Reciclaje
Aguas arriba
La cantidad de basura que vemos en calles de nuestras
distintas ciudades es algo realmente deplorable, angustiante y además digna de hacernos
sentirnos avergonzados (en estos momentos hay mucho de que sentirse
avergonzado). Botar basura en la calle es la manifestación más grande de anti
ciudadanía. Con ello (como en muchas otras acciones que cometemos), nos
convertimos en seres realmente viles, obviando lo que debe ser una sana
convivencia. En ese momento (que puede ser recurrente y sistemático), consideramos
que no nos importa en lo absoluto nuestros semejantes, ni el medio ambiente.
Obviamente, este evento se da por la poca o nula cultura
ciudadana, la cual se cultiva en los hogares y se refuerza con la educación
formal. Esta última no puede ser la protagonista, dado que los que
verdaderamente deben velar por un comportamiento socialmente adecuado son
padres y representantes, los cuales con el ejemplo deben mostrar el camino.
Más allá de ese hecho social, hay un evento económico que es
tan importante como el primero. Nuestra sociedad nunca ha estado orientada al
reciclaje y mucho menos los entes gubernamentales han dado pie para que
organizaciones preparadas para ello, ejerzan una actividad, la cual puede traer
beneficios a la sociedad (limpieza y salubridad) y beneficios económicos para
empresas del ramo.
Aguas en el medio
Vivimos para la estadística, pero en las últimos dos décadas
eso no ha sido nuestro fuerte, por lo que es poco probablemente que conozcamos
con mediana exactitud, sobre la cantidad de desperdicios que son botados
apropiadamente o no por los habitantes de cada ciudad, por lo que siendo así, es
impensable tratar de calcular cuánto de esa basura se podría ser reciclada y de qué tamaño sería la industria
que se encargase de recolectarla, seleccionarla y reinsertarla en el sistema
nuevamente como un producto terminado o en proceso.
Son incalculables los beneficios que podría traer esto en lo
económico y social. Hace falta solo tener el ingenio suficiente y los recursos
disponibles a fin de poder crear junto con el Estado, oportunidades de negocio
atractivas para todos, que mejoren la forma como vivimos y que incluso permita
que las familias reciban beneficios por clasificar apropiadamente sus desechos.
Lamentablemente, los vertederos de basura se han convertido en un pedazo de
tierra que quisiéramos hacer una implosión para más nunca saber de ello. Lo
peor es que familias de las clases más desposeídas lo usan para subsistir, convirtiéndose
en algo aún peor.
Según datos de ECOCE (asociación sin fines de lucro dedicada
al ambiente en México), en la basura pueden conseguirse oportunidades
importantes de productos de papel y carbón (14%), vidrio (7%), plásticos (6%) y
metales (3%), lo que deja un abanico de posibilidades al momento de diseñar
modelos de negocio que giren en torno a ellos.
Aguas abajo
En muchos países desarrollados (y no), se imparten estudios
a todo nivel para poder proponer formas eficientes de emprender negocios en
este sector. Incluso, se abre la posibilidad de hacer que este proceso se
convierta en un bien exportable, que pueda retornar al país en forma de
juguetes, bolsas y zapatos (para el caso del plástico) o de papel periódico y
servilletas (para el papel), según sea el caso. Lo cierto es que pueden
convertirse aliados de empresas de un calibre particular, siempre y cuando se
haga el plan apropiado para su ejecución.
Primeramente debe darse un cambio cultural, luego de ello
debe venir una expectativa de ganancia y por último debe haber un negocio
interesantemente rentable para el emprendedor. Todo esto acompañado del
respaldo de un Estado consiente de que el privado debe generar rentabilidad,
mientras en simultaneo incentiva la salubridad, el reciclado, el empleo
productivo y una oportunidad emprendedora para cada persona que camina por la
calle.
Desafortunadamente, es poco común conseguirnos cestos de
basura en las aceras, es imposible ver mensajes que hagan reaccionar a la
gente, no existen funcionarios públicos que supervisen está falta de cultura y
que sancionen de manera ejemplarizante el mal comportamiento y además se
subutilizan recursos que tiene el Estado y que no son ejecutados por múltiples
razones. En paralelo a esto, muchos países hacen cosas para hacer crecer la
industria del reciclaje, mientras nosotros no queremos asumir riesgos que luego
no sean respetados en lo jurídico. Todavía queda mucho por hacer en materia de conciencia
ciudadana (del Estado) y de
emprendimiento. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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