Planificación empresarial
Hoy en día es extremadamente necesario tener claro la
misión, visión y objetivos de la organización, considerando que las condiciones
están dadas para que en el primer resbalón nos veamos en la necesidad de
desaparecer del mercado, producto de un entorno cada vez más demandante y
agresivo.
Lo primero es planificar de forma estratégica, viendo el
negocio y sus factores internos y externos como el que ve desde una vista aérea
un juego de ajedrez y que reacciona junto con los demás factores de forma sistémica
y anticipada, siempre teniendo claro hacia dónde se quiere ir como negocio,
identificando riesgos y oportunidades de mejora y tomando ventaja de las cosas
positivas que actualmente tenemos y de las que tendremos en el futuro si
seguimos avanzando por el mismo camino.
Cada planificador estratégico tendrá su enfoque particular,
dado que su motor será ese estado ideal para el cual está planificando, por lo
que dependiendo de sus motivaciones, apretará o saltará el acelerador.
Aguas en el medio
Circunscribiendo el análisis a negocios con fines
lucrativos, principalmente esos disparadores estarán orientados a elementos
cuantitativos, dado que su planificación estratégica estará centrada en ser más
rentable y oportuno, por lo que sus acciones tenderán a captar cuotas de
mercado que le permitan generar ingresos y análisis pormenorizados de costos y
gastos que permitan en su conjunto la generación de mejores números.
Otros estrategas querrán principalmente ser líderes y
referencia en sus mercados, por lo que probablemente sus acciones no estén
orientadas a tener altos niveles de rendimiento por producto o servicio, si no
ser reconocidos como marca confiable y/o de calidad, cosa que eventualmente pudiese redundar en números más
atractivos, pero que necesariamente no es lo que la visión y misión establecen
como meta.
Por otro lado están los que quieren un poco de la fama y la
fortuna, como es el caso de algunos tipos de negocios, que su estrategia está
amarrada al hecho de tener unos indicadores cuantitativos sólidos, que den la
posibilidad de ser más exigentes con indicadores cualitativos. El hacer dinero
y tener una reputación de alto nivel será la meta final, por lo que el esfuerzo
debe ser sustancialmente mayor.
Aguas abajo
Por último nos encontramos con un estratega que está muy de
moda que no le interesa tener una alta rentabilidad ni abarcar más mercado,
solo tiene como meta el poder mantener su emprendimiento en un ambiente hostil,
esperando que las aguas bajen y pueda salir fortalecido como entidad que soportó
casi de pie el vendaval.
En este momento no es necesario que defina desde cual óptica
trabajará su negocio, lo importante es que esté consciente de que debe hacer una
planificación estratégica que recoja todos esas planificaciones por área -que
se encuentren alineadas con el sentir organizacional-, de forma tal que cada
actividad que se lleve a cabo puertas adentro o puertas afuera sea realizada
con un norte claro y no como disparos que se hacen al azar. Obviamente algunos
planes pueden que no sean del todo efectivos, pero quedará de cada liderazgo el
poder ponderar los puntos positivos y negativos de cada acción para que así se
conviertan en antecedentes válidos para nuevos proyectos por crear y ejecutar,
llenando esa biblioteca de conocimiento que servirá de colchón para el futuro
inmediato. Hasta una próxima entrega @wlagc
http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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