Suecia
Aguas arriba
Cuando la clase política realmente respeta al electorado y a los contribuyentes suceden cosas grandiosas. Realmente surge una relación en la cual se valora que el trabajo que hacen es en representación de los intereses de alguien más y que además de eso, se hace con recursos limitados y no considerándose como una elite especial que surge por el simple hecho de conseguir un cargo público que no es más que un trabajo que hacen en nombre de los conciudadanos que hacen vida en la sociedad.
En ese sentido, chequeando en la web me conseguí un documental bastante particular de la forma como viven los diputados en Suecia. Obviamente, como país desarrollado, los controles anti corrupción son de primer mundo y lo más interesante de todo es que los funcionarios lo aceptan y lo aplican con una rigurosidad que a uno le da hasta incredulidad de que sea cierto.
Aguas en el medio
En el documental explican que dichos funcionarios deben vivir en inmuebles asignados por el estado que tienen un tamaño entre los 15 y 40 metros cuadrados, donde existen áreas comunes -cocina, baño y lavandero- y que cada uno debía responsabilizarse por el orden y el cumplimiento de las tareas diarias para poder convivir en armonía.
Prohibidos los guardaespaldas, choferes, gastos superfluos, gastos de representación, etc. Cualquier gasto de dicha naturaleza debía ser pagado de la remuneración del diputado y en ningún caso ser cubierto por los contribuyentes -llámese, nosotros-, por lo que cualquier cosa que se saliera de esa línea, automáticamente debe considerarse una anomalía y debía ser investigado.
Ahora bien, es un país monárquico -solo para efectos culturales- donde los que toman las decisiones son los funcionarios electos democráticamente. En este caso, la figura del "presidente" es manejada por un primer ministro, el cual vive en un inmueble oficial de 300 metros cuadrados donde no existe personal de limpieza, por lo que la primera dama y el primer ministro deben complementarse en las actividades hogareñas. Si la primera dama sufre de pereza crónica y requiere servicios externos, debe pagarlo de su propia remuneración.
Aguas abajo
De acuerdo al documental, ellos se encargan de sus actividades personales en su tiempo libre, dado que en los países desarrollados cada centavo cuesta, por lo que debe ser cuidado y no malgastado en cosas superfluas o innecesarias.
Ahora bien, no hay una sola persona que considere que eso esta mal, dado que los particulares y empresas pagan tantos tributos -como nosotros- que les parece inaudito que el primer ministro, miembros del gabinete, diputados y cualquier otro funcionario vivan llenos de exceso con el dinero que pagan otros -llámese nuevamente, nosotros-, por lo que a nadie le da lástima y si pudiesen cortar más, de seguro lo harían.
Bueno, la cuestión es bastante interesante, digno de estudio pero para nada imposible. Lo particular de todo es que el asunto no es que esos políticos sean más honestos, el asunto principal es que los ciudadanos son más exigentes y no aceptan que los tributos que pagaron -producto de un arduo trabajo para poder generar renta- se gaste de forma desproporcionada en darle la oportunidad a los políticos de turno de vivir como estrellas pop. La verdad de todo es que no somos suecos -nos hacemos los suecos-, así que vean sólo como fines anecdóticos de gente extraña que defiende algo por lo que cree. Feliz Navidad para ellos. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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