Domingo,
22 de enero de 2017 N° 286
Aguas
arriba
El
aspecto gerencial es un tema que urgentemente debe ser atacado
organizacionalmente, considerando el efecto significativo que tiene sobre las
empresas que vivirán un 2017 de pronóstico reservado. Prácticamente, pudiésemos
hablar de sobrevivencia en un ambiente tan confuso como el que se vive en
Venezuela y muchos otros países del mundo. No bastará ser talentoso, para poder
salir con bien. Se requerirá experiencia, técnica y academia.
Por
excelencia, el gerente venezolano constantemente vive reaccionando ante
circunstancias no previstas, ya sea por ignorancia consumada o por exceso de
tareas innecesarias y no acordes al título de "gerente" -con todas
sus letras, tareas y atribuciones-. Esto hace que ciertamente se conviertan en
gestores, firmas autorizadas de cheques y en el peor de los casos conserjes de
los negocios o empresas donde hacen vida. Esto en parte es atribuible a dueños
y gerentes generales que no tienen la menor intención de delegar funciones
neurálgicas, porque no quieren, no confían, no saben o todas las anteriores.
Aguas
en el medio
La
verdad es que tareas rutinarias y absurdas los alejan del rol gerencial, inhibiéndolos
a ejecutar actividades que agreguen valor. La posibilidad y capacidad de
"tomar decisiones" será la panacea entre definir a un profesional
como gerente o sencillamente como técnico - operario.
Cuando
se le pregunta a un gerente actual sobre la filosofía organizacional y
planificación estratégica del sitio donde labora, se les nota rápidamente un
gran signo de interrogación, restando mérito a las expresiones antes citadas, justificado
en la escasez de tiempo para al menos investigarlas y el momento histórico que
vivimos. Una cosa lleva a la otra, dado que en principio se reacciona atacando
la herramienta y no aplaudiendo los beneficios que puede traer para cualquier
entidad con deseos de ser longeva.
El
asunto no tiene como fin hacer leña del árbol caído, dado que es solo la punta
del iceberg. Si al gerente no le interesa este tipo de tema, es sencillamente
porque a la junta directiva tampoco le importa mucho, siendo así, todo termina
siendo parte de una bizarra cultura organizacional, que solamente los aleja de
las mejores prácticas empresariales. Tener una preparación más allá de la
lógica y arquitectura actual, generará beneficios invaluables en el medio y
largo plazo.
Aguas
abajo
El
gran problema se centra en el hecho cierto de que estamos debajo de una gran
nube negra que no nos permite entender que es transitoria, por lo que lo
importante será hacer esas pequeñas jugadas técnicas que nos den fortaleza y
nos permita estar a la altura de las circunstancias actuales, mientras que al
mismo tiempo se propician mejoras que paulatinamente se vayan incorporando, las
cuales serán claves dentro de contextos más competitivos.
Ante
esto, muchas veces se suele escuchar que “ya se es exitoso sin necesidad de
tantos artificios”, y la verdad es que es difícil rebatir dicha expresión si
los hechos son tangibles. Lo cierto es que la evidencia también arroja que ante
ambientes tan adversos -como el que vivimos y viviremos- hay que tomar lo mejor
de cada lado en pro de aguantar el diluvio más grande que hemos visto.
Lo
que si es cierto, es que en la actualidad valoramos altísimamente temas como
las finanzas, nuevas tecnologías y el correcto trato al talento humano. Siendo
así, ya estamos en el camino de entender que en tiempos de crisis se debe dar
correcto y justo uso a todos los recursos organizacionales, mientras en simultáneo
tomamos lo mejor de la excitante movida tecnológica y con ello sentamos bases
para mantenernos en los mercados por largo rato.
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