Si hay algo que nos gusta -ya sea en lo laboral o personal- es estar en una zona de confort, y con esto no me refiero a tener cosas materiales, sino a estar en un ambiente en donde nos sintamos seguros, cómodos, tranquilos y todos aquellos adjetivos que hacen nuestra vida más sencilla -¿y a quién no verdad?-; es decir, tener todo sin aspirar tal vez a algo superior, precisamente por estar cómodamente instalados en ese confort.
Eso puede tal vez ocasionar que en algún momento caigas en cuenta que tienes un recorrido importante en tu vida y sientas que no has logrado todo lo que deseas o que te falto realizar esto o lo otro. Por otro lado, puede significar que el confort es tan bueno que realmente sientes que tu vida tal como la estás viviendo ha sido buena, sin mayores problemas o placeres, dependiendo de la connotación que le desees dar a tu zona.
Puede darse el caso también que que por la rutina, el día a día te agote y te absorba de tal manera que llegues a un punto en el cual digas: ¡necesito nuevos aires! y cuando hablo de que la rutina te canse o agote no necesariamente me refiero a que tu zona de confort este mal o no te sientas cómodo, simplemente el organismo te pide desesperadamente un cambio.
Las zonas de confort traen sus puntos positivos y negativos, todo desde la perspectiva con la cual se mire. A veces, por el hecho de tener miedo al cambio y salirnos de esa zona, perdemos la oportunidad de experimentar, conocer, mejorar nuestra situación actual. No niego que esto pueda llevarte a que puedas tener algún fracaso, pero el punto es que no te cohíbas a efectuar un cambio por el temor a perder lo que tienes.
Como todo cambio puedes tener cosas positivas o negativas, pero siempre digo que tendremos la oportunidad de levantarnos a pesar de la derrota. ¿No les ha pasado que cuando rechazan o se niegan a dar algún paso por miedo, luego se preguntan: y si…..lo hubiese intentado? Y esto… y lo otro….etc. Esto ocurre a diario en cada decisión que tomamos y también en cada situación clave en nuestra vida tanto personal como profesional.
Siempre cuando hablo sobre esto recuerdo la película “Conociendo a Joe Black”, protagonizada por Anthony Hopkins y Brad Pitt, donde el segundo encarna a la muerte. En un momento que el señor Parrish (Hopkins) está en su cumpleaños y sabe que ya la muerte se lo llevará, hace público su deseo y le dice a los invitados: “Deseo que todos tengan la misma oportunidad que yo tuve, de despertar una mañana y preguntarme: ¿Y ahora qué?".
Definitivamente es una frase que llega; ojala tengan -y tengamos- la oportunidad de alcanzar un punto en nuestras vidas, en la cual podamos decir eso. Para ello debemos evaluar siempre nuestro entorno y perder ese miedo al cambio de nuestra “zona de confort”, que nos permita ver más allá y acceder a las oportunidades que la vida nos tenga guardada.
Hasta una próxima entrega.
Marcos M. Soler P.
@mmsoler
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