Estimado Rector, padre Francisco Virtuoso, autoridades de la Universidad Católica Andrés Bello Caracas y Guayana, padres y representantes, profesores, graduandos y demás invitados. Amigos todos.
El primer día de la
universidad está lleno de mucha incertidumbre y nerviosismo. Me consta y
recuerdo claramente que es muy fuerte hacer la transición de joven de
bachillerato, a futuro adulto profesional. En sí mismo, escoger una carrera para
toda la vida a los 16 o 17 años es una proeza y acto de valentía (probablemente
el primero de muchos por venir); las decisiones más importantes de la vida las
debemos tomar cuando normalmente no estamos preparados, cada vez que puedo se
lo digo a mis hijos. Esto hace que pensar y repensar sobre nuestro futuro sea
una constante. Nosotros, como docentes estamos conscientes de ello y somos espectadores
activos para cultivar en ustedes ese cambio de paradigma. Lo hacemos con
vocación y un genuino deseo de que sean mejores que nosotros.
Luego, viene un proceso
formativo y de socialización donde aprender a amar y servir se convierte en
nuestro norte como UCABISTAS. Los ayudamos a formarse como profesionales y como
seres humanos y en simultáneo observamos como cultivan las amistades que los
acompañaran para toda la vida. Siempre los unirá el nexo de estos pasillos, de
este escudo y de tantas anécdotas que recordaran por siempre durante los años
que estuvieron aquí: “La primera vez que hablaron, cuando no congeniaban del
todo, o cuando se ayudaron a pasar esa materia en el último instante”; esas
serán algunas de las expresiones que siempre estarán presente en las llamadas o
reuniones del futuro. Lo sé, porque siguen siendo las mismas que yo utilizo con
mis hermanos de promoción.
Así es la vida:
intensidad, victorias, derrotas, tristezas, alegrías y logros. Así es la
universidad y en paralelo los hemos apoyado a conocerse y descubrirse, y la
verdad es muy emocionante ver esa evolución en el tiempo, hasta el punto de
considerarlos hoy como pares, colegas y potenciales socios.
Este grupo que me dio
el privilegio de ser su padrino, tuvo el reto (y creo que en parte el
privilegio) de presionarse a sí mismos y entender que el cambio es constante y
que aprender a desaprender, para aprender nuevamente será parte de sus vidas. Tengan
claro que no deben dar todo por sentado y que cada gota de sudor cuenta, cada
sentadilla es importante, cada flexión es fundamental, cada pensamiento es
relevante y cada reflexión es necesaria. Durante estos dos últimos años hemos
visto gente partir, nos hemos apartado de otros, generamos nuevas alianzas y en
líneas generales no somos las mismas personas que fuimos hace unos años. Eso
está bien; eso es evolución. No teman estar inmersos en un mundo lleno de
intensidad, solo por no atreverse a estar frente a frente con el fracaso. Hay
lecciones que debemos aprender, y no es propio resistirnos a ello.
Ustedes estuvieron en
estos pasillos, y luego, súbitamente tuvimos que reencontrarnos ante una
pantalla para de forma acelerada comprender un nuevo mundo. Lo interesante es
que realmente se adelantaron a su tiempo, dado que los logros que hoy
alcanzaron, tarde o temprano se masificaran en una sociedad cada vez más
moderna y sistematizada.
A mi generación nos
tocó luchar para entender el internet. Ustedes están aquí sentados en sus
butacas y les toca, producto de la pandemia, comprender que existe un mundo que
no tiene oficinas ni hileras de cubículos (a nosotros aun nos cuesta entenderlo,
seguimos insistiendo en esquemas obsoletos); que no hace falta ir a una tienda
porque con Meta van a poder hacer sus compras como si estuviesen en cuerpo
presente en el lugar; que los billetes ya tienen fecha de caducidad y que las
carteras ahora son virtuales. Entramos de forma acelerada en un nuevo ecosistema
que es mucho más excitante y retador, pero que también requiere de más
autogestión, determinación, conocimiento y liderazgo para afrontarlo. Sé que
ustedes cuentan con las bases de todo esto y van en camino a ser cada vez
mejores.
Ahora bien, ¿qué les
depara el futuro? Es una pregunta increíble que genera ansiedad, pero al mismo
tiempo emoción. No tengo respuesta para esta incógnita; el presente esta para
mi razonablemente claro, pero más allá de eso sigo teniendo mis dudas, la
pandemia me dejó esta enseñanza. Lo que sí puedo decirles es que les deseo un
futuro grandioso, así tienen que escribirlo donde sea y por sobre todo,
trabajarlo para que ello ocurra (los resultados no van a llegar, si ustedes no
se esfuerzan al máximo). Están empezando sus vidas como profesionales y es hora
de que luchen por sus sueños, no los de otros.
Sean felices, bailen,
canten, quieran, déjense querer, aprendan un idioma extranjero, entiendan como
los afecta las finanzas personales y empresariales, hagan cursos de oratoria, entréguense
a la vida con pasión, suban montañas y respiren profundo, recuerden que las
experiencias están para vivirlas y que lo más importante es que sintamos que
nuestro paseo lo transitamos con: intensidad, amor y siendo solidarios con los
que nos rodean.
No dejen nada en el
tintero, porque el sentimiento más increíble es sentir que han logrado todo lo
que se han propuesto en el tiempo. Pero importante, esto no es una carrera de
5K, estos son 42 kilómetros y 195 metros, así que hay que administrar las fuerzas
para poder llegar de pie a la meta y celebrar a lo máximo. Espero que estás
idea retumben en sus corazones cuando sientan dudas.
A modo de cierre y con
esto me despido: Jóvenes, nuevos colegas, amigos, futuros socios: No teman
equivocarse, solo teman no darlo todo para ser la mejor versión de ustedes
mismos. ¡Felicitaciones! Muchas gracias,
No hay comentarios:
Publicar un comentario