Aguas
arriba
Cuando el
sistema tributario observa que sus cimientos están retorciéndose y existe una
alta probabilidad de que la recaudación se vea fuertemente afectada por el
hecho de que los generadores de renta -por excelencia- ven como procesos
burocráticos, trabas y demás problemas obstaculizan la intermediación de
productos a distintos niveles, se inicia un proceso natural de sobrevivencia
del estado como sujeto activo investido de una potestad casi infinita de
demandar tributos a cada persona que tenga por algún motivo conexión con el
país donde se tienda crear -en el mejor de los casos- riquezas lícitamente.
Ese
esfuerzo pudiese ser en algunos casos hasta desmesurados, levantando una
supuesta bandera de justicia en la cual los "adinerados" pagan altos
impuestos y los "desprotegidos" o "menos favorecidos" gozan
de subsidios de parte del estado que realmente no son financiados ni generosos
por este último, dado que al fin y al cabo son sencillamente gerenciados
-esperamos todo que sea de forma ética- por mandato de las mayorías.
Aguas en
el medio
Aquí se
termina nuevamente atacando todo menos la raíz del asunto, dado que se debilita
al sector productivo y no se le da al colectivo las herramientas para que ellos
también se conviertan en generadores de riquezas y no de miseria.
La
miseria lamentablemente pareciese ser hereditaria y se traspasa de generación
en generación de forma inclemente. Nadie quiere ser desafortunado, el asunto
está en las oportunidades que se puedan recibir en el camino y en qué medida
cada quien las aprovecha.
Aguas
abajo
Con todo
este sin fin de contradicciones, vuelven los fantasmas de los tributos
patrimoniales, donde se persigue a los tenedores de activos, aun cuando los
mismos no generen renta en lo absoluto. El señor de 80 años con dos
apartamentos que compro en su juventud, la señora que construyo junto a su
familia dos locales comerciales para alquilarlos y el que con sacrificio trata
de construir un patrimonio lícito para proteger a sus descendientes, termina
convirtiéndose en un contribuyente apetecible.
Recuerdo
aún la época en que grandes hoteles se veían fuertemente castigados por el
impuesto a los activos empresariales. Exhibían inmensas pérdidas contables y
fiscales y por otro lado debían pagar altas sumas de dinero por contar con
instalaciones parcialmente ociosas.
Todo esto
sería un salto atrás, que nada tiene que ver con los tributos que vemos en
Europa relacionados con la tenencia de electrodomésticos, dado que los mismos
tienen como fin tratar de fortalecer sistemas públicos asociados a la tenencia
de los mismos activos, mientras que en otros casos, el objetivo es hacer las
veces de un Robin Hood que también quiere quedarse con su parte. Hasta una
próxima entrega. Http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
@wlagc
Foto: El Valle, Nueva Esparta
No hay comentarios:
Publicar un comentario