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Opinión



domingo, 2 de febrero de 2014

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 133

El consumo 
 
Aguas arriba
 
El consumidor inteligente de cualquier país del mundo, persigue adquirir bienes y servicios de la mejor calidad al mejor precio. Esto lo hace por un asunto de costumbre y otra porque sencillamente cada centavo cuenta. Por otro lado, el comprador procura buscar productos de la temporada, lo cual garantiza que el mismo tenga una calidad óptima, y además por efecto de la oferta y la demanda sea al mejor costo.
 
No es lo mismo comprar una fruta de verano en invierno y viceversa, por lo que la objetividad juega un papel fundamental para poder hacer buen uso de recursos escasos. Esa costumbre lugareña de comprar cosas que no se necesitan, solo por el hecho de considerarlo una oportunidad, no juega un papel muy importante en el manejo económico sano de un grupo familiar o empresarial en una economía madura. Lamentablemente, en épocas de escasez, la teoría pierde vigencia y la oportunidad cobra fuerza.
 
Aguas en el medio 
 
Algunas personas no se preocupan por este problema y sólo procuran la obtención del mismo, sin importar el precio. El objetivo último es solucionar la carencia. Esto obviamente hace que el vendedor del mismo juegue con total libertad para la determinación de sus precios, dado que sabe que siempre habrá alguien que adquiera lo ofrecido.
 
Esto sin duda cultiva la especulación y las distorsiones del mercado y desvirtúa una manera coherente de generar rentas. Ahora bien, qué pasa cuando el producto es de primera necesidad y además es escaso. Aquí en este escenario se liga la emergencia con el deseo de hacer negocios en detrimento del colectivo, no siempre con la firme intención de destruir a algo o a alguien, sino con el deseo de generar rentas de un hecho circunstancial que tiene su génesis en la falta de generación -o compra- de bienes que se vuelven escasos y que generan cientos de distinciones de todo tipo.
 
Aguas abajo 
 
El problema del alto precio de un producto, la especulación y cualquier otra distorsión, se soluciona creando condiciones para que se produzca dicho producto más y mejor. Si esto ocurre, el especulador desaparecerá automáticamente dado que no tendrá mercado donde colocar su producto y se verá obligado a migrar al mercado formal, donde se integrará a labores productivas para la nación y para sí mismo.
 
El concesionario de carros usados y sus altos precios no se eliminan quitándole los vehículos a los dueños del negocio, se eliminan haciendo sencillo la obtención y compra de uno nuevo sin mayores limitaciones que las que el comprador se imponga por su esfuerzo en el trabajo u oficio que ejecute.
 
El vendedor ambulante desaparece cuando se logra conseguir cualquier producto de cualquier marca y a un precio razonable en negocios de la economía formal, lo que redunda es más fuentes de empleo y mayor recaudación tributaria.
 
Todo esto se genera en un ambiente de negocios transparente, efectivo, sencillo y estable, que simplifique hacer negocios legales de cualquier índole, donde impere la ética y honestidad de los que ofrecen, de los que demandan y del que los regula. Hasta una próxima entrega. @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
 
Foto: Caracas-Venezuela

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