Aguas
arriba
En
un entrenamiento que ofrecí hace ya varios meses, estuvo presente una persona
dentro de los participantes que goza de mi respeto de forma muy particular. Dicha
profesional, normalmente realiza preguntas que me sacan de mi zona de comodidad
y me llevan a trastabillar como si fuese la primera vez que diese un
entrenamiento.
Esto
tiene sus beneficios y contras. Obviamente, el beneficio es que fuerza a ir
cada vez más preparado a las sesiones de entrenamiento y los contras, es que en
ocasiones se toman unos desvíos que puede que generen distorsiones en las
actividades. Aun así, es parte fundamental de este proceso de formación
continua que todos vivimos día a día.
Una
de las preguntas que más me sorprendió fue relacionada casualmente con respecto
a cargos de elección popular. Para nada soy político ni deseo serlo, y puedo
conocer tanto de la materia como cualquier ciudadano de a pie que se esfuerza
por estar informado; adicionalmente a eso, mi área e experticia es la
financiera, por lo que a simple vista existe una necesidad imperiosa de estar
informado sólo para efectos de estudio y asesoría.
Es difícil
desligar una cosa con la otra, más cuando las decisiones siempre están
amarradas a asuntos de interés público, como es el caso de las finanzas y los
tributos. Siendo así, es válido el asunto.
Aguas
en el medio
La
pregunta en cuestión estaba orientada a conocer si preferiría ser presidente,
gobernador o alcalde...vaya pregunta para hacerla a las 9 de la mañana sin
haber desayunado y sumándole el estrés propio de organización una sesión de
planificación empresarial.
Como
en vivo no hay mucho tiempo para analizar las preguntas, decidí enfocar la
respuesta a mi área de experticia y respondí que siendo alcalde tendría más
posibilidades de hacer mucho más en favor de un colectivo.
Fundamente
el asunto, partiendo del hecho de que el trabajo de un servidor público, debe
ser casualmente ese. Dado que mi profesión me da cierta licencia para analizar
el tema, lo correcto es poder manejar el tema de gestión pública, como una
máquina engranada que busca generar un bien colectivo, mientras se administran
los recursos otorgados directa o indirectamente por el mismo colectivo.
Aguas
abajo
Ahora,
viéndolo con calma, estando sentado frente al teclado y sin la presión del que
tiene que responder bien y pronto frente a un público, puedo concluir que
definitivamente es así. El más alto nivel ejecutivo y regional, pueden hacer
mucho, pero definitivamente desde la alcaldía se puede hacer un trabajo brillante
desde el punto de vista de hechos concretos.
El
alcalde está en la posición de recaudar un tributo como el de las actividades
económicas que no considera la capacidad contributiva del contribuyente. Sólo
atiende el hecho de que dichos ingresos hayan sido percibidos, lo que bajo
condiciones de productividad, genera la posibilidad de obtener recursos de
forma consistente, sin contar los recursos que da la nación.
Siendo
así, más una gestión eficiente de incentivos y condiciones sencillas y claras
de recaudación, pueden logran que un municipio sea un mundo paralelo de
ensueño, incluso en un ambiente general hostil.
Otorgando
beneficios empresariales impositivos, se puede lograr un efecto multiplicador
importante asociado a nuevos negocios; invitando compañías recicladoras de
desperdicios que puedan generar dinero con el tratamiento de basura, se puede
lograr beneficios para todos; creando parques industriales libres de impuesto,
se puede invitar a empresas en otras jurisdicciones a constituirse en otro
municipio con más ventajas impositivas.
Los
tributos y las buenas decisiones dan para todo. Averiguar nuevas y mejores
estrategias de recaudación e incentivo, es el mejor aporte que un mortal con
voluntad puede lograr a favor de su colectivo. Hasta una próxima entrega @wlagc
http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
Foto: Inglaterra-Reino Unido
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