Inteligencia empresarial
Aguas arriba
El rol del asesor ha estado en un constante ascensor de
subida y bajada, producto de las condiciones que se nos han presentado en las
últimas dos décadas. Desafortunadamente este elevador ha estado más de bajada
que de subida; no obstante, los riesgos asociados si se incrementan de forma
importante, por lo que definitivamente el asesor se mantiene constantemente debajo
del “spotlight”. Pareciese que existe una guerra interior en las compañías para
dejarse asesorar de forma eficiente; pocas tienen un grado de conciencia
apropiado como para aceptar que el conocimiento debe estar en ellos y que el
consultor debe venir con ideas frescas y aplicables, para poder gerenciar de
forma razonable en un ambiente tan riesgoso. Es un asunto más de lectura.
La información contable es prácticamente inservible en la
actualidad (con el perdón de los puristas en la materia), por lo que no se
convierten en una fuente importante para la toma de decisiones; siendo así, el
rol del asesor debe estar dirigido principalmente a canalizar la identificación
de oportunidades de negocio y por sobre todo a tratar de generar un ambiente de
procedimientos y control que garantice que las organizaciones funcionen de
forma apropiada para los fines económicos y que eso de una u otra forma genere
la plataforma para que esté preparada para tiempos mejores. Eso puede tener
connotaciones tributarias, contables o gerenciales. Lo importante es agregar
valor.
Un esquema tributario que no da permiso para hacer grandes
maniobras, acompañado de un sistema de cambio asfixiante que ya está caduco
pero que en el papel se mantiene en pie, la vigencia de la normativa laboral
más compleja de este lado del mundo, inamovilidad para los trabajadores que no
aportan y que por el contrario arremeten contra el emprendimiento, sindicatos
en ciertas zonas del país con una misión bizarra muy clara y desaparición total
de indicadores financieros, crean al juntarse un coctel explosivo para prácticamente
todos los sectores.
Aguas en el medio
Cuando toda esa información desemboca en reportes
gerenciales, generan un producto que puede que no tenga algún tipo de sentido
práctico, por lo que carece de valor en el momento de tomar decisiones y de una
u otra forma el asesor queda desencajado en un contexto que no admite como
respuesta la simple lectura de un artículo de la ley o del párrafo de alguna
norma, dado que pareciere que por lo pronto, lo más importante es hacer
negocios y mantenerse. Si los números dan otra cosa, pero el producto se está
logrando colocar en el mercado con algún “gap” beneficioso, es suficiente para
continuar por esa vía, volteando siempre para mirar los costos.
¿Es esto volver a lo empírico? No creo, dado que por el
contrario, se debe tomar lo mejor de prácticas más sofisticadas, donde cada
procedimiento cuenta y cada centavo se vuelve imprescindible al momento de
hacer negocios. Se debe analizar hacía donde se está moviendo el dinero y ver a
conciencia si el efecto está perjudicando al negocio en sus números.
En este esquema, queda atrás totalmente el paradigma de la
lectura literal de un papel y se vuelve necesario que el asesor este en la
capacidad de ver lo que está alrededor y en función a eso serle útil a sus
clientes y relacionados, en un contexto tan ajeno a lo lógico.
Aguas abajo
Jurisdicciones más sofisticadas utilizan al “business intelligence” como la forma más
eficiente de hacer negocios en mercados competitivos, logrando poder entender
el entorno y transformarlo en acciones tangibles y rentables.
Poder conseguir información en su estado más natural y poder
convertirla en algo con sentido, es fundamental cuando vivimos en países donde
la rentabilidad se logra si y solo si entendemos que está pasando a nuestro
alrededor y logramos anticiparnos a hacer cosas innovadoras producto de ese
estudio.
Poder mover un producto de lugar en el anaquel, entender el patrón
de consumo, poder saber que productos pueden servir para sustituir nuestra
materia prima, que productos terminados son requeridos por el mercado y tantas
otras variables hacen que realmente el asesor termine siendo una persona con
capacidad de entender y dar ideas que permitan moverse en los mercados y
avanzar.
Lamentablemente, nuestra situación actual no es esa, dado que el
objetivo es producir a toda costa, considerando que el mercado lo absorberá sin
mayor problema, con solo estar en el anaquel disponible.
No toda la vida estaremos en este escenario, por lo que
eventualmente deberemos estar preparados para poder hacer este tipo de lecturas
y dejar de ser recitadores de artículos y párrafos para saciar el ego propio,
mientras los que están alrededor escuchan con asombro por la sobredosis de
buena memoria. Hasta la próxima entrega. @wlagc http://actualidadfinancierayfiscal.blogspot.com/
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