Aguas
arriba
Recientemente
estuve leyendo un artículo de un tributarista destacado sobre la reforma
tributaria, y la verdad que el principio del que parte es muy interesante, a
fin de tratar de aterrizar en cuanto a que tipo de sistema tributario
pudiésemos tener en el corto, mediano y largo plazo.
Sin duda
alguna, es un tema fundamental para poder conocer la dirección que tomaran los
negocios y capitales en general. Como siempre he hecho énfasis en este espacio,
la simplificación del sistema es fundamental para poder incentivar la
formalización de la economía, dado que mientras más tributos y regulaciones,
más complejo será poder llevar a cabo negocios. Es crucial que se entienda que
el Estado como un todo debe procurar que el contribuyente sienta que los
procedimientos son sencillos, básicos y no costosos.
Puede que
para algunos asesores, el tema de simplificación les pudiese resultar mal
negocio en lo particular; sin embargo, si se promueve la generación de nuevos formas
de generar trabajo, siempre habrá posibilidades para todos; lo correcto aquí es
que se minimice la burocracia y control excesivo y migremos a sistemas más
fáciles de fiscalizar y recaudar.
Aguas en
el medio
En los
comentarios de dicho artículo se hacía mención a tributos al patrimonio, a las
transacciones bancarias y el darle nuevo protagonismo al impuesto sobre la
renta. No me canso de mencionar que hace un par de décadas teníamos todo el
deseo de hacer perfectible este tributo y dejar que la renta hablara por si
sola. Para que esto ocurra, se requiere prosperidad.
Por otro
lado, se hablaba de sincerar las exenciones y exoneraciones vigentes. Desde el
punto de vista técnico, siempre se ha dicho que los tributos en general se
hacen complejos, cuando se incluyen dispensas que en muchos casos no retribuyen
el sacrificio fiscal y que solo se generan por pura redacción legislativa. Lo
cierto es que deben sincerarse y simplificar en general la forma de tributarse.
Los
tributos patrimoniales también deben aplicarse de forma racional, dado que una
regla general pudiesen causar serias distorsiones en sujetos de derecho que
poseen activos, pero no capacidad contributiva para poder pagar tributos, lo
que en sí mismo no es una contradicción.
Aguas
abajo
Es
fundamental seguir trabajando en un esquema que incentive al sector productivo,
que no coloque trabas y que sea sencillo para los contribuyentes y fiscales.
Mientras menos tipos de tributos existan, lo que se requerirá será mayor gerencia
por parte de los distintos niveles políticos, a fin de administrar los recursos
que por sus competencias puedan tributar.
En países
vecinos se cuenta con mecanismos con lo cual queda prácticamente gravada la
renta con el pago o abono en cuenta, adicionando algunos mínimos tributables
que garanticen la recaudación al menos para cubrir los aspectos administrativos
de su gestión, lo que ha generado que prácticamente hayan sido eliminados en su
totalidad los tributos a las ventas -y sus efectos en la inflación- que
normalmente son los que mayor descontento generan.
Precedentes
existen suficientes, lo importante aquí es poder tratar de armonizarlo con
nuestra realidad, buscando incentivar a sectores importantes como el industrial
y el turístico. Para otro día puede quedar la discusión en cuanto a qué hacer
con los grandes patrimonios de algunos pocos, eso realmente lo que puede crear
es un ambiente no propicio para negociar. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
Foto: Maturín, Estado Monagas
No hay comentarios:
Publicar un comentario