Un nuevo perfil
Aguas arriba
En un día normal se deben hacer cientos de gestiones en cientos de institutos de diferente octanaje, donde en cada uno existen procedimientos, pagos de distinta índole y en muchos casos unas cuantas trabas que se entrelazan entre si e impiden que puedan finalizarse en un tiempo razonable en el mejor de los casos.
Normalmente se convierten en un viacrucis que nos demuestra todo el aguante que podemos tener bajo circunstancias desfavorables.
En el peor de los casos, puede que los mismos nos compliquen todo hasta niveles insólitos evitando que podamos cumplir con nuestro objetivo. El problema no es tan solo que no podamos cumplir con ese papel, trámite o alcabala, el problema verdadero es que esto nos imposibilita la obtención de otro bagaje de documentos, certificaciones y/o autorizaciones que limitan nuestro andar técnico - profesional, socavando así el accionar en nuestro campo.
Cualquiera pudiese decir que querer es poder, y con esto nace la figura del gestor, el cual con un mínimo esfuerzo logra tener resultados que se nos hacen ajenos, cosa que se nos vuelve increíble de creer -y hasta risible- porque no sabemos si somos unos perfectos idiotas o inútiles. Tiendo a no saber en qué lote ponerme, dado que a veces hasta para los gestores es difícil –parece que las influencias también tienen sus límites-.
Aguas en el medio
Lo cierto es que de cara a propios y extraños, tendemos a entender que los procedimientos que están no favorecen para la obtención del objetivo o la cantidad de los mismos es tal, que tienden a abrumar a las organizaciones y a los particulares.
Esto sin duda alguna hace que estemos constantemente balanceándonos en el hilo de la ética para no coincidir con la máxima que Maquiavelo nos entregó. Por si fuera poco, las reglas internas –no legales- sobrepasas a las reglas escritas, por lo que hay que ir preparado para todo.
Luego de todo este vaivén, me topo con el perfil ideal que según una destacada institución académica debemos tener las personas que gerenciamos en estos tiempos y leo valores como la honestidad, la lealtad, la profesionalización, la actitud positiva ante el cambio y para rematar, un sentido del humor a prueba de balas.
Aguas abajo
Con esto veo, que para ser excelente gerente, hay que contar con recursos ilimitados -para cumplir con tiempo y dinero ante las exigencias- y un olfato de goleador -aprovechando que es época de fútbol- para tomar ventaja de las situaciones que atravesamos. Aparte de todo ese perfil, hay que tener mucha paciencia y dotes histriónicas, porque hacer un trámite y no aparentar morir por dentro lentamente es sencillamente todo un logro digno del Óscar a mejor actor.
En casi todos los trámites, es preferible lucir, hablar y vestir como un completo ignorante, dado que todo dejo de inteligencia o profesionalismo genera automáticamente que nuestro requerimiento se convierta en el último de la lista.
Por lo pronto, optaré por poner ese perfil como mapa mental para tratar de mejorar en lo posible mis carencias puertas adentro y aplicar la máxima de mi madre que siempre dice que es mejor pasar por tonto. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
Foto: Isla de Margarita, Nueva Esparta
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