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Opinión



domingo, 30 de agosto de 2015

Actualidad financiera y fiscal en El Diario de Guayana N° 215

Reciclaje

Aguas arriba


La cantidad de basura que vemos en calles de nuestras distintas ciudades es algo realmente deplorable, angustiante y además digna de hacernos sentirnos avergonzados (en estos momentos hay mucho de que sentirse avergonzado). Botar basura en la calle es la manifestación más grande de anti ciudadanía. Con ello (como en muchas otras acciones que cometemos), nos convertimos en seres realmente viles, obviando lo que debe ser una sana convivencia. En ese momento (que puede ser recurrente y sistemático), consideramos que no nos importa en lo absoluto nuestros semejantes, ni el medio ambiente.

Obviamente, este evento se da por la poca o nula cultura ciudadana, la cual se cultiva en los hogares y se refuerza con la educación formal. Esta última no puede ser la protagonista, dado que los que verdaderamente deben velar por un comportamiento socialmente adecuado son padres y representantes, los cuales con el ejemplo deben mostrar el camino.

Más allá de ese hecho social, hay un evento económico que es tan importante como el primero. Nuestra sociedad nunca ha estado orientada al reciclaje y mucho menos los entes gubernamentales han dado pie para que organizaciones preparadas para ello, ejerzan una actividad, la cual puede traer beneficios a la sociedad (limpieza y salubridad) y beneficios económicos para empresas del ramo.

Aguas en el medio

Vivimos para la estadística, pero en las últimos dos décadas eso no ha sido nuestro fuerte, por lo que es poco probablemente que conozcamos con mediana exactitud, sobre la cantidad de desperdicios que son botados apropiadamente o no por los habitantes de cada ciudad, por lo que siendo así, es impensable tratar de calcular cuánto de esa basura se podría ser  reciclada y de qué tamaño sería la industria que se encargase de recolectarla, seleccionarla y reinsertarla en el sistema nuevamente como un producto terminado o en proceso.

Son incalculables los beneficios que podría traer esto en lo económico y social. Hace falta solo tener el ingenio suficiente y los recursos disponibles a fin de poder crear junto con el Estado, oportunidades de negocio atractivas para todos, que mejoren la forma como vivimos y que incluso permita que las familias reciban beneficios por clasificar apropiadamente sus desechos. Lamentablemente, los vertederos de basura se han convertido en un pedazo de tierra que quisiéramos hacer una implosión para más nunca saber de ello. Lo peor es que familias de las clases más desposeídas lo usan para subsistir, convirtiéndose en algo aún peor.

Según datos de ECOCE (asociación sin fines de lucro dedicada al ambiente en México), en la basura pueden conseguirse oportunidades importantes de productos de papel y carbón (14%), vidrio (7%), plásticos (6%) y metales (3%), lo que deja un abanico de posibilidades al momento de diseñar modelos de negocio que giren en torno a ellos.

Aguas abajo

En muchos países desarrollados (y no), se imparten estudios a todo nivel para poder proponer formas eficientes de emprender negocios en este sector. Incluso, se abre la posibilidad de hacer que este proceso se convierta en un bien exportable, que pueda retornar al país en forma de juguetes, bolsas y zapatos (para el caso del plástico) o de papel periódico y servilletas (para el papel), según sea el caso. Lo cierto es que pueden convertirse aliados de empresas de un calibre particular, siempre y cuando se haga el plan apropiado para su ejecución.

Primeramente debe darse un cambio cultural, luego de ello debe venir una expectativa de ganancia y por último debe haber un negocio interesantemente rentable para el emprendedor. Todo esto acompañado del respaldo de un Estado consiente de que el privado debe generar rentabilidad, mientras en simultaneo incentiva la salubridad, el reciclado, el empleo productivo y una oportunidad emprendedora para cada persona que camina por la calle.


Desafortunadamente, es poco común conseguirnos cestos de basura en las aceras, es imposible ver mensajes que hagan reaccionar a la gente, no existen funcionarios públicos que supervisen está falta de cultura y que sancionen de manera ejemplarizante el mal comportamiento y además se subutilizan recursos que tiene el Estado y que no son ejecutados por múltiples razones. En paralelo a esto, muchos países hacen cosas para hacer crecer la industria del reciclaje, mientras nosotros no queremos asumir riesgos que luego no sean respetados en lo jurídico. Todavía queda mucho por hacer en materia de conciencia ciudadana (del Estado)  y de emprendimiento. Hasta la próxima entrega @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/

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