes del mundo comparten la misma preocupación sobre los
riesgos asociados. Son varias las dimensiones; sin embargo, la económica es la
que tiene más detractores, considerando que es el elemento que principalmente
ha ocasionado la inaplicabilidad del concepto de manera determinante y con
resultados evidentes en la vida humana. La sustentabilidad persigue generar el
equilibrio hoy, con efectos positivos para generaciones futuras; no obstante,
la desigualdad en el mundo hace que forzosamente deba dársele especial atención
a las ansias de consumo de los particulares y las cuotas de poder en pugna
entre Estados y grandes corporaciones. Para poder lograr que la sustentabilidad
sea considerada de manera formal por el emprendedor habitual, es necesario que
las evaluaciones de factibilidad de futuros proyectos incluyan más que alertas
ecológicas, los beneficios económicos que generará ser más o menos cuidadoso
del medio ambiente, de lo contrario, todo indica que la lucha se perderá
incluso antes de iniciarla.
DESCRIPTORES
Sustentabilidad, dimensiones, economía, ecología, social
ABSTRACT
Sustainability seems like a
fashionable topic; however, this appreciation is quite far from reality,
considering there have been significant efforts to massify the concept; this
works includes part of analysis carried out by others authors. Unfortunate, they
have obviously been insufficient, considering the results are barely palpable.
When the mission of defining the term is undertaken, it finds some dimensions,
where the union of them makes possible their applicability as a whole; the
great challenge is dealing efficiently the term, considering that not all the
inhabitants of the world share the same concern about the risks. There are
several dimensions; nevertheless, the economic is the number one, and also,
with more detractors; considering that it is the main cause of the
inapplicability of the concept in a decisive way and with evident results in
human life. Sustainability seeks to generate balance today, with positive
effects for future generations; nonetheless, inequality in the world
necessarily forces particular attention to consumer cravings, share of power
and conflicts between states and corporations. In order to ensure that
sustainability is considered in a formal way by the usual entrepreneur, it is
necessary that feasibility evaluations of future projects include more than
ecological warnings, economic benefits that will generate more or less
environmental care, everything indicates the match will be lost even before
start it.
KEYWORDS
Sustainability,
dimensions, economic, ecologic, social
INTRODUCCIÓN
La sustentabilidad (o sostenibilidad, dependiendo del investigador
y su posición fuerte o débil) se compone de una serie de dimensiones, donde la
confluencia razonable de estas genera la posibilidad cierta de que la vida
misma de cualquier ser vivo sea prospera, un proyecto empresarial (e incluso
social) se ejecute, tareas rutinarias o espontaneas se logren y cualquier otra
actividad tenga resultados tangibles. Todo indica que la longevidad y
pertinencia está firmemente atada a que efectivamente pueda proporcionarse la
dosis exacta de cada elemento requerido, para con ello garantizar el
cumplimiento de los objetivos y metas propuestas de forma inicial.
En un mundo tan globalizado y con altas dosis de poder en
juego, la dimensión económica tiende a tener una preponderancia significativa,
dado que el hombre, los gobiernos y las industrias cada día tienen mayores
apetencias en aras de maximizar riquezas, incluso si eso significa la
destrucción sistemática del planeta. Indudablemente, todo indica a que el tema
económico puede venir afectado por una severa crisis ética mundial, donde la
corrupción y codicia vienen a ser importantes factores dentro de la ecuación.
En función a esto, la presente investigación pretende
definir la sustentabilidad, analizar las distintas dimensiones que la componen,
haciendo un mayor esfuerzo sobre la dimensión económica, con el objetivo final
de determinar si efectivamente este último elemento puede ser una ventaja o un
obstáculo en aras de incentivar la ejecución de proyectos que sean del todo
sustentables y que maximicen incluso la oportunidad de negocios, conllevando
esto a que el término pueda ser masificado en el emprendimiento, lo que sin
duda alguna pudiese tener una incidencia significativa en que el mundo considere
a la sustentabilidad no como una utopía, sino como una verdadera oportunidad de
negocios en sí misma.
En los últimos años, hemos visto organizaciones civiles y
entidades empresariales, tratando de cultivar la sustentabilidad como un punto
de mejora en las prácticas operacionales, considerando que la reutilización, el
reciclaje y la innovación pueden ser elementos que tiendan a disminuir costos
de forma significativa (e incluso, propician en nacimiento de nuevas unidades
de negocio), lo que inmediatamente genera la posibilidad de maximizar
ganancias. Con esta perspectiva, todo indica que el rol de los investigadores
deberá estar orientado a la creación de estrategias que motiven, alienten y
simplifiquen estos términos, a fin de que no queden como meros esquemas
académicos, que terminan siendo poco entendibles y que evitan la masificación
del conocimiento, y por sobre todo, de los beneficios que esto conlleva.
Para poder llevar a cabo la investigación, el presente
trabajo se fundamenta en la revisión documental de literatura especializada, iniciando
con la definición de desarrollo sustentable y sus dimensiones, enfocándose
principalmente en el tema económico y concluyendo con aspectos de valor que
puedan considerarse apetecibles para empresarios interesados en entrar dentro
de la dinámica de sustentabilidad, mientras en simultaneo pueden visualizar
nuevas oportunidades que permitan generar desarrollo en sus negocios, todo
esquematizado y aplicado por la academia como fuente de conocimiento.
I.
Sustentabilidad
Considerando lo citado por Calvente (2007), de acuerdo a
los resultados del informe Brundtland,
“Our Common Future”, publicado en
1987, “el desarrollo sustentable hace
referencia a la capacidad que haya desarrollado el sistema humano para
satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer los
recursos y oportunidades para el crecimiento y desarrollo de las generaciones
futuras.” Esta definición considera elementos de suma importancia, dado que
permite visualizar la importancia de hacer uso eficiente y consiente de
recursos, que por naturaleza deben considerarse como escasos y necesarios en el
hoy y el mañana.
Esta visión demuestra al crecimiento y desarrollo, como
términos que deben ser analizados con precisión para con ello ver el alcance
lógico de los mismos, permitiendo que las generaciones actuales vivan en
condiciones óptimas, mientras se les da la misma oportunidad a los futuros
habitantes del planeta. Es toda una dinámica y consecución de decisiones y
acciones públicas, privadas y personales, orientada al mismo objetivo común y
claro.
Siguiendo con Calvente, Suecia aborda el tema de forma
holística y propone que en: “una sociedad
en la cual el desarrollo económico, el bienestar social y la integración están
unidos con un medioambiente de calidad. Esta sociedad tiene la capacidad de
satisfacer sus necesidades actuales sin perjudicar… generaciones futuras…”,
planteando con mucha claridad, lo que son las principales y más estudiadas dimensiones
de la sustentabilidad. Todo apunta que el desarrollo económico, el bienestar
social y el cuido del medio ambiente son los elementos resaltantes para lograr
que las generaciones actuales y futuras garanticen su permanencia en su
ecosistema, sin con ello desmejorar materialmente la calidad de vida de las
poblaciones.
La lucha constante entre los teóricos, es la de
considerar si este equilibrio pudiese pretender devolver a la humanidad a
sistemas económico más débiles, en aras de garantizar el cuido al medio
ambiente, y sobre todo a la integridad de la sociedad como un todo. En torno a
esto, se pudiese plantear que el equilibrio de la sustentabilidad, colida con
el deseo del hombre por producir más, mejor, en menor tiempo y con mayor
rentabilidad, postulados que sencillamente marcan la pauta de la vida del ser
humano. Cualquier análisis pudiese plantear que países africanos con terribles
niveles de ingreso per cápita, llevan una vida donde existe mayor atención al
ecosistema; sin embargo, es evidente las carencias sociales y económicas que
los conviertes en ciudadanos en estado de atención extrema. Esto está
alimentando por la gran desigualdad que existe en el mundo y que cada día se
profundiza más.
Cuando pretendemos que la industria, el transporte, el
servicio y la comercialización (elementos económicos), no afecten la atmosfera,
la tierra, el mar y los recursos naturales ferrosos y no ferrosos (medio
ambiente), y que además no cambien la dinámica social (población, estilos de
vida, cultura y organización social), pareciese que se convierte en un tema con
aparente poca probabilidad de ser resuelto de forma razonable en el tiempo.
Indudablemente, este necesario equilibrio, podría tener detractores en cada
esquina, por lo que se convierte en una lucha de teóricos y románticos, creando
con ello una coraza que discrimina a personas interesadas en conocer el tema,
de acuerdo a sus intereses y necesidades académicas o ciudadanas. El concepto
de sustentabilidad se va escribiendo en vivo y directo, dado que con el paso
del tiempo se sumaran más dimensiones que pretendan generar mejores condiciones
para todas las partes involucradas.
II.
Dimensiones de la Sustentabilidad
Rockefeller (2015), en sus conclusiones enfatiza que la
sustentabilidad se fundamenta en las “dimensiones
económicas, políticas, ecológicas, morales y espirituales de los problemas
interrelacionados y complejos que enfrentan las sociedades democráticas y la
comunidad mundial”. Automáticamente, esta visión rompe con el paradigma de
las dimensiones económicas, ecológicas y sociales preexistentes, y se plantea
el reto de incluir algunos otros elementos mucho más intangibles, pero que
indudablemente están asociados a aspectos intrínsecos del ser humano; la moral
pareciese que es el primer bastión de este enfoque, considerando que el término
puede cambiar de cultura a cultura y marca con mucha contundencia la toma de
decisiones diarias de gobiernos, empresas y particulares.
En cuanto a esta última adición, Rockefeller cita
fervientemente que “… existe una
dimensión ética y espiritual del desarrollo humano. En ese sentido, el
preámbulo afirma que ‘una vez satisfechas las necesidades básicas, el
desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más’”,
lo que en sí mismo es una seria contradicción con el estilo de vida del ser humano,
quien persiste en subir la barda de sus necesidades una vez satisface alguna
previamente visualizada. Cambiar dicha percepción, indudablemente será el
principal reto para la sustentabilidad, habida cuenta de que el ser humano por
naturaleza tiene un comportamiento que se deja llevar por las emociones (aun
cuando el raciocinio lo diferencia de otras especies), por lo que eventualmente
limita la inclusión de algo tan importante como lo es el aspecto ético, más
allá de las diferencias propias de cada cultura.
III.
Retos de la Dimensión Económica
Para el profesor venezolano Blanco (2007) “la ciencia económica… estudia la forma más
apropiada para el ser humano obtenga el mayor bienestar, o utilidad, posible de
los bienes y servicios que produce para satisfacer sus necesidades tomando en
cuenta los escasos recursos…”. De esta forma, se entiende que la economía
partirá del hecho de que los recursos deben ser utilizados de forma razonable,
condición que indudablemente está asociado de forma directa con la
sustentabilidad. El gran problema dentro del concepto financiero es que la
racionalidad no tiene una concepción plenamente ecologista, dado que el hombre
crea nuevas necesidades diariamente, considerando que normalmente pretende
subir sus estándares y mejorar la calidad de vida en función a los estereotipos
existentes y por existir.
En función a ello, la visión económica del mundo tiene
como objetivo evaluar la oferta y demanda, en sintonía con el mercado asociado
a estos, y en función a ello generar condiciones que persigan maximizar
ganancias en un tiempo relativamente corto. Esta perspectiva hace que el producir
menos sea una consecuencia exclusiva de la falta de materia prima, o porque
sencillamente es más rentable presionar al decrecimiento de producción para
empujar los precios, tal como ocurre abiertamente en el mercado petrolero,
especialmente aupado y celebrado por los países pertenecientes a la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), quienes no tienen una
visión ecologista y social del tema (muchos mechos moral), sino estrictamente
económica. Producir más o menos es una opción, si y solo si, eso generará
mejores réditos y niveles de rentabilidad.
En la literatura especializada en materia económica, el
crecimiento y desarrollo están orientados a elementos inicialmente
cuantitativos, aun cuando el desarrollo da suficientes indicios de que debe ser
seriamente impulsada la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos
(elementos cualitativos), lo que indiscutiblemente está asociado a la elevación
de estándares sociales, lo que indudablemente pretende presionar al consumo.
Esta visión colida con lo expresado por la Carta de la Tierra, donde se
pretende el “ser más”, sobre el “tener más”. Esto requiere de un serio cambio
paradigmático, considerando que esa definición es compleja desde el punto de
vista conductual y ético, por lo que su aplicabilidad se convierte en una seria
y evidente utopía, solo utilizada en foros y literatura especializada. Los
tintes filosóficos de dicha concepción, riñen con la percepción de las
mayorías.
El gran reto de la dimensión económica se centra en
generar tanto confort como sea posible en la transacción o proyecto a
ejecutarse, sin evitar que el ejercicio sustentable se concrete en el resto de
las dimensiones de forma razonable. Para ello, los actores deben entender que
del equilibrio será una obligación y no una opción.
IV.
Propuesta de Valor para la Inclusión de
Beneficios Económicos en un contexto Sustentable
De acuerdo a Berk (2008), “…las empresas están sujetas a un riesgo procedente de diversas fuentes:
cambios en los hábitos del consumidor y demanda de los productos, fluctuaciones
del costo…, rotación de los empleados, entrada de competidores nuevos...”, complementando
que “los emprendedores y administradores
corporativos están dispuestos a correr dichos riesgos en la búsqueda de
rendimientos elevados y los aceptan…”, en este sentido, todo emprendimiento
formal nace en un contexto que necesariamente debe ser visualizado como
contrario, no de forma negativa, pero si con la necesidad clara de que
existirán elementos adversos que tendrán que ser resueltos de forma cíclica.
Eso hace que naturalmente, los esquemas de negocio deban ensamblarse con un
objetivo de maximización de recursos, evaluando constantemente el costo de
oportunidad ante cada situación. Los proyectos de factibilidad requieren de
ejercicios en el corto, mediano y largo plazo; cada uno dará una serie de
resultados y consecuencias con las cuales deberá lidiarse.
En función a ello, uno de los principales disparadores
para la toma de decisión es el resultado de evaluar, tal como lo establece
Blanco (2007), el: “…beneficio teórico
que se deja de ganar… por utilizar algo en la mejor de las alternativas
posibles o, dicho de otra forma: el costo de oportunidad de tener más de un
bien es tener menos de otro bien”. En torno a ello, entre una matriz de
posibles decisiones, el hecho de tomar una con mayor influencia ética,
ecologista y/o social, seguramente redundará en mayores beneficios colectivos,
pero probablemente los mismos tendrán una incidencia severa en la inversión
efectuada por el emprendedor, dándose allí un costo de oportunidad individual
(más allá de los evidentes e innegables beneficios a futuro). Este es primer
escollo con el que deberá lidiarse, si se desea hacer un análisis holístico y
no seccionado.
En esta perspectiva, la dimensión económica tiene un
impacto significativo en la sustentabilidad, considerando que al momento de
ejecutar un proyecto de negocio (o incluso con características sociales), una
de las primeras variables que se analizan son las relacionadas con la
factibilidad financiera, elemento que se basa principalmente en el flujo de
caja proyectado, el retorno de la inversión, posibilidades de crecimiento y
productividad (capacidad instalada). A todas luces, esto muestra que la
dimensión económica pudiese obviar otras dimensiones y terminar convirtiéndose
en un serio obstáculo en aras de lograr el equilibrio requerido.
La huella ecológica evidentemente es alarmante y las
acciones de los Estados, privados y particulares han sido insuficientes,
considerando que los países industrializados solo hacen esfuerzos tibios en
cuanto al tema, dado que evidentemente colida el deseo de poder económico,
versus el mantenimiento del planeta. Los países más ricos del mundo, al juntar
producto interno bruto e ingreso per cápita se han planteado la misión de ser
mejores con el ambiente; sin embargo, su impacto es meramente anecdótico, dado
que no ocupan largas extensiones de tierra, y tienen bajos niveles de población
que en nada se comparan con Estados Unidos, China, Rusia e India.
En países más sofisticados, el tema de la sustentabilidad
genera réditos para los emprendedores interesados en el tema, considerando que
han constituido unidades de negocio que reciclan, reúsan e innovan con una
visión comercial y de rentabilidad. Negocios asociados al tratamiento de
desperdicios; al uso de comida orgánica y la creación de medios para ser más
eficientes y efectivos; innovación energética, que incluso les permite
abastecer a la red interconectada de sus localidades; el incentivo de medios de
transporte ecológicos (bicicletas, políticas para compartir vehículos, entre
otras); la producción de piezas de vestir, bolsos y equipos re-manufacturados
hechos en base a productos desincorporados; creación de mercadería de limpieza
biodegradables; sistemas de filtraje y desinfección de aguas servidas (e
incluso recolección de agua de lluvia para uso doméstico e industrial);
consultoría en cuanto a mejores prácticas ecológicas; creación de subproductos,
fundamentado en excedentes en procesos más complejos; y muchas otras
estrategias que pueden llevarse a cabo de forma eficiente, efectiva y por sobre
todo rentable.
En función a esto, los estudios de factibilidad económica
deben dedicar todo el espacio que hasta ahora han mantenido en cuanto a los
productos principales, mientras analizan oportunidades comerciales de los
subproductos y/o desechos, considerando que ya existen precedentes de entidades
que obtienen ingresos no despreciables por ítems calificados inicialmente como
chatarra, pero que indudablemente pueden ser parte de la materia prima de otros
modelos de negocio, quienes gustosamente pagarían con descuento para la
obtención de los mismos.
V.
Constructivismo como mecanismo de aprendizaje
El gran aporte entonces está enfocado a cómo cambiar este
paradigma, de forma tal que los Estados, privados y particulares decidan ver
oportunidades donde otros ven desperdicios. Básicamente este esfuerzo tiene que
darse desde la academia, como fuente principal del conocimiento, aupado por
empresarios deseosos de poner infraestructura y recursos de todo tipo en aras
de motivar la innovación en áreas que en la actualidad pueden estar
desatendidas, y focalizar los esfuerzos de forma precisa, localizada, eficiente
y por sobre todo, con resultados inmediatos.
El constructivismo como modelo instruccional brindará la
posibilidad de que el estudiante aporte directamente junto con el facilitador
(profesionales con experiencia de los distintos sectores) y logren resultados
amarrador a los planes organizacionales de las empresas y de los intereses de
la nación. Todo con una visión holística y de máximo aprovechamiento de los
recursos disponibles y su impacto en el medio ambiente.
En términos prácticos pudiese traducirse en el desarrollo
de proyectos donde los estudiantes participen directamente en la ejecución de
los mismos, y que además, se busque dar solución a otras distorsiones que
puedan ser identificadas. De esta forma, la academia logrará incentivar el
concepto de sustentabilidad, brindará el apoyo conceptual desde las
universidades y colaborará con la ejecución activa de jóvenes interesados en
dar aportes tangibles y que puedan ser retribuidos en pro de su propio
bienestar como futuros profesionales. A cambio, el Estado y los privados
deberán garantizar los recursos necesarios para la misma sustentabilidad de la
academia y además de ello generar la posibilidad de otorgar un primer empleo
formal a los estudiantes destacados, lo que sin duda alguna redundaría en beneficios
para todos los involucrados. Éticamente no es incorrecto considerar que la
academia pudiese convertirse en un proveedor serio de servicios para el sector
privado y público.
CONCLUSIONES
La sustentabilidad es un tema vital para el mundo, dado
que la humanidad no cuenta con medios alternativos suficientes para poder
sustituir el hábitat que se conoce luego del eventual agotamiento y/o
destrucción de todos los recursos con los que actualmente se cuenta. El punto
no es solamente tener y preservar calidad de vida en el hoy, sino poder
garantizar que exista incluso algo mejor para el mañana, por lo que el reto se
vuelve aún más grande para las generaciones consientes en cuanto a la huella
ecológica de la población que actualmente hace vida en el planeta; los
esfuerzos han sido muchos, y los resultados apenas son tangibles.
Para poder lograr los objetivos, todas las dimensiones
juegan un papel fundamental; no obstante, lo económico constantemente se
convierte en un obstáculo, considerando el deseo consistente de incrementar la
rentabilidad ante cada proyecto y/o acción que se emprende, obviándose muchas
veces los aspectos sociales, éticos y ecológicos asociados. La literatura se ha
enfrascado en convertir el termino en una utopía, lo que lejos de ayudar, ha creado
una importante barrera solo apta para intelectuales, estudiosos y
ambientalistas. Esto ha evitado la masificación del tema, y solo lo convierte
en una moda temporal y con poco alcance.
El objetivo fundamental será hacer una invitación seria
para que los financistas e innovadores junten ideas y esquemas de negocio que
sean propicios para la inversión, convirtiendo la sustentabilidad en una
fortaleza y no en una debilidad organizacional. Generar modelos donde sea más
provechoso aplicar métodos alternativos, propiciará a que los grandes capitales
dirijan la mirada y entiendan que hacer las cosas bien también puede generar
réditos. El gran trabajo para el futuro será poder juntar estos extremos y
garantizar que la sustentabilidad no sea un obstáculo y camino rápido para
volver a la edad de la piedra, mientras que en simultaneo el emprendedor sienta
que el costo de oportunidad esta de su lado, si decide direccionar sus
inversiones a sectores no convencionales.
La academia debe ser pilar fundamental en este esquema,
dado que debe incentivar desde sus distintas escuelas el enfoque de
sustentabilidad, para con ello motivar la aplicación de modelos
constructivistas que propicien la creación de nueva tecnología innovadora,
aplicable de inmediato, adaptada a un modelo de vida sano y por sobre todo
rentable para todos los involucrados. Convertir la sustentabilidad en una
ventaja, será el mejor resultado esperado. Convertir a la academia en proveedor
confiable de servicios, será la misión del liderazgo institucional, más allá de
eufemismos éticos que deben ser discutidos abiertamente a fin de llegar a
consensos sanos y justos para todos.
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