Es frecuente escuchar análisis que incluyen al proceso de
internacionalización como la gran solución
a los problemas. Ciertamente, llegar
a ese punto suele ser un momento que conlleva a tener altas dosis de adrenalina, pero al mismo
tiempo, debe ser analizado de la forma más objetiva posible; de lo contrario “la
gran solución” puede convertirse en la “gran pesadilla”.
En función a ello,
destacamos cuatro puntos que deben ser estudiados antes de pensar en un
proyecto overseas.
Simplifique y sistematice el proyecto local que sirve de inspiración. Estamos partiendo del hecho de que usted es exitoso en lo que hace en su país de origen, en función a ello, debe tener todos los detalles bien analizados. El modelo de franquicias da reglas bien claras de lo que debe ser un negocio para poder ser replicado (utilícelo como punto de referencia). Siendo así, usted debe preocuparse por tener todo identificado, con procedimientos de sencilla ejecución y reglamentado. No debe haber margen de error en lo absoluto. Recuerde que los errores que ve en su país de origen pueden ser menores, pero en exterior es altamente probable que den punto y final a su idea de negocio.
Cada país tiene un sistema
político y legal que lo regula; en función a ello, lo primero que debe
hacer es analizar con profundidad los requisitos y deberes que existen para
empresarios interesados en invertir. Recuerde que usted es extranjero, y debe
ir a jugar a la otra cancha con la claridad total de las reglas de juego, de lo
contrario, corre el riesgo de salir expulsado antes de finalizar el primer
tiempo, lo que conllevaría a la pérdida de recursos y tiempo. Es importante que
se asesore con especialistas del país de origen y lo amplíe con sus propias
indagaciones. Recuerde algo de suprema importancia; si pregunta a profesionales
no muy bien informados, las respuestas serán no muy acertadas. Eso multiplicará los riesgos inherentes, mal inicio.
Visite el país
receptor de la inversión tantas veces sea necesario. No escatime
erogaciones destinadas a hacer análisis de mercado, logrando con ello construir
un business plan que le permita tener
una muy buena aproximación de lo que vendrá. Muy pocas veces sirve ver la obra detrás
bastidores; es necesario que usted se empodere de todo y pueda construir un
plan en torno a lo vivido y percibido (más las apreciaciones de los especialistas que lo estén apoyando en el proceso). Recuerde que la idiosincrasia cambia de
país a país, y por más que se lo expliquen, la única forma de entenderlo es viviéndolo
en carne propia. Camine, converse, entienda, escuche, pregunte. Todo lo que
haga en tierras lejanas, debe estar fundamentado en el código de necesidades de
sus potenciales clientes, no en lo usted cree.
Empodérese o deléguelo
en alguien a tiempo completo; no logrará comenzar un proyecto en otro país,
si no existe una persona o grupo de personas entregadas al proyecto en cuerpo y
alma. Olvídese del apoyo itinerante, eso solo funcionará en las primeras de
cambio, luego de ello se requiere del ojo del dueño del ganado para con ello ver crecer
algo de la nada. Tome lo bueno de su país de origen, olvídese de las malas
prácticas y preocúpese por dar el mejor servicio o producir el mejor bien, en
favor de sus nuevos clientes.
El tiempo lo recompensará con creces, mientras ve
como su marca se hace cada vez más fuerte.