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Opinión



jueves, 13 de septiembre de 2012

La Carrera de la Contaduría Pública (Colaboración @mmsoler)

Cuando uno cursa una carrera universitaria, inicialmente en los semestres básicos aun no tenemos claramente definido que deseamos hacer -o expresado mejor-, en que especialidad queremos trabajar y desarrollarnos,  en la cual sentamos que podemos dar lo mejor de sí y sentirnos bien tanto con nosotros mismos como con el entorno que nos rodea.
En mi caso particular, no fue sino hasta el sexto semestre, si mal no recuerdo, en donde mis sentidos o impulsos me llevaron a querer trabajar en la rama o especialidad de la auditoría dentro de la contaduría pública, realmente si me preguntan el por qué, no les tengo una respuesta concreta, simplemente era lo que me gustaba y me llevaba a querer desarrollar; recuerdo que mientras realizaba la pasantía como analista contable y llegaban los auditores externos de la Compañía siempre los abordaba e interrogaba de cómo era el proceso de auditoría, la sensación era como cuando a un niño le presentan un juguete. Desde ese momento mi meta estando en la Universidad fue ser auditor.
En eso llevo catorce años, revisando y asesorando a compañías en la revisión de sus estados financieros y de su control interno. En este trabajo el trato con el cliente es fundamental y saber mantener las buenas relaciones profesionales es aun mucho más importante. Los clientes en muchos casos dada la continuidad y conocimiento de años que tenemos realizándoles el trabajo pueden confundirlo con la confianza y muchas veces se obstaculiza la realización de nuestro trabajo.
Asimismo, es muy frecuente que más que auditores o asesores nos ven como sus empleados y nos quieres colocar en una posición comprometedora en cuanto a la independencia que estipula nuestra profesión. Un caso muy común es la elaboración de los estados financieros, si repasamos lo que indica una opinión de auditoría en lo concerniente a la “Responsabilidad de la Administración de los estados financieros” nos revela que “La administración es responsable de la preparación y presentación razonable de estos estados financieros de conformidad con las normas bajo las cuales se esté presentando el estado, y del control interno necesario para permitir la preparación de estados financieros libres de errores significativos, ya sea debido a fraude o error”. Seguidamente se indica la responsabilidad del auditor en el párrafo “Responsabilidad de los Auditores” que claramente expresa: “Nuestra responsabilidad es expresar una opinión sobre los estados financieros con base en nuestra auditoría.  Efectuamos nuestra auditoría de conformidad con las Normas de Auditoría.  Esas Normas requieren que cumplamos con requisitos éticos y que planifiquemos y realicemos la auditoría para obtener una seguridad razonable acerca de si los estados financieros están libres de errores significativos. Una auditoría incluye efectuar procedimientos para obtener evidencia de auditoría sobre los montos y revelaciones en los estados financieros”.
Como pueden ver, la responsabilidad del auditor es evaluar la preparación y presentación de los estados financieros pero nunca elaborarlos, este paso, precisamente por la confianza que se ha indicado previamente, se ha omitido. Siendo los auditores los que frecuentemente elaboran los estados incluyendo sus notas revelatorias. La responsabilidad del auditor es la opinión sobre los estados financieros y es lo que debe cuidar y velar porque sea dictaminada de manera correcta y apegada a las normas contables y de la profesión.
El mensaje es que debemos ser cuidadosos y escépticos a la hora de desempeñar nuestro trabajo de acuerdo a la especialidad que dentro de la contaduría pública hayamos decidido realizar y ser firmes en nuestro actuar y accionar.
Hasta una próxima entrega.
Marcos M. Soler P.
@mmsoler


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