Aguas
arriba
El
consumidor inteligente de cualquier país del mundo, persigue adquirir bienes y
servicios de la mejor calidad al mejor precio. Esto lo hace por un asunto de
costumbre y otra porque sencillamente cada centavo cuenta. Por otro lado, el
comprador procura buscar productos de la temporada, lo cual garantiza que el
mismo tenga una calidad óptima, y además por efecto de la oferta y la demanda
sea al mejor costo.
No es lo
mismo comprar una fruta de verano en invierno y viceversa, por lo que la
objetividad juega un papel fundamental para poder hacer buen uso de recursos
escasos. Esa costumbre lugareña de comprar cosas que no se necesitan, solo por
el hecho de considerarlo una oportunidad, no juega un papel muy importante en
el manejo económico sano de un grupo familiar o empresarial en una economía
madura. Lamentablemente, en épocas de escasez, la teoría pierde vigencia y la
oportunidad cobra fuerza.
Aguas en
el medio
Algunas
personas no se preocupan por este problema y sólo procuran la obtención del
mismo, sin importar el precio. El objetivo último es solucionar la carencia.
Esto obviamente hace que el vendedor del mismo juegue con total libertad para
la determinación de sus precios, dado que sabe que siempre habrá alguien que
adquiera lo ofrecido.
Esto sin
duda cultiva la especulación y las distorsiones del mercado y desvirtúa una
manera coherente de generar rentas. Ahora bien, qué pasa cuando el producto es
de primera necesidad y además es escaso. Aquí en este escenario se liga la
emergencia con el deseo de hacer negocios en detrimento del colectivo, no
siempre con la firme intención de destruir a algo o a alguien, sino con el
deseo de generar rentas de un hecho circunstancial que tiene su génesis en la
falta de generación -o compra- de bienes que se vuelven escasos y que generan
cientos de distinciones de todo tipo.
Aguas
abajo
El
problema del alto precio de un producto, la especulación y cualquier otra
distorsión, se soluciona creando condiciones para que se produzca dicho
producto más y mejor. Si esto ocurre, el especulador desaparecerá
automáticamente dado que no tendrá mercado donde colocar su producto y se verá
obligado a migrar al mercado formal, donde se integrará a labores productivas
para la nación y para sí mismo.
El
concesionario de carros usados y sus altos precios no se eliminan quitándole
los vehículos a los dueños del negocio, se eliminan haciendo sencillo la
obtención y compra de uno nuevo sin mayores limitaciones que las que el
comprador se imponga por su esfuerzo en el trabajo u oficio que ejecute.
El
vendedor ambulante desaparece cuando se logra conseguir cualquier producto de
cualquier marca y a un precio razonable en negocios de la economía formal, lo
que redunda es más fuentes de empleo y mayor recaudación tributaria.
Todo esto
se genera en un ambiente de negocios transparente, efectivo, sencillo y
estable, que simplifique hacer negocios legales de cualquier índole, donde
impere la ética y honestidad de los que ofrecen, de los que demandan y del que
los regula. Hasta una próxima entrega. @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
Foto: Caracas-Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario