Medidas anticorrupción
Aguas arriba
La corrupción es uno de los flagelos más terribles de la
historia contemporánea del hombre. Lamentablemente se ha vuelto algo tan
sistémico, que hasta cotidiano parece. Se ve no solo en lo público, sino
también en lo privado y empieza a convertirse rápidamente en un elemento que
tiende a formar parte del ADN colectivo y con ello de nuestra idiosincrasia,
convirtiéndose así en un atributo nada llamativo para terceros que por un
asunto de valores no aceptan ser parte de un sistema que llega a muchos niveles
neurálgicos al momento de llevar a cabo negocios de fuente inicial licita.
En un mundo tan globalizado, los indicadores de corrupción
se vuelven un elemento importantísimo al momento de iniciar proyectos, dado que
se puede convertirse en un gran obstáculo durante el proceso de diseño, puesta
en marcha y activación de cualquier emprendimiento. Incluso, se vuelve piedra
de tranca en los escenarios donde la liquidación es una necesidad.
La burocracia, los trámites excesivos, la discrecionalidad,
los controles, alcabalas y la crisis perse, hace que la forma más expedita de
alcanzar algún objetivo en tiempo razonable sea auspiciada por actos moralmente
cuestionables para ambas partes involucradas y el problema se extrapola cuando
se concede a venia de que es absolutamente cotidiano y necesario.
Aguas en el medio
Los sistemas económicos sofisticados permiten los procesos
fluyan de forma natural y expedita, donde los protocolos son diseñados de tal
forma, que los funcionarios no tienen mayor toma de decisiones. Con esto se
logra evitar la utilización de prácticas desleales y garantiza que el toque
humano sea mínimo.
De igual forma, la posibilidad de hacer reclamos formales
están debidamente instrumentados, permitiendo que la actuación de cualquier
funcionario público sea cuestionada en el caso que sea necesario, sin necesidad
de recurrir a tecnicismo legales complicados para cualquier persona de a pie,
logrando así la tan ansiada justicia equitativa para todos los sujetos de
derecho que hacen vida. La sumatoria de todo esto, permite que los
procedimientos funciones y con ello se dan condiciones que motivan a emprender,
gestionar y participar.
Indudablemente esto es algo que ocurre en todas las
latitudes; no obstante, Reino Unido y Alemania son solo un par de
jurisdicciones que se preocupan realmente por crear medidas anticorrupción que
den condiciones para poder mitigar riesgos de esta naturaleza, siendo fácil de
percibirlo con tan solo pisar sus respectivos aeropuertos.
Aguas abajo
El simple hecho de existir entes independientes encargados
de vigilar la manifestación de riquezas de personeros públicos y las constantes
campañas para regularizar hechos de dudosa reputación, son solo algunos de los
ejemplos que se pueden ver con altísima frecuencia por aquellos lares.
Sencillamente, se vuelve deshonroso ser considerado corrupto y el castigo es
imparcial y ejemplar.
Probablemente, Alemania sea el líder en esta área, dado que
la recepción de sobornos para locales y extranjeros es fuertemente castigado,
por lo que el seguimiento a transacciones inusuales, el análisis detallado de
los bienes de personas a todo nivel y una mención aparte para los funcionarios
públicos, hace que sea un negocio altamente riesgoso entrar por el lado oscuro
de la corrupción, convirtiéndose en un camino sin retorno y con un final
altamente previsible.
Penas restrictivas, confiscación de bienes, inhabilitación y
multas son el coctel perfecto para evitar que funcionarios públicos y
trabajadores privados se dejen tentar y fomenten con ello problemas de imagen
que evitan que los mercados se vuelvan atractivos producto de la trágica viveza
local. Hasta una próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
Foto: Movart, oficina GGS Puerto Ordaz
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