Aguas arriba
Esta semana estuve leyendo un artículo que demuestra lo
complejo de un sistema económico entrampado a la hora de querer invertir los
pocos o muchos excedentes que pueda tener un grupo familiar o empresarial.
La verdad es que el artículo fue bastante desalentador y
hasta sin escapatoria probable. Hablaba un poco sobre la imposibilidad de
mantener ahorros en el exterior –por un sistema de control cambiario bastante
riguroso-, lo poco rentable de ahorrar localmente –por la distorsión que hay
entre la mejor tasa de interés y la inflación anual-, lo diminuto del mercado
de valores –donde son muy pocas empresas, y además con alta incertidumbre-, lo
riesgoso de invertir en activos no monetarios, tales como vehículos –escasos-
y/o soluciones habitacionales –extremadamente costosas- y lo cuesta arriba y burocrático
que es constituir un negocio formal.
Aguas en el medio
Ahora bien, ya es bastante difícil tener excedentes, ahora súmele
el hecho de que si logra tenerlos, tendrá una cantidad de dinero que ira deteriorándose
con el tiempo, o una serie de activos a los cuales tendrá que tener vigilancia
perenne.
En honor a la verdad, un sistema con estas características
es bastante complejo hasta para el más fanático y muy intrincado para el más
optimista.
Esto lo he llevado hasta este punto solo en el plano
familiar o personal. Ahora llévelo al plano empresarial. Esta discusión no se
lleva mucho, pero si se ha dado con entidades jurídicas que ante lo
técnicamente imposible de repatriar beneficios, optan por hacer otros negocios
que en muchos casos los exponen a procesos financieros, contables y tributarios
más complejos, con el único fin de tratar de mantener en lo posible el valor
real del dinero, y perder lo menos posible.
No se puede alcanzar el mejor de los resultados, pero al menos se tratan de hacer
las mayores gestiones para tomar una que otra idea inteligente en un sistema
que se resiste a la teoría y afianza prácticamente todo al olfato de los que
dinero en mano deben tomar decisiones, que en líneas generales puede ser
definido como mera improvisación.
Aguas abajo
Del otro lado de la moneda tenemos a las empresas que no
cuentan con flujo de caja para continuar y que ven en la desaparición la mejor
escapatoria. Yo no lo veo así, aquí debe imperar un poco el juicio y tratar de
achicar el negocio en lo posible, pero no liquidarlo por completo. Como muchos
saben, iniciar un negocio desde cero es bastante complicado y costoso, por lo
que la opción del downsizing es probablemente la mejor forma de ser más agiles,
menos costosos y más prácticos a la hora de tomar decisiones.
No es para nada extraño el hecho de que muchos negocios se
hayan desmaterializados y ahora sean “.com”. Esta pudiese ser una forma inteligente de
hacer buenos negocios, disminuyendo los costos a la mínima expresión a la
espera de mejores tiempos.
Con un negocio en marcha, podrá seguir manteniéndose en el
mercado, podrá seguir optando a financiamiento y reforzará esa imagen de que su
negocio sigue estando en pie hasta con el peor temporal. Mucha seguridad
jurídica, alta protección a las inversiones, beneficios fiscales, despenalización
del control de cambios, simplificación de los procesos administrativos, eliminación
de tributos parafiscales y flexibilización de ciertas normas pudiesen ser algunas
de las soluciones para desentrampar lo entrampado. Hasta una próxima entrega
@wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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