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Opinión



lunes, 27 de mayo de 2019

Retos de la Asesoría Tributaria en el País. Ponencia Universidad Católica Andrés Bello. Guayana, 28 de mayo de 2019


Contenido

Introducción

Venezuela es un país con distorsiones en materia económica, política y social. Desde el año 2016 ya los titulares de los principales informes económicos decían que “La economía de Venezuela se encuentra en una crisis profunda”[1]. Dichos problemas  redundan en la disminución sistemática del aparato productivo, lo que ha devenido en la imperiosa necesidad de suplir la producción local por importaciones de bienes de consumo interno de forma masiva. Todo esto ha generado descalabros en el Producto Interno Bruto (PIB), escenarios altamente inflacionarios y variaciones del tipo cambio, por solo citar algunos. Simultaneo a esto, el sistema tributario ha sufrido modificaciones con objetivos meramente recaudatorios, desmeritando plenamente la utilización de técnicas legislativas acordes con los tiempos actuales en un mundo cada vez más globalizado y competitivo. Atrás quedaron los esfuerzos dados en 1999, con la implementación de una importante reforma tributaria, donde fueron incluidos elementos tales como precios de transferencia, renta mundial y procedimientos informativos para regular las jurisdicciones consideradas como de baja o nula imposición fiscal. Desafortunadamente, muchos de estos temas han quedado sólo como enunciados en la norma (con poca o nula aplicación), considerando que las entidades locales están prácticamente realizando operaciones para mantenerse medianamente activas.
Con este escenario adverso, las empresas pudiesen requerir de servicios tendientes a dar solución a problemas cotidianos, principalmente asociados a la gestoría y al cumplimiento de deberes formales, considerando que son necesarios en aras de mantenerse operativos con la menor cantidad de riesgos tributarios. Ciertamente, la normativa venezolana es altamente punitiva, en un ambiente donde existen serios problemas en el aparato de justicia, lo que eleva los riesgos de incertidumbre. En interpretación en contrario, servicios de mayor profundidad, pudiesen quedar desfasados, considerando que las prioridades de gerentes y firmas de contadores son otras. Esto deviene en un desfase técnico y académico que limita la investigación y desarrollo en materia tributaria y coloca a los particulares en un limbo profesional, lo que forzosamente puede dejar atrás la aplicación de mejores prácticas empresariales.
Siendo así, es necesario plantearse como objetivo el indagar sobre la situación que atraviesa la asesoría en Venezuela, al ser comparada con la gestoría, la consultoría y la mentoría. Para ello, es necesario identificar los conceptos asociados al tema, interpretar la percepción de profesionales vinculados con la contaduría pública en el Estado Bolívar, mientras en simultáneo se analizan los beneficios de la formación en mentoría, para con ello proveer real valor agregado en favor de los clientes, y como un aporte tangible para los profesionales es fase de preparación. Principalmente, la investigación se llevó a cabo con revisión documental asociada al tema y con la recolección de data a través de encuesta realizada a la base de datos de profesionales independientes acumulada por García Gómez Services & Asociados, S.C.

Definición de asesoría, gestoría y consultoría

De acuerdo con Aguilló (2016)[2], citando a Amado Guirado  (2007), “Una asesoría es una empresa de servicios que utiliza como <<materia prima>> información y documentos aportados por los clientes y produce, como resultado final de su actividad, información y documentos con valor añadido”.  Para poder alcanzar el nivel óptimo en el procesamiento de información de entrada (normativas, jurisprudencias, doctrinas y experiencias), en productos de calidad con valor añadido, se requiere de conocimientos especializados y sustentados en la capacidad, experiencia y entrenamiento de los profesionales involucrados en la tarea.
En torno a esto, y dado la complejidad asociada al término de “asesoría”, es fundamental diferenciarlo de lo que se consideran servicios de gestión y de consultoría, quienes no son excluyentes, más si complementarios en muchos casos.
Siguiendo con Aguilló (Ob. Cit.), los gestores “se dedican de modo habitual y con tal carácter de profesionalidad y percepción de honorarios a promover, solicitar y realizar toda clase de trámites que no requieran la aplicación de la técnica jurídica reservada a la abogacía, relativos a aquellos asuntos que en interés de personas naturales o jurídicas, y a solicitud de ellas, se sigan ante cualquier órgano de la Administración Pública, informando a sus clientes del estado y vicisitudes del procedimiento por el que se desarrollan”.
Hasta este punto, el asesor aconseja y el gestor realiza trámites a petición del cliente, produciendo una complementación que indudablemente se cohesiona en torno a resolver situaciones que pasan de lo teórico a la aplicación formal. Evidentemente, la línea constantemente es muy delgada (sobre todo en la gestoría), considerando que en ciertas circunstancias, el gestor puede ofrecer soluciones consejos que redunden en la consecución de resultados positivos.
Luego de esto, se encuentra la definición de consultoría. En este caso, Quijano (2006), citado por Aguilló (Ob. Cit.), considera que: “es un tipo de relación de ayuda establecida entre diferentes actores –el consultor y la organización- basada por un lado sobre los conocimientos, las habilidades y las acciones del consultor, y por otro sobre el conocimiento, la colaboración y la necesidad de la empresa-cliente”. Al detallar el concepto, se puede concluir que existe una relación de constructivismo entre las partes, donde ambas posiciones tienen información que proporcionar en aras de dar solución a un problema. Aun cuando la línea con el asesor es bastante corta, ciertamente existe en este caso una relación simbiótica en un espacio común previamente concertado.
En ese mismo orden de ideas, Arzola (2010)[3], considera que “Los servicios profesionales de consultoría son intervenciones específicas realizadas por un profesional, experto, que realiza acciones de mejoras, soluciona problemas y genera nuevas formas de hacer las cosas en las empresas que los contratan”. Evidentemente, el disparador es la problemática planteada y el entregable es una solución tangible y de calidad requerida.
En este caso, los elementos que distorsionan tener un escenario ideal puede que no estén claros para los directivos, así como es posible que sencillamente no estén funcionando correctivos previamente identificados para cambiar la situación actual. Lo importante es que el receptor de la consultoría está en pleno conocimiento de las deficiencias y concluye que la intervención de un tercero independiente, y capacitado  permitirá crear el constructo que coadyuvará en el cambio de estado. El consultor interfiere en la situación, la investiga, estudia, discute y resuelve de manera mancomunada. Su trabajo no consiste en convertir un conocimiento disperso en un producto utilizable. Su trabajo lo lleva a un nivel de profundidad distinto. Tal como lo detalla Martínez-Almela (1993), citado por Aguilló (Ob. Cit.), “el servicio de consultoría debe ser entendido como el propósito estratégico de una firme voluntad por incorporar a las empresas, sistemas y conocimientos especializados que favorezcan el nivel de formación de los empresarios, directivos y de toda la estructura de recursos humanos, con el fin de optimizar la organización y la gestión interna, que permita a las empresas adoptar las estrategias más adecuadas y afrontar las nuevas realidades del entorno que les rodea”.
Es interesante el hecho de que para Arzola, en el caso venezolano, (Ob. Cit.) “Los factores de fracaso de los servicios prestados por los Consultores Independientes de Ciudad Guayana son: Crisis Económica, Cultura Empresarial, Existencia de Pseudoconsultores,  Aversión al Riesgo, Falta de Ética, Contratación de Consultores de Otras Localidades”. Llama poderosamente la atención el hecho de que los consultores ven el fracaso de la consultoría desde puntos de vistas distintos, donde pareciese que los solicitantes no terminan de estar conscientes de la importancia del rol del consultor. Dichos factores pudiesen ser análogos para los asesores, más no para los gestores, quienes se ven beneficiados en ambientes altamente adversos y distorsionados.

Mentoría como mecanismo para agregar valor

De acuerdo con Rodríguez (2012)[4], la mentoría “es una práctica mediante la cual una persona facilita el desarrollo de otra a través del intercambio de sus propios recursos, conocimientos, valores, habilidades, perspectivas, actitudes y competencias”.  El receptor logra desarrollar nuevas perspectivas, atendiendo a sus metas individuales u organizacionales; éste inicia haciéndose preguntas, que se irán respondiendo en la medida que sienta que la relación profesional está generando resultados tangibles. En el Cuadro 1 se identifican las razones que incentivan la decisión de interactuar en dicha relación profesional.

Mentor
Mentorizado
Razones para el Mentor/Mentorizado
• Compartir su conocimiento con otros empresarios o profesionales con menos experiencia.
• Demostrar su capacidad de liderazgo.
• Ampliar su red de contactos.
• Invertir en el futuro de la sociedad.
• Obtener una perspectiva nueva de otras empresas o del sector.
• Mejorar la experiencia en sus áreas de especialización.
• Consolidar su papel como experto en la materia.
• Aprender a gestionar una empresa de reciente creación.
• Mejorar áreas particulares de su carrera o de su negocio.
• Explorar sus posibilidades en áreas de desarrollo aún sin explotar.
• Hacer valiosos contactos dentro del mercado.
• Aumentar las oportunidades de crecimiento empresarial y profesional.
• Mejorar sus conocimientos en áreas concretas.
Cuadro 1: Razones para interactuar en la mentoría. Fuente: Rodríguez (2012) - España, 2012.
Con dichos elementos, la mentoría irrumpe como un servicio que eleva la eficiencia de las empresas, dejando en segundo término la ejecución de tareas que no ofrecen valor agregado efectivo en accionistas y directivos, dado que su espectro es limitado. Indudablemente, esta situación no elimina la necesidad de las asesorías, consultorías y gestorías, pero si permite abrir un nuevo paradigma en aras de construir organizaciones fortalecidas desde adentro. El mentor debe tener el compromiso de formarse de manera permanente, manteniendo un alto nivel de proactividad entorno a la ejecución de nuevas formas de hacer, con una mirada práctica pero altamente sistematizada. Siendo así, para ser mentor, se debe contar con basto conocimiento de los temas asociados a su labor y un genuino interés en profundizar la situación de sus clientes.
Indudablemente, la figura de la mentoría no es de data reciente. La misma se remonta desde los más antiguos tiempos, siendo uno de los precedentes más interesantes, los originados en la relación dada entre grandes pensadores de la talla de Sócrates, Platón y Aristóteles, donde el hilo conductual que los unía era la generación de conocimiento y la elevación del mismo, desde perspectivas incluso antagónicas.

Rentabilidad y áreas de desempeño – Caso: España

Tal como se visualiza en el Cuadro 2, desde el año 2010 hasta el 2013, la rentabilidad de las empresas de asesoría, consultoría y gestión en España se incrementó de forma consistente, lo que demuestra el interés por parte de las empresas en recibir consejo profesional, en búsqueda de mejorar sus prácticas empresariales, en el entendido de que tal como lo señalan Guerras y Navas (2007), citado por Aguilló (Ob. Cit.),  “las aportaciones de la moderna teoría financiera de la empresa defienden que el objetivo básico de la empresa es la creación de valor para sus accionistas, a través del desarrollo de un conjunto de actividades en las que los costes de funcionamiento sean inferiores al precio que el mercado está dispuesto a pagar por sus productos y/o servicios”.

Año
Rentabilidad %
2013
12,19%
2012
11,17%
2011
10,98%
2010
10,23%
2009
10,66
Cuadro 2: Rentabilidad de empresas de asesoría, consultoría. Fuente: INE - España, 2016
Dentro de los servicios prestados, destacan en participación los asociados a cumplimiento tributario, a los relacionados con teneduría de libros y los de auditoria de estados financieros. Esto hace inferir que el principal interés del empresariado se circunscribe a la asesoría en materia fiscal, considerando el grado de exposición que pudiese generar a cualquier tipo de negocio en marcha. La predisposición a recibir asistencia en materia tributaria es una constante en prácticamente todas las jurisdicciones, habida cuenta que las consecuencias en este orden, conllevan a derivaciones económicas y de funcionamiento operativo.

Contexto venezolano

De acuerdo con David Lipton, miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI) “estamos viendo una tormenta perfecta sin precedentes de crisis de nutrición y alimentos, hiperinflación extendida, pérdidas de capital físico y humano y complejos problemas de deuda en Venezuela”[5] . Sin duda alguna, dichos elementos son causantes de significativos desequilibrios económicos, con efectos previsibles en la producción, la recaudación tributaria, el empleo, la inflación y el tipo de cambio. El mismo FMI estima que la inflación proyectada del 2019 será de aproximadamente 10.000.000%, con un contracción del 25% del PIB[6], lo que coloca sobre la mesa un escenario bastante precario para el país. Tal como se observa en el Gráfico 1, las Reservas Internacionales se han visto severamente afectadas, lo que junto a un polémico control cambiario han propiciado la destrucción del sistema venezolano, convirtiéndolo en un instrumento de imposible aplicación práctica.
Éstas y otras situaciones han causado que sencillamente sea inviable propiciar negocios con posibilidad razonable de mitigar riesgos de forma eficiente, efectiva y sostenible en el tiempo, lo que indiscutiblemente inhibe la intención de inversionistas de aportar recursos para el inicio de proyectos de largo aliento dentro del país.
Gráfico 1. Histórico Reservas Internacionales en Venezuela 2009-2018. Fuente: BCV
Para el caso venezolano, existe una importante opacidad en información pública que permita identificar elementos análogos a los presentados para el caso español; siendo así, determinar el crecimiento, rentabilidad y demás elementos de importancia es improbable de forma confiable. Dichas condiciones colocan a Venezuela como una jurisdicción en crisis, convirtiéndose en un riesgo y en una oportunidad por igual.
Tal como lo identifica Rachadell (2011)[7] en las X Jornadas Venezolanas de Derecho Tributario,  Venezuela debe construir y mantener una economía productiva en un Estado de derecho y justicia, donde exista un respeto claro a la función legislativa, donde la autoridad administrativa lleve una actividad libre de elementos que distorsionen su función y un claro respeto a la función judicial. En cuanto a esto, es imposible pensar en reformas y formas de trabajar, si no estamos claros del rumbo que tomará el país en el corto, mediano y largo plazo, bajo un régimen político pluralista y respetuoso de los derechos humanos.  Todo debe pasar primero por un cambio profundo de la manera como se viene haciendo la gestión pública en el país.
Se entiende que el problema del sistema tributario abarca elementos multifactoriales que conllevan a que los profesionales circunscriban sus actividades a labores estrictamente de gestoría, alejándose cada vez más de asesorías y consultorías. En líneas generales, la falta de gobernabilidad genera un círculo de acciones desproporcionadas por parte de las autoridades tributarias, dándose ejemplos tangibles con el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT) y las municipalidades. En el primer caso, la autoridad nacional desvirtúa el anticipo de impuesto sobre la renta, convirtiéndolo en otro tipo de tributo, y exige a su conveniencia el pago del impuesto al valor agregado, con el único objetivo de protegerse de la hiperinflación, no atendiendo las realidades del mercado, y su flujo natural de operaciones.  En el caso municipal, las alcaldías incrementan alícuotas de forma desproporcional, pretenden cobrar impuestos en moneda extranjera, incorporan sistemas análogos de recaudación mensual y presionan de forma desmedida a los sujetos de derecho que hacen vida en sus jurisdicciones. Lejos de favorecer, presionan a las entidades a buscar vías que los desmaterialicen jurídica y tributariamente.
Todos estos elementos exceden la compresión técnica y echan por tierra lo previsto en los principios tributarios e incluso en normas en vigencia, como es el caso de la Constitución Nacional,  Código Orgánico Tributario y Ley Orgánica del Poder Público Municipal, considerando que a éste nivel, sencillamente todo lo que está exigiendo carece de sustento legal. Siendo así, el asesor termina siendo un espectador incapaz de brindar soluciones y por el contrario acaba tratando de insertar triángulos en rectángulos.
Con todo este panorama, el asesor debe estar absolutamente consiente de que el sistema tributario venezolano se ha convertido en una seria traba para el emprendimiento, cohibiendo la generación de proyectos productivos que generen beneficios para sus accionistas, productos y servicios para el mercado, cobijo para los trabajadores y tributos para el Estado de forma armónica y coherente con las mejores prácticas internacionales. Una de las principales causas de esto se encuentra en la eliminación de facto de la Asamblea Nacional, ente encargado de legislar el país, a través de diputados debidamente electos, quienes por esencia son la representación de los todos sectores del país, y que deben ir orientados a la generación de normas que faciliten la convivencia interna. Desafortunadamente, decisiones neurálgicas han sido tomadas desde el nivel Ejecutivo o, a un peor, por medio de la Asamblea Nacional Constituyente, quienes evidentemente de forma advertida o inadvertida han pervertido todo lo concerniente a la política fiscal de la nación, con resultados más que evidentes.
A finales del 2018, “El presidente de la Confederación Venezolana de Industriales, Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, dijo (…) que en el último año han cerrado 700 empresas en el país (…)”,  afirmando que solamente quedaban 2.500 activas[8]. Son números verdaderamente devastadores y que señalan que en la actualidad los negocios en pie solo están tratando de sobrevivir, pudiendo no requerir servicios sofisticados, sino más bien, asesorías, gestorías y/o consultorías que les permitan mantenerse operativos. Sistemas políticos como el venezolano, no buscan generar condiciones estables a las empresas, buscan mantener control sobre los factores de producción y agentes económicos.

Contexto gerencial

En el entendido de la dificultad del contexto político, social y económico venezolano, es fundamental entender el perfil del gerente que hace vida en las organizaciones locales. De acuerdo a García (2017)[9], la percepción del gerente venezolano, al ser comparado con sus pares en el exterior, es baja al ser consultado sobre las expectativas de crecimiento de la empresa que gerencia. La tendencia mundial es que los directivos corporativos duran menos tiempo en el cargo, producto principalmente del deseo de nuevos retos o por el cumplimiento de su misión dentro de las organizaciones. El caso venezolano se ha visto marcado por el cierre de empresas y la diáspora migratoria, por lo que no se percibe el deseo de tener una gestión longeva basada en métricas y logros corporativos y/o personales. Siguiendo con García (Ob. Cit.), éste concluye que:
El gerente local en las PYMES pudiese resistirse constantemente a cambios internos, propiciados por variaciones en los modelos o mejoras funcionales, lo que hace que automáticamente mire con desdén a los impulsores de dichos eventos; mientras en paralelo tienden a ser altamente individualistas, con un pensamiento claro de las tareas que deben llevar a cabo en beneficio propio y no de sus grupos o incluso de la entidad, desconfiando constantemente de la toma de decisiones, producto de lo cambiante del ambiente y de los riesgos inherentes; siempre esperando a que otras unidades sean las que definan y con ello librar ciertos niveles de responsabilidad, todo esto fundamentado en el poco o nulo apego a la investigación científica tendiente a adquirir conocimientos administrativos modernos, lo que lo coloca en desventaja frente a sus pares corporativos. La sumatoria de todos estos comportamientos produce una seria ausencia de liderazgo, lo que en cierta forma genera condiciones para que termine siendo instaurando como política organizacional de las entidades que funcional u operativamente lideran.
Este escenario demuestra que el profesional externo prestador de servicios debe tener conciencia clara de que estará intercambiando impresiones con personal que pudiese tener importantes niveles de desatención al detalle, con poco foco a las tendencias mundiales en cuanto a las mejores prácticas en la tarea gerencial, producto de una severa falta de motivación. Citando otros estudios, para García (Ob. Cit.), el perfil del gerente venezolano (en función a su entorno) puede presentarse de la siguiente forma:
·                Los estudios culturales realizados en la población venezolana que fueron revisados hablan de una baja orientación al logro, una elevada orientación al poder y filiación, además de una marcada externalización de las responsabilidades (…)
·                Dentro de este marco cultural es comprensible que al momento de personalizar la figura de su líder en la organización, el trabajador evoque una figura protectora, filiativa y transaccional que fomente la externalización de la responsabilidad de los resultados a alcanzar.
·                (…) desde la perspectiva organizacional, sí se puede afirmar que contar con equipos en donde exista alineación estratégica entre las tareas operativas y la misión y visión, así como empoderamiento de las responsabilidades subyacentes por parte de cada uno de sus integrantes, favorece la eficiencia y competitividad, así como un clima organizacional satisfactorio para el talento humano.
·                Dentro del marco de crisis político-económica y social que atraviesa actualmente el país, las organizaciones privadas que deseen, no sólo sobrevivir, sino generar oportunidades de crecimiento que favorezcan el bienestar nacional (tanto ofreciendo empleo digno como aportando bienes para la sociedad en general), deben tener metas claras, firmes y trascendentes conocidas y compartidas por cada uno de sus integrantes.
·                En este contexto el rol del liderazgo juega un papel fundamental. A lo cual, es necesario reflexionar sobre un modelo de liderazgo adecuado para la organización privada venezolana contemporánea (…)
·                Tal como se mencionó con anterioridad, para promover una idea acerca del modelo de liderazgo necesario en nuestro país, consideramos que se debe comenzar por tomar en cuenta nuestra realidad cultural. Creemos que el liderazgo responsable puede ser adaptado y cumplir este fin. El liderazgo responsable que se propone parte del principio de que las responsabilidades de la organización trascienden sus resultados económicos, por lo que deben generar bienestar no sólo para la organización, sino para todos los actores de interés vinculados a la misma. De allí que el líder debe conectarse con estas metas trascendentes, de manera de tener una lectura acertada de ellas. Ahora, no sólo debe conectarse él sino que debe impulsar a sus seguidores a que se conecten de igual manera.
·                Una de las características resaltantes de la cultura nacional es la motivación a la filiación y al poder. Si el líder se plantea conectar a sus seguidores con la responsabilidad subyacente puede apalancar su relación directa con sus seguidores en el liderazgo inspiracional (…)
·                De igual manera, las metas asociadas al liderazgo responsable deben ser tangibles y no quedarse en ideas abstractas (…). De una manera básica, significa conectar cada acción de trabajo diaria con la responsabilidad existente con la organización, la familia de sus integrantes y la sociedad en general. (…) Se trata de hacer un uso estratégico de los motivadores naturales para encauzar el éxito organizacional. Este modelo puede contribuir a trascender la visión dicotómica que existe en muchas organizaciones, en donde los objetivos de los trabajadores y los de los accionistas o ejecutivos, se perciben como un juego suma cero, en donde lo que uno gana el otro lo pierde

A modo de cierre

Sin pretender elevar la presente presentación a un nivel de investigación científica, pero si buscando dar mayor sustento a la realidad venezolana, a una muestra de profesionales de la contaduría pública y áreas asociadas del Estado Bolívar, se les practicó encuesta con las siguientes interrogantes de investigación:
1.             ¿Usted considera que el servicio de gestoría puede ser vendido a los clientes de forma más sencilla que los servicios de asesoría, consultoría y mentoría?
2.             En lo particular, considerando que 1 es el más alto y 4 el más bajo, ¿cuál servicio es más solicitado por sus clientes: gestoría, asesoría, consultoría, mentoría u otros?
3.             ¿Usted considera que para prestar servicios de asesoría y consultoría se requiere de un marco legal y un sistema tributario más transparente?
4.             ¿Usted considera que el sistema tributario venezolano es transparente en la actualidad?
5.             ¿Usted maneja una data de los principales servicios que ofrece a sus clientes, siendo 1 el más alto y 4 el más bajo: impuestos, auditoría, teneduría de libros u otros?
Ante dichas preguntas, el ochenta por ciento (80%) de los encuestados consideraron que la gestoría es el servicio más demandado por sus clientes; no obstante a ello, solo el cuarenta por ciento (40%) de éstos lo considera como su servicio principal. Al respecto, aun cuando la pregunta era cerrada, algunos justificaron como nota marginal que su negocio principal no podría ser la gestoría, dado que ellos están interesados en agregar valor. Al interpretar las respuestas, podemos considerar que existen profesionales que han disminuido sus operaciones (dado que no se consideran gestores), o que han logrado solidificarse con servicios de mayor impacto, incluso con la contradicción de que sus clientes requieren más gestoría.
Cuando se les consultó sobre la necesidad de tener un marco tributario transparente para prestar servicios distintos a la consultoría, el cien por ciento (100%) consideró afirmativa tal aseveración. En torno a ello, consideraron que el sistema tributario venezolano no proveía de tal transparencia necesaria. Siendo así, se puede inferir que tal como está planteado el país, es más factible prestar servicios de gestoría.
Por último, un ochenta por ciento (80%) consideró que los servicios de impuesto son los más requeridos (en sus distintas modalidades), lo que demuestra la preocupación que existe en el empresariado, ante las amenazas por el eventual incumplimiento de la normativa legal.
Considerando éstos primeros resultados, se pudiese concluir que las compañías requieren principalmente servicios de gestoría, dado que la oferta de servicios independientes y el sistema tributario venezolano la condicionan a ello.
Considerando éstas aproximaciones, los profesionales independientes deben lidiar con los siguientes retos inherentes a su labor y tareas pendientes:
·                Es necesario que los profesionales entiendan que la formación profesional no se circunscribe solo al conocimiento de procedimientos. Es importante que reconozcan la preparación científica de las áreas a desarrollar en favor de sus clientes.
·                La situación económica, política y social del país da la necesidad de tener un alto entendimiento del entorno donde se desarrollan los negocios de sus clientes, dado que de ello depende la generación de ideas aplicables, eficientes y efectivas.
·                Ante cada problemática planteada, los profesionales deben entender y valorar los posibles  escenarios de cada situación requerida por sus clientes.
·                El conocimiento en el área empresarial se basa en una significativa transversalidad. Siendo así, es fundamental que se entiendan todos los elementos que deben ser incorporados en favor de los clientes.
·                La generación de valor debe ser la misión principal en proyectos de asesoría, consultoría y mentoría. En función a ello, los profesionales independientes deben estar conscientes de su labor e impacto.
·                La prestación de servicios debe ir acompañada de una ardua Identificación de riesgos. Esto permitirá el diseño de procedimientos que mitiguen los mismos
·                Los servicios prestados deben atender al hecho de que las mismas tendrán consecuencias futuras, por lo que debe mantenerse una visión prospectiva y holística de los eventos.
·                La ética es clave en la prestación de servicios de gestoría y asesoría. Desafortunadamente, en ambos servicios existe una percepción de desestimar los canales regulares o la invitación al incumplimiento sistemático del ordenamiento jurídico.

Conclusiones

·                Venezuela se encuentra sumergida en una profunda crisis económica, política y social.
·                En el mundo, los servicios de asesoría, consultoría, mentoría y gestoría son cada vez mejor valorados.
·                La asesoría en Venezuela ha sido sustituida por la gestoría, considerando que es el servicio más requerido por los clientes.
·                A fin de poder elevar el nivel de asesorías y consultorías, es necesario diferenciar las definiciones y adquirir las herramientas requeridas para tales fines.
·                El contexto nacional vuelve inviable el prestar servicios de asesoría y consultoría.
·                El contexto internacional apunta a que el servicio de mentoría genera mayores niveles de satisfacción y valor agregado. No obstante a ello, el compromiso técnico del mentor es aún más alto que el del asesor-consultor-gestor.
·                De igual forma, en el contexto internacional, los servicios de impuestos son altamente valorados, al ser comparados con otras prácticas profesionales.
·                Estudios apuntan a que el gerente venezolano tiene serias deficiencias. Esta situación puede imposibilitar la fluidez en la prestación de los servicios aquí señalados.

Recomendaciones

·                Revertir la preferencia de la gestoría requerirá del esfuerzo individual de las firmas de contadores o empresas de servicio análogas. Todo esto debe ir atado a un cambio profundo en el sistema tributario.
·                Indudablemente, los servicios con mayor agregado son los que tienen mayor rendimiento, por lo que es importante el desarrollo de prácticas más tecnificadas.
·                Las firmas de contadores deben defender el hecho de que las empresas requieren de mentoría, a fin de sortear los retos de Venezuela, en el entendido de que se vive en un contexto lleno de distorsiones.
·                Los servicios asociados a impuestos son altamente valorados en Venezuela y en el mundo.
·                El sistema tributario venezolano ha sido altamente afectado, por lo que por lo pronto, las firmas deben enfocarse en hacer eficientes y efectivos a sus clientes en aspectos financieros y operativos.
·                Las empresas deben enfocarse en mitigar los problemas que generan la desprofesionalización de sus gerentes.



[2] Aguilló, S. (2016). “El asesoramiento empresarial”. Universidad Miguel Hernandez: España.
[3] Arzola, M. (2010). “Evaluación del aprendizaje en el sector de consultoría de Ciudad Guayana, Venezuela”. Ingeniería Industrial. Actualidad y nuevas tendencias. Año 3, Vol. II, N° 5: Venezuela.
[4] Rodriguez, J. (2012). “Mentoring para emprendedores, Guía práctica”. Red de Mentores Madrid: España.
[7] Rachadell, M. (2011). “El marco político y económico de la reforma tributaria en Venezuela”. AVDT: Venezuela.
[9] García, W. (2017). “La fiscalidad sobre las ganancias y su impacto gerencial”. Borders: Puerto Ordaz, Venezuela

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