Perspectivas del sector tributario
La reforma tributaria trajo consigo algunos cambios
cosméticos y otros que pueden tener una incidencia particularmente importante y
que lucen como retrocesos para nuestro sistema tributario que con la reforma de
1999 dio pasos agigantados hacia el futuro y logró posicionarnos como un país
con mecanismos de tributación de vanguardia.
En dicha reforma de 1999, dimos nuestros primeros pasos en cuanto
la renta mundial, precios de transferencia, entre otros tópicos, siguiendo los
pasos de sistemas más sofisticados. Con el paso del tiempo, nos adaptamos cada
vez más a las prácticas de la OCDE e incluimos normas de capitalización delgada
y mejoramos profundamente nuestro sistema de precios de transferencia.
Ahora bien, en esencia,
nuestro mayor problema está en la discrecionalidad de la Administración
Tributaria, siendo el ejemplo más palpable los temas relacionados con los
libros de compras y ventas, donde en muchas ocasiones vemos poca claridad y
sanciones (incluso cierre) que generan más desviaciones que soluciones.
Aguas en el medio
Esta discrecionalidad ahora tiene incluso más fuerza con los
nuevos cambios. Vemos como algunos gastos podrán ser objetados en materia de
IVA e ISLR, donde pareciese que la cartilla a seguir es una tarea pendiente que
no sabemos a ciencia cierta la forma como serán tratados conceptos que lucen
ambiguos a toda luz.
Otro golpe muy fuerte está relacionado con el traslado de
pérdidas, considerando que solo un
porcentaje de las mismas podrán ser trasladadas, cuando en muchas otras
jurisdicciones se pueden incluso utilizar de forma retrospectiva, garantizando
de esta forma que los negocios en marcha se puedan reponer incluso en
situaciones adversas. Es una dinámica en la cual el estado y los particulares
saben que de vez en cuando alguien tiene que ceder.
Otro tema de estudio está asociado a la eliminación del reajuste
por inflación fiscal para entidades financieras y seguros, desconociendo que
estos también están afectados por la alza de precios generalizado y que la
única forma de reconocerlo en materia tributaria, es a través de dicho cálculo
(que puede ser mejorado) como herramienta técnica objetiva para su
determinación.
Aguas abajo
En este momento se requiere de grandes inversiones. En
función a esto, se necesita que el sistema tributario sea cada vez más
accesible, sencillo, eficiente, expedito y por sobre todo justo. Todos estos
adjetivos harán que sea apetecible para personas locales o foráneas que deseen
invertir. De lo contrario, costará movilizar el aparato y motivar la generación
de forma alterna para obtener divisas que dinamicen la economía.
El aumento de multas, la utilización del cierre como mecanismo
de sanción, la posibilidad de confiscar bienes y tantos otros mecanismos
recaudatorios desproporcionales, no generan un ambiente de confianza que
permita hacer negocios de forma cómoda, por lo que se hace imprescindible que
se abran las puertas y no se cierren.
Una Administración Tributaria motivada, bien remunerada,
entrenada, con deseos de educar al contribuyente, con un solo ente recaudador
que simplifique y automatice procesos, generaría mecanismos para el que proceso
tributario de las compañías sea solo un pequeño trámite administrativo y
permita al zapatero hacer sus zapatos. Hasta una próxima entrega @wlagc
http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario