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Opinión



domingo, 21 de agosto de 2016

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 266

Distorsiones presupuestales

Aguas arriba


El precio de venta de un bien o servicio está asociado directamente a su costo y/o al valor de mercado de acuerdo a la oferta y demanda de un momento determinado. La combinación de una serie de elementos confluye entre sí para propiciar este fenómeno. Casos excepcionales como el de consultas médicas nos demuestra que un servicio donde la estructura de costo es bastante baja, se traduce en precios oneroso por el simple hecho de que el consumidor o usuario ha estado dispuesto pagar altas tarifas de manera prácticamente inexplicable, más allá de las valoraciones técnicas que puedan darse y que obviamente tienen un peso relativo y razonable que debe ser ponderado, pero que no necesariamente es el único calibrador.

Por otro lado, hay productos que teniendo una estructura de costos altos, terminan vendiéndose con bajos o nulos niveles de rentabilidad ya sea por control de precio o porque la oferta es tan alta que sencillamente la competencia se hace disminuyendo ganancia, lo que en normalmente genera problemas de crecimiento, a menos que el mismo se apalanque con instituciones financieras, las cuales consistentemente han dado parcialmente la espalda al emprendimiento productivo, por el hecho de no ser buen negocio en épocas inflacionarias, dado que el dinero tiene valor solo en el cortísimo plazo.

Aguas en el medio

En la otra acera están los océanos azules y productos de poca o nula producción local, los cuales se terminan convirtiendo en los reyes del mercado y terminan adaptándose a cualquier escenario por confuso y distorsionado que parezca. Puede que estos productos, servicios o sectores se conviertan en las joyas de la corona por un tiempo finito (dado que prácticamente todo sector nació en dichas condiciones), pero que por falta de innovación eventualmente se conviertan en más del montón y terminen construyéndose un océano rojo difícil de transitar. Lastimosamente, pareciese que en estos momentos, cualquier cosa que se produzca será un éxito, por lo que el gran reto será librarse de los temores obvios por los riesgos asociados que en la actualidad existen y que pocos están dispuestos a sobrellevar.

Todos ellos confluyen en el mercado y necesitan de condiciones mínimas para poder generar negocios de forma razonable, requiriendo no sólo del apoyo del Estado como garante del derecho, sino también de empresarios serios y dedicados que realmente se esfuercen en determinar en detalle sus procesos, mientras que en simultáneo producen bienes y/o prestan servicios de calidad que se distingan de la competencia. Allí lamentablemente en muchos ocasiones no tenemos mucho que ofrecer, dado que la subsistencia de los negocios radicará en la investigación y desarrollo, área que ha sido desatendida en importantes industrias que indudablemente requieren de todo ese ingenio para sustituir materia prima, en momentos en los cuales importar se convierte en una proeza.

Aguas abajo 

Con contadas excepciones, todos estos tipos de negocio se deben fundamentar  en una definida estructura de costos que les permita prever de forma sistemática el comportamiento  de variables internas y externas. No evaluarlas, genera más problemas que hacen que sea bastante cuesta arriba mantenerse en pie, y en muchos casos, se logra con sacrificios adicionales de socios y terceros que se empeñan en oxigenar emprendimientos poco analizados.

Una de las variables más importantes son el costo de la nómina y todo lo que está alrededor de ello.  Lo ideal es que se trabaje en función a presupuestos y flujos de caja que permitan predecir los esquemas de negocios que llevemos a cabo y lo lógico es que estemos en la posición de determinar niveles de precio de forma bastante precisa por un lapso no inferior a un año, lo que sin duda alguna dará confianza a todos del camino que se esté tomando. Bajo un esquema de aumento de salarios no programados, se hace arduo este análisis.


No tener la posibilidad de planificarse, o el hacerlo pero tener que cambiar el rumbo 6 y 7 veces en un mismo año, no beneficia a la generación de emprendimientos, dado que propicia la contratación controlada de trabajadores, con beneficios limitados y pocas expectativas de crecimiento, lo que es exactamente lo contrario a lo esperado. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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