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Opinión



domingo, 25 de mayo de 2014

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 149

Cambios

Aguas arriba

Recientemente estuve leyendo un artículo de un tributarista destacado sobre la reforma tributaria, y la verdad que el principio del que parte es muy interesante, a fin de tratar de aterrizar en cuanto a que tipo de sistema tributario pudiésemos tener en el corto, mediano y largo plazo.

Sin duda alguna, es un tema fundamental para poder conocer la dirección que tomaran los negocios y capitales en general. Como siempre he hecho énfasis en este espacio, la simplificación del sistema es fundamental para poder incentivar la formalización de la economía, dado que mientras más tributos y regulaciones, más complejo será poder llevar a cabo negocios. Es crucial que se entienda que el Estado como un todo debe procurar que el contribuyente sienta que los procedimientos son sencillos, básicos y no costosos.

Puede que para algunos asesores, el tema de simplificación les pudiese resultar mal negocio en lo particular; sin embargo, si se promueve la generación de nuevos formas de generar trabajo, siempre habrá posibilidades para todos; lo correcto aquí es que se minimice la burocracia y control excesivo y migremos a sistemas más fáciles de fiscalizar y recaudar.

Aguas en el medio

En los comentarios de dicho artículo se hacía mención a tributos al patrimonio, a las transacciones bancarias y el darle nuevo protagonismo al impuesto sobre la renta. No me canso de mencionar que hace un par de décadas teníamos todo el deseo de hacer perfectible este tributo y dejar que la renta hablara por si sola. Para que esto ocurra, se requiere prosperidad.

Por otro lado, se hablaba de sincerar las exenciones y exoneraciones vigentes. Desde el punto de vista técnico, siempre se ha dicho que los tributos en general se hacen complejos, cuando se incluyen dispensas que en muchos casos no retribuyen el sacrificio fiscal y que solo se generan por pura redacción legislativa. Lo cierto es que deben sincerarse y simplificar en general la forma de tributarse.

Los tributos patrimoniales también deben aplicarse de forma racional, dado que una regla general pudiesen causar serias distorsiones en sujetos de derecho que poseen activos, pero no capacidad contributiva para poder pagar tributos, lo que en sí mismo no es una contradicción.

Aguas abajo

Es fundamental seguir trabajando en un esquema que incentive al sector productivo, que no coloque trabas y que sea sencillo para los contribuyentes y fiscales. Mientras menos tipos de tributos existan, lo que se requerirá será mayor gerencia por parte de los distintos niveles políticos, a fin de administrar los recursos que por sus competencias puedan tributar.

En países vecinos se cuenta con mecanismos con lo cual queda prácticamente gravada la renta con el pago o abono en cuenta, adicionando algunos mínimos tributables que garanticen la recaudación al menos para cubrir los aspectos administrativos de su gestión, lo que ha generado que prácticamente hayan sido eliminados en su totalidad los tributos a las ventas -y sus efectos en la inflación- que normalmente son los que mayor descontento generan.

Precedentes existen suficientes, lo importante aquí es poder tratar de armonizarlo con nuestra realidad, buscando incentivar a sectores importantes como el industrial y el turístico. Para otro día puede quedar la discusión en cuanto a qué hacer con los grandes patrimonios de algunos pocos, eso realmente lo que puede crear es un ambiente no propicio para negociar. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

Foto: Maturín, Estado Monagas

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